Maddy se quedó parada en medio de la habitación de Pablo. Habían pasado tantos días desde que estuvieron juntos de esta manera. Ahora, con sus emociones a flor de piel, se sentía vulnerable y expuesta frente a él.Pablo la miró con ternura, acercándose despacio como si no quisiera asustarla. Se detuvo frente a ella y tomó sus manos suavemente.
Él la miró fijamente por un momento más antes de inclinarse y besarla suavemente en los labios. Fue un beso tierno y lleno de cariño, como si quisiera transmitirle todo lo que sentía a través de ese gesto simple pero significativo.
—Vamos a intentarlo de nuevo, ¿sí? —dijo Pablo, sus manos acariciando suavemente los brazos de Maddy.
Ella asintió, sintiendo que las lágrimas volvían a sus ojos. —Sí, Pablo. Quiero intentarlo de nuevo contigo.
—Déjame ayudarte a cambiarte —dijo con una sonrisa suave.
Maddy asintió, permitiéndole tomar el control.
Ella cerró los ojos, dejándose llevar por la ternura de sus gestos. Pablo comenzó a desvestirla con cuidado, empezando por desabotonar su camisa. Sus manos eran suaves pero firmes, transmitiendo una mezcla de respeto y deseo.
—Cada día que pasa, me doy cuenta de lo afortunado que soy de tenerte —dijo, deslizando la camisa por sus hombros y dejándola caer al suelo.
Maddy lo miraba con los ojos llenos de emoción, sintiendo el amor en cada caricia.
Pablo se levantó ligeramente para besar su cuello, sus labios dejando un rastro de calor en su piel.
—Eres tan hermosa, cariño —murmuró, sus ojos recorriendo cada centímetro de ella.
Luego, se arrodilló frente a ella y comenzó a desabrochar su pantalón. Sus manos trabajaban con precisión, pero sus gestos eran suaves y cuidadosos.
Una vez que el pantalón estuvo desabrochado, lo deslizó por sus piernas, besando suavemente sus muslos mientras lo hacía.
—No sabes cuánto te he extrañado —dijo Pablo, su voz llena de emoción.
Maddy cerró los ojos, disfrutando de sus besos y sintiendo cómo su amor la envolvía por completo.
Pablo siguió besando sus piernas, subiendo lentamente hasta llegar a su cuello, donde depositó una serie de besos tiernos y apasionados.
—Te quiero, Maddy —susurró contra su piel, haciendo que ella se estremeciera.
—Yo también, Pablo —respondió ella, su voz cargada de sinceridad.
Pablo la ayudó a ponerse una camiseta de él y unos pantalones cómodos. Cada movimiento era una muestra de su cuidado y devoción. Cuando terminó, la miró con ternura y acarició su rostro.
—Gracias por estar aquí —dijo Maddy, sus ojos brillando con gratitud.
—Gracias a ti por venir —respondió Pablo, antes de inclinarse y besarla suavemente en los labios.
El contacto de sus labios fue suave y reconfortante, y Maddy sintió que algo dentro de ella comenzaba a sanar. Levantó la cabeza y sus labios se encontraron en un beso lleno de amor y promesas. El mundo exterior desapareció, dejándolos solo a ellos dos, conectados en un momento de pura verdad y vulnerabilidad.
El beso se intensificó, sus manos explorando el rostro del otro, memorizando cada contorno. Se besaron como si fuera la primera vez, pero también como si fuera la última, cada beso cargado de emociones acumuladas y palabras no dichas.
Finalmente, se separaron, ambos jadeando ligeramente. Se miraron a los ojos, y Maddy vio en los de Pablo una mezcla de amor, deseo y determinación.
—Quiero pasar esta noche contigo —susurró Pablo contra sus labios. —Quiero abrazarte y no soltarte.
Maddy sonrió, sintiendo una calidez en su pecho que no había sentido en mucho tiempo. —Yo también quiero eso, Pablo. Quiero dormir a tu lado y despertar contigo.
Sin decir una palabra, se entendieron perfectamente. Se metieron en la cama, acurrucándose bajo las sábanas.
Pablo la abrazó con fuerza, y Maddy se sintió en casa, en el único lugar donde realmente pertenecía. Todo se sintió tan natural, como si hubieran estado destinados a este momento.
Se besaron una vez más, sus labios moviéndose lentamente, saboreando cada momento. Era un beso lleno de promesas de amor y compromiso, de un futuro que enfrentarían juntos, sin importar las dificultades.
Eventualmente, el cansancio los venció y se quedaron dormidos, abrazados. Maddy sintió una paz que no había sentido en mucho tiempo, sabiendo que estaban en el camino de sanar juntos. A pesar de los desafíos que enfrentaban, sabían que mientras se tuvieran el uno al otro, podrían superar cualquier cosa.
A la mañana siguiente, despertaron envueltos en los brazos del otro, sintiendo una renovada esperanza y amor. Se miraron y sonrieron, sabiendo que, aunque el camino sería difícil, estaban dispuestos a caminar juntos.
Pablo acarició suavemente el cabello de Maddy, sus ojos llenos de ternura. —Buenos días, hermosa.
—Buenos días —respondió Maddy, su voz suave y llena de amor. —Gracias por quedarte conmigo
Pablo besó su frente, su sonrisa iluminando su rostro. —Siempre me quedaré contigo, Maddy. Siempre.
Se quedaron en la cama, abrazados y hablando en voz baja, compartiendo sus esperanzas y miedos.
Hablaron de todo lo que había pasado, de sus errores y de cómo querían seguir adelante. Cada palabra y cada gesto los acercaba más, fortaleciendo su vínculo y renovando su compromiso de estar juntos.
Finalmente, se levantaron, sintiendo que habían dado un gran paso hacia su recuperación. Sabían que el camino no sería fácil, pero estaban dispuestos a recorrerlo juntos.
Maddy miró a Pablo, sintiendo una gratitud profunda por su amor y su paciencia.
Pasaron el día juntos, disfrutando de la compañía del otro y redescubriendo la alegría de estar juntos.Se rieron, hablaron y simplemente disfrutaron de la presencia del otro. Maddy sentía que su corazón se sanaba lentamente, y cada momento con Pablo fortalecía su amor y su determinación de hacer que su relación funcionara.
Al caer la noche, se encontraron de nuevo en la cama, abrazados y listos para enfrentar otro día juntos. Maddy sabía que aún quedaban desafíos por delante, pero con Pablo a su lado, se sentía más fuerte y más segura que nunca. Y mientras se quedaba dormida en sus brazos, supo que había encontrado su lugar, su hogar, en él.
ESTÁS LEYENDO
The alchemy | Pablo Gavi
Fiksi PenggemarMadelaine González, la estrella en ascenso de Hollywood y hermana del famoso futbolista Pedri González, se muda a Barcelona. Allí conocerá a Pablo Gavi, la joven promesa del Barça y mejor amigo de su hermano. ¿Qué pasará cuando Madelaine intente ad...