MORIR Y AÚN RESPIRAR

28 4 1
                                    

Amanecía, saludo al sol,
voltea a verme y se entristeció
al ver los riachuelos que
brotan de mis ojos.

Ve un ser inerte que respira.
Dice que no tiene la suficiente
luz para mí eterna noche. Que
si reemplazara mi corazón, el se
apagaría.

Vivo un invierno sin lluvia y sin
nieve. Una sequía cuyo calor no
tiene nada que secar. La muerte
aparece, me dice que no tiene
luz que extinguir.

Pasa un vagabundo y dice que
teme caer en esta miseria. La
miseria es afortunada si no me
tiene. Me tengo, pero creo que
no existo.

Me quemo y no me calcino;
necesito aire, aunque no me
asfixio. Aparece el diablo, dice
que mi infierno es peor que el
suyo. Pasa un demente, luego le
huye a mi locura.

Atardece, el sol me ignora, las
nubes cubren su puesta; no
quieren que lo vea. Llega la noche,
la luna confiesa que no hay rincón
más oscuro que el negro de mi mirada.

MORIR Y AÚN RESPIRAR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora