sonara tenía el presentimiento de que era mi "visita" nocturna si es que se le podía llamar así.
Fingí que no sentía nada cuando en realidad sabia que lo tenía pisándome los talones, era muy bueno escabulléndose, debía admitirlo pero cuando tienes todo el tiempo de tu vida en el bosque aprendes sus trucos y estrategia. Seguía mi caminar con toda la calma que pudiera recolectar arrancando flores o recogiendo ramas para luego volver a tirarlas; finalmente llegue al acantilado que tenía como fondo una laguna.
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Recuerdo que solía nadar aquí cuando era pequeña, cuando tuve una mayor edad me lanzaba desde este mismo punto y nadaba con mucha alegría a la orilla para luego repetir exactamente lo mismo. Pise la orilla haciendo que algunas rocas cayeran en el agua, mire el paisaje por unos segundos y luego empecé a completar mi plan.
Me acerque a la orilla de forma "distraída" y fingí una caída accidental, me quede en un pequeño plano que tenía el acantilado arroje una cuantas roca del mismo lugar al agua para que fuera más creíble después de todo dudaba que él fuera estúpido, no paso mucho cuando empecé a escuchar sus paso acercándose que ¿Cómo lo sabía? Pues llevaba toda la vida escuchándolos, dirigí mi mirada hacia arriba y lo que vi en la cima me sorprendió de una manera épica; era un lobo, un maldito lobo de un tamaño que debía ser mutado, la existencia de un lobo con esa magnitud era nula, no supe cómo reaccionar y para ser sincera no pensé mucho lo que hice.
-¡NO MAMES! Eres enorme.
El lobo bajo la mirada causando que nuestros ojos se encontraran, bajo el hocico hacia mi dirección, haciendo que pensara que iba a morderme o algo por el estilo, en cambio solo olfateo algo o al menos eso parecía, bajo la cabeza hasta el punto en el que yo podía llegar a tocarla, hizo un movimiento el cual expresa que me iba a ¿ayudar?, no sabía muy bien qué hacer, si arrojarme al lago y nadar hasta la orilla u confiar en un enorme lobo mutado, ahora que lo pensaba bien sonaba totalmente absurdo, cualquier persona normal hubiera elegido el lago y ese era el problema... yo nunca he sido normal.
Tome la cabeza del lobo engarrotando los dedos en su pelaje para mejorar mi agarre, apenas estuve bien sujeta tiro de mi peso sacándome del pequeño plano del risco, termine en la orilla del risco sacudiéndome la tierra; alce la mirada hacia el lobo el cual me miraba con algo de curiosidad, yo le dedique una sonrisa aun que eso no duro mucho después de todo ver a alguien desconocido salir de detrás de los arboles no es muy agradable, menos cuando tienes la presencia de este animal tan particular, intente reaccionar y preguntarle quien era o si necesitaba algo o como mínimo ahuyentar al lobo con la esperanza de que no le hicieran daño.
Sentí como alguien sujetaba mi cintura y a la vez me colocaba un pañuelo en la nariz cubriendo parte de mi boca, respire en el pañuelo involuntariamente haciendo que las fosas nasales me ardieran, sentí como todos mis sentidos se desvanecían haciendo que quedara inmóvil, lo último que logre ver fue al lobo, el cual me dedicaba una mirada tranquila, luego de eso caí en un enorme vacío perdiendo totalmente la conciencia.
Perdí la cuenta de cuantas veces me desperté logrando ver cosas borrosas y aun así reconocía unas cuantas cosas, primero fue el bosque, luego la ciudad después desperté en el camino que sabía que conducía al aeropuerto, lo único que recuerdo de ese momento fue ver la vía en la que íbamos, hasta donde sabia era para los aviones privados que tenían un solo propietario, los que no pertenecían a una agencia de airó línea, sentí el estrés recorrerme el cerebro mientras que entraba en pánico, ¿me van a sacar del país? ¿A dónde planean llevarme? ¿Para qué me van a hacer viajar?
Lo bueno es que nada de eso duro mucho, pues sentí un golpe de debilidad haciendo que el sueño me envolviera de nuevo, intente resistirme a perder la conciencia de nuevo, pero era inútil siempre so cundía a él, se me hacia inevitable.
Todo era oscuridad y estaba muy atolondrada no entendía casi nada de mi alrededor y la voces que escuchaba me aturdía de una manera sofocante, termine por abrir los ojos lentamente
