Mi querido demonio | Sonamy

Prólogo

Amy, una eriza rosada de ojos verdes, se encontraba en medio de la nada, frente a una rosa blanca que parecía llamar su atención. Su mano se acercó instintivamente y rozó uno de los pétalos. De repente, gotas rojas cayeron sobre la flor, como si la propia rosa sangrara.

Amy abrió los ojos desmesuradamente y alzó la mirada. Frente a ella, un erizo azulado emergió de la oscuridad. Parpadeó, y Amy estaba a punto de acercar su mano cuando una voz grave y ominosa la detuvo.

- Amy.

Volvió la cabeza y se encontró con Sonic, su versión corrupta. Su piel pálida y ojos negros con pupilas rojas parecían absorber la luz. Las garras que sobresalían de sus guantes parecían listas para atacar. Junto a él, el cuerpo decapitado de un zorro anaranjado y las extremidades de sus colas yacían inertes.

Amy gritó horrorizada y retrocedió temblorosamente. Sin pensarlo, corrió. Los árboles surgieron a su alrededor, y los cuervos volaban, dejando caer sus plumas negras como lágrimas.

La persecución continuó hasta que Amy tropezó con algo. Al levantarse, descubrió con terror que era el cuerpo destrozado de Sally, una ardilla de cabello rojizo y ojos azules.

- ¡Oh, no, no! ¡Sally! - exclamó, desgarrada por el dolor.

Los cuervos se acercaron, picoteando su cuerpo, y Amy sintió un dolor insoportable. Su visión se tiñó de rojo, y todo se sumió en el silencio.

Sonic emergió en un campo de rosas blancas, pero la lluvia de sangre las tiñó de rojo. En sus brazos, Amy yacía inmóvil, su cuerpo cubierto de suturas irregulares, como si hubieran intentado coserla de nuevo. Su ojo izquierdo estaba cerrado con una sutura gruesa, y su boca estaba sellada con un hilo negro, silenciando su voz. Su ojo derecho, negro como la noche, brillaba con una pupila roja, un resto de vida en un cuerpo destrozado.

Amy se sobresaltó, tocó su cuerpo y su rostro, y corrió al baño a mirarse al espejo. Estaba intacta.

- Oh, chaos... - susurró, aún temblando.