IX. Formar una Banda

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Un día, sin ningún motivo en especial, quizás fruto del aburrimiento o los delirios heredados de su padre, Will Solace, confesó en voz alta, el deseo más profundo de su corazón.

—¿Saben?, me encantaría formar una banda.

Tres pares de ojos voltearon hacia él, cada uno revelando distintas emociones, pero compartiendo la misma curiosidad por el rubio que acababa de compartir sus anhelos. Nico, que se hallaba acostado a su lado, sobre la mullida alfombra de su habitación, boca arriba, le dirigió una profunda e inexplicable mirada llena de ondas, de las cuales Will no pudo atrapar ninguna, para desentrañar un significado. Bueno, quizás no podía entenderlo, pero no desaprovecharía ninguna oportunidad para admirar los bonitos ojos de su reciente novio oficial.

Del otro lado, Piper se incorporó sobre su codo para contemplarlo, había estado acostada sobre su bolso, compartiéndolo con su novia como si fuera una almohada. En cuanto a la novia, no era otra que la bomba rubia más popular del pueblo y su mejor amiga, Annabeth Chase, quien por cierto, había caído como toda una facilota, por la morena en cuestión, que solo necesitó de una cita, dos encuentros fortuitos en el sótano de Nico, con resultados que hicieron sonrojar al virginal Will cuando le fueron debidamente cotilleadas (en contra de su voluntad) por una feliz y muy satisfecha Annabeth—tanga floja—Chase.

En fin, acostumbrada a sus repentinos antojos, Annabeth no le concedió más de cinco segundos de atención, antes de volver a juguetear con el tirante medio flojo de la blusa de su novia. Pronto, volvió a capturar el interés de Piper, quien, con una sonrisa empalagosa, se acercó para abrazar y besar el cuello de una Annabeth muy predispuesta a dejarse hacer lo que quisieran con ella. Seguidamente, se escucharon un par de risitas, luego un chillido estridente, y finalmente, un gemido que Will no necesitaba escuchar de parte de la persona que consideraba casi como una hermana.

Con las mejillas encendidas, Will echó una miradita hacia su novio, con el corazón lleno de expectativas cochambrosas... que se derrumbaron cual reputación de Ronald Reegan tan pronto como llegó a la presidencia. Y es que, la expresión de Nico di Angelo mientras lo contemplaba, era absolutamente desapasionada, distante, como si su mente se hubiese desconectado de su cuerpo, y ya no fuera consciente del mundo que lo rodeaba. Ni siquiera del mismo Will, que se hallaba prácticamente, servido en bandeja de plata a su lado. ¿No se veía lo suficientemente apetecible? ¿Debería cambiar de pose y levantar más las nalgas?

Justo cuando Will se deprimiría y se cuestionaría seriamente sobre su atractivo, por primera vez en su vida, Nico pestañeó unas cuantas veces, hasta que sus ojos se aclararon, y parecieron volver a la vida, reencontrándose con él. Una adorable sonrisa se extendió lentamente sobre sus exquisitos labios, provocando un gran impacto en Will, quien, inmediatamente quedó embobado.

—Acompáñame un momento, ¿quieres? —le incitó Nico, al tiempo que tomaba su mano y se ponía de pie, arrastrándolo en el acto—. Después de una larga deliberación. Me parece que también puedo cumplir con tu segundo deseo.

El jalón de Nico se empleó con demasiada fuerza. Will se tambaleó hasta que chocó contra el duro pecho de su novio, y colocó una mano sobre su hombro para estabilizarse. Por supuesto que no era una excusa para toquetearlo, se consoló, con la alegría de un niño que había logrado robar un caramelo, y entonces, su mente se quedó en blanco, cuando una corriente de placer electrificante, atenazó su columna vertebral. Nico simplemente estaba sujetándole la cintura, pero la reacción de su cuerpo ante su toque, que sin duda era de lo más inocente, lo sorprendió incluso a él mismo.

—¿Segundo? —balbuceó Will, desbordando confusión, y algo parecido a la embriaguez, un efecto colateral que le causaba la cercanía de Nico di Angelo, y que con el pasar de los días, había llegado a la conclusión de que, quizás, nunca tendría cura.

¿Cómo cortejar a un Chico en los 80?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora