Mañanero - [ Único ]

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Con mucha pesadez Ian abrió los ojos y se apartó del cálido cuerpo de Franco para apagar la alarma.

Un nuevo día iniciaba, asi que le dejó un piquito a Mastantuono en su mejilla y fue hasta el baño.

Caminó con un poco de dificultad, ya que la noche anterior fue un poco alocada.
Quisieron cerrar su primera semana de vacaciones con un broche de oro, si así se le puede decír a que Franco le dé al Comodorense como cajón que no cierra.

Ni bien entró vió su cuerpo desnudo frente al gran espejo. Sus ojos hicieron un rápido escaneo y divisó varias marcas que Mastantuono le habia dejado sobre su piel, algunas ya viejas, y otras bastante recientes.

Mientras se cepillaba los dientes escuchó el tintineo que hace el broche del cinturón que usaba Franco, minutos después Franco ingresaba al baño.

Ian sintió un calor subir desde la punta del dedo del pie hasta el cabello más largo de su cabeza. Miró a través del espejo a un Franco recién levantado, con su camisa blanca desabonotada, su pantalón sin prender y su cabello todo alocado, podría decir que se veía tierno con sus mechones cayendo por su frente, pero ver su abdomen marcado, los chupones que le dejó en su pecho, la ' V '  en su parte baja que invitaba a bajar sus bóxer para seguír el recorrido, lo hacían pensar otra cosa.

Por otro lado, Franco nunca estuvo tan feliz de haberse levantado a las 8 A.M  un lunes, de vacaciones. Entrar al baño y que lo primero que vea sea el blanquecino y bien formado culo de Ian, con alguno de sus dedos marcados, no sabía a quién agradecerle por la vista.

Conectaron sus miradas a través del espejo por unos segundos. Franco le regaló una hermosa sonrisa al más bajo y se acercó lentamente hacia él.

Apoyó sus manos en su cintura, que aún seguía un poco roja por lo fuerte que lo habia apretado la noche anterior, y dejó un camino de besos desde el hombro derecho del mayor hacia el izquierdo, Ian se dejó hacer bajo las caricias del menor. La mano derecha del Azuleño viajó hasta el pecho del Comodorense, bajaba y subía por todo su torso.

Ian tiró su cabeza hacia atrás, apoyandola en el hombro de Franco, dejándole vía libre para que éste le bese su ya maltratado cuello.

La traviesa mano de Mastantuono fue hasta el semi‐despierto miembro de Subiabre, mientras que su otra mano se dirigió hasta uno de sus pezones. Empezó un lento váiven por el miembro de Ian, de vez en cuando apretándolo, logrando que el morocho suelte leves suspiros cerca de su oido, provocandolo escalofríos a Mastantuono.

Al tirar todo su cuerpo hacia el cuerpo de Mastantuono, Ian sintió como se iba formando un bulto bajo los pantalones del Azuleño, asi que llevó una de sus manos allí y comenzó a masajearlo sobre el bóxer. Franco dió un pequeño salto por el repentino toque, ya estaba tan perdido en la lujuria que nunca supo cuando su mano fue a parar allí.

Subiabre estaba disfrutando al máximo el momento, pero quería más de Franco, necesitaba sentirlo adentro suyo. Para hacerle entender a su novio, Ian tiró su culo para atrás, apretando el miembro de Mastantuono, quien dejó salír un gemido.

Ian repitió esto un par de veces más, adoraba escuchar los gemidos de Franco, creía que era uno de los sonidos más lindos que exitían, y se sentía afortunado de ser quien los provocara.

Franco captó la "indirecta" y se apartó un poquito para bajarse el pantalón y el bóxer a la vez, pero también se agachó, lo cual llamó la atención de Ian, quien cambió en un segundo las palabras por un grito.

Franco metió su lengua en su entrada.

Era un nuevo nivel de placer para Ian, era la primera vez que Franco hacia esto, y Ian se encargaría que no sea la última.

Tiraba su culo para atrás y también presionaba la cabeza de Franco, qieriendo que hunda más su lengua en él.

Lo único que se escuchaba en el baño eran los gemidos de Ian y los gemidos de Franco que eran ahogados por el culo de Ian.

— F- Fran...m-me vengo.

Franco paró abruptamente, se alejó un centímetro de la entrada de Ian, quien bajó de su nube de placer por la falta de contacto, pero que luego sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo cuando el menor lamió de arriba a abajo la línea de su culo.

Franco se paró nuevamenre detrás de Ian. Empezó a chupar, morder y lamer el cuello del mayor para dejarle una marca, mientras rozaba su pija en la entrada de Ian.

— Dale amor.. — suplicó Ian

— ¿Qué queres?

Ian rodó los ojos, sabía lo que quería el menor. Que le suplique.

Se sentía muy duro, asi que empezó a masturbarse lentamente, mientras Franco seguía torturándolo.

— Que me cojas.

Con una sonrisa socorrona continuó — ¿Y cómo se pide?

Ian miró el espejo frente a él y se encontró con los dilatados ojos del menor.

Lentamente dijo — Por favor, Fran, cogeme.

Franco estuvo a nada de venirse al escuchar esa oración. Verlo a Ian entregado a él, pidiéndole por favor que lo coja, lo volvía loco y lo excitaba muchísimo.

Escupió su mano derecho y lentamente metió su miembro dentro de Ian. Él soltaba gemidos a medida que la pija de Franco se hacía paso en él.

Mientras Mastantuono esperaba a que el mayor se acostumbre, volvió a maltratar su pezones, y una vez que Ian estuvo listo, Franco tomó su delgada cintura y comenzó a salír y a entrar en él.

Los movimientos eran tranquilos, ambos disfrutando del placer de estar nuevamente siendo uno.

— Más-más fuerte... por favor. — terminó la oración en un susurro.

El menor llevó su mano derecha al cuello de Ian y dejó la otra en su cintura, y acto seguido le empezó a dar al mayor como más le gusta.

Los gemidos agudos de Ian,y el choque de sus pieles eran los únicos sonidos de que musicalizaban la mañana del lunes.

Subiabre volvió a llevar su mano a su pija.

La burbúja de placer que habian formado estaba a nada de explotar, cada vez los movimientos eran más rápidos y bruscos.

Estaban idos por el placer, pero igual lograron levantar ambos sus cabezas para contemplar a través del espejo, la erótica escena que estaban protagonizando.
Franco hizo que Ian se ponga de costado para que puedan apreciar más la vista.

Ian estaba a nada de venirse, el verse a ambos en el espejo lo enloqueció, hizo que ese ardor en la parte baja de su abdomen aparezca, peronlo que realmente lo llevó al climax fue escuchar los gemidos de Franco.

Él, desde que levantó la vista hacia el espejo, no dejó de mirar, especialmente el rostro de Ian, su cara reflejando el placer que estaba sintiendo, lo bien que él lo estaba haciendo sentír. Su boca formando una 'O' perfecta y como se entregaba completamente a él.

Se sentía en el paraíso.

Una, dos y tres embestidas más y Ian se corrió en su mano soltando un grito que reflejaba lo increible que Franco lo hizo sentír.

Luego de un par de embestidas más, Franco se vino dentro del mayor.

Ian estaba apoyado sobre el lavamanos y Franco se dejó caer, no con todo su peso, sobre el acalorado cuerpo de su novio.

Ambos se encontraban exhaustos, quedaron en completo silencio intentando regular sus respiraciones.

Cuando lograron recomponerse, Ian se dió la vuelta quedando enfrentados. Tomó el cuello de Franco y lo acercó para fundirse en un tierno y perezoso beso.

Las manos de Ian jugaban con los pequeños mechones de pelo del "flequillo" de Franco, mientras que el acariciaba su cadera.

Pegaron sus frentes y se regalaban sonrisitas tímidas.

— Buen día, mi amor — saludó Franco

E Ian lo volvió a besar.

nuwandalover  ❤️‍🔥😋

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𝑀𝑎ñ𝑎𝑛𝑒𝑟𝑜 - [ ᶠʳᵃⁿᶜᵒ ᵐᵃˢᵗᵃⁿᵗᵘᵒⁿᵒ & ⁱᵃⁿ ˢᵘᵇⁱᵃᵇʳᵉ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora