21: 52 pm
Lunes 21 de junio
Pabellón del instituto de Morioh, Japón
-¿Y ese que nos mira con tanto interés? ¿Quién es?
Trago saliva con fuerza y cuando me aseguro de que voy a ser lo más discreta posible, me giro para enfrentar a la silueta. Vale... Falsa alarma. Una sensación de felicidad y seguridad irrumpe en mis pensamientos.
-Es el hombre de blanco del que te he hablado. Parece ser un guardaespaldas, o un portero, pero no tengo ni idea. En cualquier caso, no nos mira a nosotros. Y tampoco tiene intención de hacerlo.
-Entonces... ¿A quién?
El contorno del traje púrpura a unos metros delante de nosotros viene a darme la razón. Sin necesidad de palabras que le indiquen lo que hacer, Okuyasu distingue a Kira y, siguiendo con la mirada el recorrido de la del hombre, las dudas se le aclaran. Vigila al profesor.
-Entre ellos tiene pinta de haber cierta rivalidad, ¿no crees?
-Vaya que sí, aunque yo creo que Kira deja ese mal sabor de boca en todos, incluso en mi padre. Tendremos que averi... -me corrijo-. No, no es de nuestra incumbencia. Pase lo que pase, solo dejaremos que hasta nosotros llegue la información que ellos consideren necesaria. Eso, en caso de que quieran que notemos lo que sucede.
Okuyasu al instante pone mala cara, queriendo conocer cada detalle de lo que pasa por la mente de ellos dos.
-Exacto... -se deshace rápidamente de ese urgente deseo de fisgoneo y, sacudiendo la cabeza, me dice:- Vamos a olvidarnos y sigamos disfrutando de la celebración.
-Me parece bien. En cuanto se me presente la oportunidad le daré las gracias, porque no creo que vaya a ser hoy.
Se le ilumina el rostro.
-Oye, podemos ir a mi casa ahora después -adelantándose a mi indecisión, añade:- No te preocupes. Mi padre no está y mi hermano se ha tirado toda la semana de fiesta, así que no creo que llegue a casa antes de madrugada, en lo que se dice pronto.
Qué alivio. Además, si no nos lo cruzamos en medio del pasillo, pasado de copas o con su usual mal carácter, muchísimo mejor. Mentiría si dijera que incidentes similares no me han sucedido antes.
-Perfecto. En cinco minutos vamos, me queda una cosita pendiente.
-*-
La habitación de Okuyasu siempre ha sido muy bonita. Predominan los colores azul marino y amarillo, un contraste que se apodera de las paredes, llenas de posters de deportes y noticias de actualidad de la ciudad. Encima de su silla dejo plegada su elegante chaqueta, y en la mesilla de noche deposito el autógrafo que el mismo Akira me ha dedicado en su improvisado camerino (la sala de los trastos del pabellón) antes de marcharnos. Después me giro a ver a Okuyasu, que ya ha encontrado un hueco en la cama.
-Ven.
Sonrío y las tablas de madera que sostienen el colchón crujen un poco cuando me dejo caer sobre él, con mi chico atrapándome en sus brazos.
-¿Quieres algo de comer? ¿O cambiarte de ropa? Creo que tengo alguna camiseta que dejarte -se reincorpora, con la cabeza girada hacia su armario, aunque lo detengo estrujándolo con fuerza-. O-oi, (T/N).
-Estoy bien así.
Me da un beso en la frente y se acomoda, deshaciéndose de su camisa para no arrugarla. La consecuencia: un involuntario sonrojo, eso desde luego. Nunca antes me había percatado de su físico. Sí, bueno, sabía que era fuerte, pero ¿esa definición de músculos es normal? ¿Y esos abdominales? Ay, madre mía... Qué rápido he recuperado los colores.
-¿Has estado yendo al gimnasio?
-Sí -señala unas pesas de diez y veinte kilos, arrinconadas en una esquina-. Algo trabajo en casa también, no mucho.
Flexiona los bíceps, en busca de cumplidos. Me río y le doy un empujón suave, aunque él decide devolvérmelo con la almohada y la ventaja de su longitud. Esquivo las arremetidas que conforman ese improvisado asalto, consiguiendo algo de tiempo para agarrar uno de sus almohadones más cercanos. Con un gesto de cabeza y una socarrona sonrisa me invita a atacarlo, y eso me dispongo a hacer, pero él ya parece todo un experto. A cada movimiento de mi almohadón, él bloquea la velocidad de este, perdiendo así la potencia y, con ella, el intento de contraataque.
-Estás acabada -me guiña un ojo, lanzándose sobre mí antes de siquiera poder reaccionar.
Situado frente a mí, con nuestros torsos presionados, me mira a los ojos con una intensidad que me hace preguntarme si va a hundir el cojín en mi rostro y reclamar así la victoria. Sin embargo, solo se inclina para besar mi nariz, y justo después, mis labios.
-Te quiero -se me escapa decir, abrazándolo con fuerza.
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Corazón Acelerado - Okuyasu x Reader
Romance[ACTUALIZACIÓN 21-06-24: CAPÍTULO 15!! ♥ espero que os guste y pronto seguiré subiendo más capítulos] -*- -Si nombrarais a todos los chicos de los que algun...