CAPITULO 1: UN PAJARO SIN ALAS

1 1 0
                                    

—¡Mike, hijo! —el sonido de unas llantas rechinando llegó a mis oídos junto al de unos vidrios rompiéndose.

—¡Mamá! —dije en un grito ahogado el cuál se replicó una y otra vez, esos ecos fueron interrumpidos debido a que mis ojos fueron bañados por una luz brillante y entonces me di cuenta que todo aquello era un sueño.

-¿Qué hora es? —me pregunté con rapidez tras abrir salir de ese recuerdo que me había llenado de aguas agrias de culpa y tristeza, aquellas sombras que no me abandonaban y que asechaban mi alma, escapé pero aún seguía hundido.

Las lágrimas se desbordaron.
"Quizás aquel accidente en el cuál mis padres perdieron la vida fue mi culpa, yo fui quien los mató"
Mi mente se contaminaba, se aturdía, me encerraba en una jaula como si fuera un pájaro al cual le habían cortado las alas.

—No, no fue mi culpa, no... —empezé a apretar mi pecho con mi mano y mi corazón se convirtió en una montaña rusa la cual no paraba, mi vista se nubló. Me ahogaba. Me sofocaba. El oxígeno se terminaba.

—¡Hermano ya llegué! —la voz de mi hermana tocó mis oídos.

—Estoy... Necesito — mis palabras se atoraban y se acumulaban con una gran sencillez que me causaba terror.

—¿Qué sucede? —escuché su voz cada vez más cerca de mi.

—Yo... No puedo respirar

—Ay Dios mío no puede ser, todo va a estar bien, yo estoy aquí, no pasará nada te lo juro, calla esas voces de tu mente -se arrodilló enfrente de mi.

Empezé a respirar profundo tal y como ella lo empezó a hacer.

Después de unos minutos de llevar a mi corazón el suficiente oxígeno como para aclarar mis ideas le pregunté: —Dudo que estés aquí para visitarme

Ella bajó la cabeza y no logré distinguir su expresión pero supe que contenía tristeza.

—Isaac y yo... Terminamos, pero bueno no importa, lo que tiene verdadero valor es tu bienestar y...

—Claro que es importante, lo amas, tu corazón sigue flotando a su alrededor y será difícil hacerlo volver

—Tienes razón pero... No puedo, simplemente no puedo más, todo está pasando muy rápido —su voz se empezó a cortar y las palabras se ahogaban a lo igual que sus ojos verdes, se ahogaban en aguas peligrosas, en aguas de dolor.

Mis largos brazos rodearon su pequeño cuerpo y se mantuvieron así un buen rato hasta que la tormenta pasó.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 01 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Amor a domicilio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora