Capítulo 26, Dulce y picante

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Chloe
Jaden y yo estábamos saliendo. Oficialmente.

Sus besos me encantaban, pero hoy no pasaríamos la velada los dos solos, sino que iríamos con las chicas a la mascarada organizada por la familia opulenta de los Stevens.

Le había pedido a mi mejor amiga que me echara un cable con el disfraz y la máscara, ya que ella tenía muy buen gusto para la moda.

Después de probarme muchos vestidos esta tarde durante casi tres horas, su sonrisa cuando me escaneó de arriba a abajo con la falda y el top rojos me dijeron qué era lo que tenía que ponerme.

El maquillaje fue mucho más fácil de elegir, la verdad. 

Me hizo un eyeliner fino y largo, ojos ahumados con mucho rímel, labios perfilados en negro y pintados con gloss y highlighter en las mejillas a montones.

Mi nariz brillaba más que mi futuro (literalmente).

Aunque odiaba llevar tacones, hoy me decidí por unos de aguja del mismo tono que la ropa. Rojo vino, como lo llamaría mi madre.

─ Te queda el outfit di-vi-no.─ recalcó la última palabra Harley, con ahínco.

─ Gracias, tú también vas muy bien.─ Coloqué mi mano en su hombro, apoyándome en ella.

Sabía que quería sorprender a Marie y...lo iba a conseguir.

Ese vestido era de locos. Su cuerpo iba enfundado en una tela verde oscuro ajustada que marcaba cada una de sus curvas, y por no hablar de ese escote, que le realzaba el pecho de una manera espectacular.

─ La vas a dejar boquiabierta.─ constaté, segura de que la pelirroja se iba a volver loca en cuanto la viera.

─ Lo sé.─ Me guiñó el ojo, seductora.

Esta chica no tenía timidez alguna.

Nos echamos unas cuantas fotos delante del espejo, y ella las subió a las historias de Instagram. Luego cogimos nuestros bolsos negro y blanco a juego, y nos marchamos de mi casa en dirección al palacio de Harry, donde iba a tener lugar el baile de máscaras.



❤️‍🔥❤️‍🔥❤️‍🔥



Adam

Inhalé el polvito blanco que había esparcido en el lavabo. El cuarto de baño de la segunda planta estaba vacío a excepción de mí.

Me daba igual que hubiera recaído. Alá me va a cuidar igualmente, ¿no?

Reí desganado, mirándome en el espejo. Chupetones en el cuello, ojeras, tatuajes en los brazos y una rosa en el cuello.

Limpié el estropicio que acababa de montar con la cocaína, tirando a la basura cualquier resto que quedara y la media bolsita que compré ayer.

La vista se me fue nublando cada vez que bajaba un escalón de mármol hacia la pista de baile improvisada. Distinguí en el fondo a mis amigos bebiendo y charlando animadamente.

Todavía era temprano, a las doce de la noche nadie iba a cometer ninguna locura, es decir, la mayoría de los invitados no habían bebido lo suficiente como para soltarse y desinhibirse por completo.

O eso pensaba hasta que vi a Chloe Flitcher bailar.

Estaba moviendo las caderas al ritmo de Britney Spears al lado de Mimi. No sabía quién se había vestido de forma más indecente, si la pelirroja tímida o ella. Su falda le llegaba al muslo y cuando se dio la vuelta, casi se le vio todo el culo.

Dulce odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora