Capítulo 25

3 2 0
                                    

Ivette se sumergía hasta lo más profundo de la piscina, al quedarse estática en esa posición dejó que todos sus pensamientos desaparezcan y salió a la superficie al escuchar una voz reconocible. Él la esperaba con una sonrisa en el rostro y con la toalla en la mano, Lucas soltó un suspiro al cubrirla con la toalla y finalmente darle un abrazo.

— ¿Pasó algo? —Susurró al levantar la mirada, recibiendo un inesperado beso corto.— ¿Y eso?

— Somos prometidos ¿Está mal besar a mi futura esposa? —Consiguió que las mejillas de Ivette se tornaran de un color rojizo, finalmente ambos se adentraron en la casa en donde solo la sirviente se encontraba.— Veo que Jazmín te enseñó bien como prepararte tu propia leche asada. —Decía al inspeccionar el refrigerador.— ¿Quieres aprender a cocinar?

— ¿Ahora?

— Claro, mejor tarde que nunca.

— No estoy... —Ivette se relamió los labios al notar la actitud de su prometido, evidentemente quería despejarse de sus problemas así que debía apoyarlo.— ¿Tienes paciencia?

— Sí, como tenía que ganarme la vida di clases particulares a muchos niños y estudiantes de secundaria en matemáticas e historia.

— Bien, ya que te ofreces entonces aprenderé a ser una adulta independiente. —Con una sonrisa subió las escaleras, se colocó una ropa cómoda y se amarró el cabello después de pasarle una secadora para no coger un resfriado.— Listo, toda tuya. —Ante sus propia palabras consiguió una sonrisa diferente en Lucas, para luego sentir como le colocaba un mandil de cocina.— Esto es exacto a un escena romántica de una película, en donde los protagonistas preparan una delicioso almuerzo.

— Empecemos.


La escena romántica que Ivette había imaginado quedó muy lejos de la realidad, era evidente que Lucas había tenido una etapa de profesor porque literalmente le ordenaba que hacer y trataba de guiarla, aunque en muchas ocasiones perdía la paciencia pero en ningún momento dejó de llamarle "cariño".

— Ahora todo tiene sentido, por esto nací en una familia pudiente porque necesito que alguien lo haga por mi. —Concluyó al tomar asiento, sintiendo el cansancio en brazos y piernas.— Dime qué al menos es comestible.

— Lo hiciste bien, pero puede ser mejor.

— ¿Es enserio? ¿Vas a ser así conmigo? Yo-

— Quiero que aprendas a ser autosuficiente, cocinar es algo importante para todos y es necesario que lo sepas a la perfección. —Vio como su prometida soltaba un suspiro al cruzar los brazos.— Pero no te preocupes, tenemos mucho tiempo para que puedas cocinar sola...por ahora, déjame ese trabajo a mi.

— ¿A qué te refieres?

— Cuando vivamos juntos me haré cargo de la cocina y tú debes de estar a mi lado, se puede aprender con solo mirar así que ese será tu trabajo apuntar todas las recetas y escucharme en todo momento.

— ¡Sí, chef! —Exclamó inesperadamente logrando que ambos rieran.—


                                   ∞∞∞


Durante la tarde, el señor Miranda permanecía atento ante aquel monitor que indicaba los signos vitales de su primogénito. En silencio permaneció por un tiempo, para después aferrarse a la mano de César, rezando e implorando que despierte en poco tiempo y teniendo un deja vu, era como si el tiempo hubiera recreado aquel momento, como si una fuerza externa lo llevará siempre al mismo lugar, era algo que no debía repetirse pero aquí se encontraba nuevamente postrado sobre una camilla con los cables conectados a él.

••• Golden Boy •••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora