Capitulo Dieciocho.

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[Martes]

Desperté algo adolorida, sentía un peso en todo el cuerpo y además parecía estar atada. Mire a los lados y me encontré con una habitación blanca así que tengo dos opciones.

Estoy muerta o estoy en el hospital.

Vote por la más obvia, Ja, llevo ya dos veces aquí en un solo mes, he roto mi propio récord.

Me incorporé en la camilla y toqué el botón de la lado, ya estoy bastante acostumbrada a estar aquí y conozco todo lo que tengo que hacer.

Ahora mientras espero que llegue mi enfermera debo ordenar mis pensamientos un poco.

Thomás estaba besando a Amelia... Bueno, no tengo el porque molestarme pero aún así me duele el saber que fuí remplazada.

También está el tema de la loba esa, ¿Cómo se llamaba? No lo recuerdo pero se que dijo que era parte de mi ¿A qué se refería? No sé pero debo descubrirlo.

Las pesadillas; las pesadillas o sueños con mi madre, no se cómo decirlo, son demasiado reales.

Me está empezando a doler la cabeza y a marearme, volteo a ver y sonrió al notar que Susan, mi enfermera, ya estaba aquí.

-Creí que no te vería durante el resto de mes — me dice sonriente — ¿Cómo te sientes? — asiento y ella ya sabe que es un "bien" — ¿Recuerdas todo?.

Me pongo a pensar y en realidad no, no entiendo porque de nuevo estoy en el hospital. A lo mejor se me bajó la azúcar o se me disparó la tención.

-Te atropelló un carro, estabas parada en medio de la calle hablando sola — la miro impactada — ¿Porqué?.

-Yo…vi a mamá...

No tuve que decir otra palabra porque ya estaba entre sus brazos, empecé a llorar ante el recuerdo, me da dolor aún.

Es que no lo entiendo, no logró entender, ¿Como pudo ser que en un momento haya estado feliz conmigo y de repente muriera? Los doctores dijeron que no fue un paro cardíaco ni nada por el estilo. Ella no sufría de ninguna enfermedad, no tiene sentido una muerte así.

¿Que le pasó?

Esa pregunta jamás tendrá una respuesta y solo me llena más de dolor el saber que nisiquiera voy a conocer la verdad.

El teléfono de la enfermera empieza a sonar y ella se aleja para responder.

Luego de un rato vuelve a mi con una ceja levantada.

-Oye kat ¿A quien esperas?.

-A nadie ¿Porqué?

-Te busca un chico y no es Thomás, me an informado que tiene una cicatriz en la ceja...

No le preste atención y sonreí asintiendo repetidas veces para que lo dejara entrar. Me miró riendo y se fue a buscarlo.

Joseph se está volviendo un compañero muy leal para mí, aún no lo considero un amigo pero si se aserca a serlo, la idea de que venga a visitarme me da mucha alegría porque significa que se preocupa por mí.

Un gesto muy tierno de su parte.

Veo la puerta abrirse nuevamente y de ella entra Joseph acompañado de Juan, osea, mi Juanito alimaña.

-Hola princesa ¿Que tal? — me saluda Juan — ¿Cómo te sientes?.

-Mareada y confusa pero estaré bien — le sonreí como niña pequeña y me entregó una bolsita con caramelos — ¿Para qué es esto?.

-Para tu, comelos.

No espere más órdenes y abrí un bombón, lo probé y sabía riquísimo, me deleite comiendo casi de todo.

Al cabo de un rato ya había vaciado la bolsa entera.

-¿Sabes que tenía droga? — me dice Joseph divertido. Lo miro con los ojos como platos por la impresion y este solo se hecha a reír — es broma.

-Qué gracioso tú — digo sarcástica — Gracias por venir a verme.

-Siempre será un placer mi Reyna.
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En medio del caos⅓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora