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Acordaron que irían a la "base" de los leones por la noche, del próximo día.
Iban a prepararse en las horas que faltaban. Gohin les enseñaría a pelear. Bueno, a Hashi. Legoshi ya tenia nociones.

Aún no amanecía.
El reloj marcaba las una y veinte. Se habían quedo a dormir, en una habitación que Gohin usaba como almacén. Tuvieron que limpiarla ellos mismos, porque el anfitrión alegó estar "resfriado".

Legoshi no podía dormir. Su mente estaba repleta de pensamientos e ideas.
Creía que él no tenia razones para rescatar a Haru. Ni siquiera sabía porque lo hacía. Es cierto que no quería perder a una amiga, pero... ¿A que costo? Ponía su vida en riesgo al tratar de ayudarla y no ganaba nada.
Ya no podía retractarse. Estaba ahí. No había vuelta atrás.

En realidad, esa no era el motivo de su insomnio. Era su forma de esquivar el verdadero problema: Louis.

¿Qué iba hacer ahora?
Su mundo tambaleó por un instante, dejando secuelas, ante tal impactante revelación. Se pasó toda la tarde, analizando las palabras, intentando convencerse que él no tenia porque sentirse triste.
Recordó todo lo que vivió durante los años pasados. Notando que en ocasiones, Louis era visto por el club de jardinería. Ahora sabía, que no iba a pedir flores para la utilería.
Claro que, "amantes" no significaba que había amor de por medio. Usualmente, se usaba esa palabra para referirse a quiénes mantenían una relación, solamente, sexual. Además, Hashi dijo "fueron", lo que significa que ya no lo eran.
Ese pensamiento le trajo paz.

Legoshi estaba enamorado de Louis. Él lo amaba como nunca antes lo había hecho. Era un amor construido. Pasó de ser admiración a atracción, y finalmente, amor. Verdadero amor. De esos amores que rara vez logramos sentir y que nos cuesta superar.
Legoshi estaba ilusionado. Los últimos meses se acercó tanto al venado, que sabía, que tal vez, su amor era correspondido. Todas las veces que Louis lo cariño, lo transportaban a un universo totalmente sereno, lleno de paz. Donde todo era perfecto.

Legoshi ya no quería guardar sus sentimientos. Estaba harto de hacerlo.
Todos estos días, se empeño en lograr dominarse a sí mismo, a sus "demonios". Todo por Louis. Haría cualquier cosa por él.

La noche era fría. Predecia lo que aguardaba. Era el momento indicado.
El edificio tenía dos entradas: Una por delante y otra por detrás.
La delantera, era la más custodiada. Los guardias más fuertes la protegian; la trasera, tenia más guardias que la anterior, pero eran más débiles.

El plan "sencillo" consistía en:
>Gohin atacaría por la entrada D (delantera). Se aseguraría de llamar la atención, para así concentrar la mayor cantidad de guardias en dicha entrada.
>Legoshi y Hashi, atacaría por la entrada T (trasera). Ellos debían ser lo opuestos a Gohin, es decir, lo más silenciosos y sigilosos posibles. Tenían que entrar al edificio y buscar a la damisela en apuros.
>Al rescatarla, debían salir lo más rápido posible del edificio. De lo contrario, corrían el riesgo de ser atrapados, por la policía o la propia mafia.

Ejecutaron el plan, tal y como lo armaron.

Gohin apareció delante de los leones, como un vaquero lo haría. Tenía una escopeta con varias municiones y varios cuchillos.
Antes de atacarlos, dio un pequeño monólogo que duró tres minutos:
-Estoy aquí, delante de ustedes. Cansado de toda la mierda que hacen. Matan animales, se los comen y torturan por diversión... Son unos malditos enfermos. Pero no tienen porque preocuparse, a llegado su salvador. No tardaré mucho, me tomará unos cuantos minutos; me encargaré de limpiar sus púnicas almas, y guiararlas hacia el señor.

Termino de hablar, y comenzó a disparar al primer blasfemo que intentó atacarlo. Un disparo en la cabeza, que lo dejo muerto. Tirado en el piso.
Prosiguieron el resto, que con armas lo atacaron. Cual héroe de película de ficción, Gohin esquivaba sus golpes y se cubría de las balas.

El dúo de colegiales, aprovecho el tiempo que Gohin uso en su discurso, para infiltrarse en la entrada T.
La forma de hacerlo, era usando el alcantarillado. Uno de los túneles, tenía una entrada cerca de la entrada, que por suerte, escondida entre paredes estaba.
Ellos estaban equipados con armas blancas. Silenciosas y mortales; se dividieron las tareas: Legoshi los atacaba de frente y Hashi le cubría la espalda.

Legoshi tenía grandes y filudas garras, no necesitaba de navajas o cuchillos, a diferencia de Hashi. El tenia un par de shurikens, que lanzaba con una conveniente precisión.

Legoshi se movía con agilidad, esquivando los golpes y desgarrando la carne de los lobos con sus colmillos al igual que con sus garras. De poco, iba dejando que su instinto tomara el control. Con una pequeña condición: "Desahógate con los leones. Solo con ellos."; sus manos rompían costosos trajes y la boca, arrancaba pedazos de piel. Ambas partes, estaban llenas de sangre.

Hashi no quería ensuciarse.
Lanzaba y utilizaba sus armas, cuidando que no le salpicara nada. Lo cual, era difícil. Más con Legoshi lanzándose a desgarrar carne en cada momento.

Los leones iban a la entraba D, dejando descuidada la otra. Permitiéndoles entrar a Legoshi y Hashi.
El edificio tenía zonas mal iluminadas, como si hubieran querido darle un toque sombrío. Había guardias en cada esquina o entrada de un pasillo. Algunos corrían para apoyar en la batalla con el panda, otro permanecían en sus puestos.

Legoshi asumió, que aquellos que no se movían y rodeaban más una habitación, protegían al líder. El mismo que tenia a Haru de prisionera, y por ende, ella estaría con él.

De la misma forma que hicieron, antes, se lanzaron atacar al resto de leones. Leones que miraban sorprendidos al lobo de aspecto salvaje delante suyo. Parecía un jodido loco.
La sangre entraba al cuerpo de Legoshi, volviéndolo más fuerte. Le daban una sensación de vigor, vitalidad, que Bill una vez describió.

-¡Yo me encargo que no lleguen a la puerta! ¡Tu ábrela! -gritó Legoshi, mientras forsejeaba con un león-.

Hashi llegó a la puerta, y tras varias patadas -y un león aventado en su dirección-, la abrió.

Dentro, estaba Haru. Desnuda. Lo único que la cubría era una camisa más grande que ella.
El líder, intentaba que ella se dejara someter. Jalandola y golpeándola. Haru resistía, todo lo que su pequeño cuerpo le permitía.

Hashi le lanzó una de sus shurikens al león,
al más grande todos. Quién reacciono con más rapidez que Legoshi, empujó a la coneja varios centímetros fuera de su camino, y se lanzó al gato. Para suerte de él, no logró hacerle daño, pues Legoshi lanzó una mesa al líder. Quedando noqueado.

-Vámonos; no escucho los disparos de Gohin, esperemos que siga con vida...

Hashi ayudo a Haru a ponerse de pie y a vestirla. Ellos salieron primero, y Legoshi al último.

Sin embargo, antes que puedan irse, uno de los leones que Legoshi creyó muerto, atacó a Hashi dejándolo malherido. Le arañó la espalda, dejando una enorme herida que provocaría una hemorragia.
Legoshi, otra vez, luchó contra el león. Está vez, no tuvo piedad y le arrancó la garganta.

-¡Rápido! ¡Apúrense! ¡No hay tiempo que perder! -volvió a gritar-.

Sabiendo que no les quedaba mucho tiempo, cargo ambos animales. Pensó que podía correr hasta la salida, pero eso solo lo volvería un blanco fácil. Lo dispararian y moría. Casi como algo natural, se acercó a la ventana ¿Podría saltar desde allí? La altura no era tanta, así que no se rompería las piernas.
Miro hacia abajo, comprobando si podía resistir la caída. Se sorprendió al ver a Gohin allí, rodeado de varios cadáveres.
"¡Déjalos caer! ¡Los atraparé!" Gritó.
Hizo caso. De uno los dejo caer de sus manos. Ahora le tocaba correr.

Se escucho un disparo. Muy cerca de Legoshi. Siendo más exactos, detrás suyo. Legoshi se revolvió, viendo a Louis con un arma. Salpicado de sangre y con una mirada fulminante.

Amor Secreto|| Legoshi X LouisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora