Secretos

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¿Morir? A esta altura de mi vida moriría si Enid me dejara. Ella es mi vida pero esta mujer aparece hoy y dice estos disparates. La recuerdo pero no lo suficiente para entender lo que me está diciendo.

-Esto...es la ultima vez que nos reunimos, esta conversación nunca ocurrió, yo ya encontré a mi destinada, usted señorita Tanaka es tan solo una socia con la que jamás me volveré a reunir.- Me levanto de mi asiento y empiezo a caminar a la salida, aun tratando de asimilar cómo le contaré esto a Enid. Subí al auto, pero siento cómo abren la puerta y Yuki entra.

-No digas nada, mi dulce Merlina.- Se sienta en mi regazo y pone un dedo en mi boca en señal de que me quede callada. Trato de sacarla de encima, pero me toma de los hombros y me hunde al respaldo del asiento. -De todas formas tu Padre me espera en tu casa, pasaré unos meses junto a ti, mi amor.

-Estás loca, quítate si no quieres que te obligue, si continúas con esta estupidez no dudaré en aplicar fuerza bruta.- Ella solo sonríe mostrándome sus colmillos, otra vez siento esa maldita corriente correr por todo mi cuerpo, siento cómo acerca su cara a mi cuello y empieza a besar suavemente , trato de zafarme pero ella me susurra.

-No sabes cuándo me encantaría que fueras brusca conmigo.- Suelta un gemido descarado y trata de mover su cintura, pero logro quitármela y tirarla a un asiento, trato de acomodarme la ropa, siento su mirada en mi entrepierna, mierda, tengo una erección.

-Si quieres, puedo ayudarte con eso, yo no tengo ningún problema.- Dirijo mi mirada hacia largo y le digo que acelere, fueron los 15 minutos más lentos y tortuosos de mi existencia, esa mujer me lanzaba comentarios descarados sin pudor alguno.

En cuanto llegamos, salí apresuradamente y la dejé atrás, caminé rápidamente hacia mi habitación y vi a Enid acostada leyendo un libro, tenía que explicarle algo que yo ni siquiera entendía, pero sabía que si le ocultaba algo como esto, luego sería peor.

-Hola, amor, ¿Cómo te fue? , Cariño. ¿Estás bien? , te veo pálida.

-Debemos hablar, promete que guardarás la calma.

Enid me dio una mirada preocupada, ella se sentó al borde de la cama y yo me arrodillé, debía explicarle todo exactamente cómo ocurrió. 










-Despacho Addams

El ambiente era tenso, Yuki estaba sentada frente a un sonriente Homero y una preocupada Morticia, había varias cosas que tenían que aclarar, ambos sabían que la furia de la joven pareja sería inevitable, pero ya era demasiado tarde para solucionar las cosas por su cuenta, era hora de decir la verdad.

-Mi querida chupasangre, es un honor que visites nuestra humilde morada, veo que ya hablaste como mi hija.- Homero trataba de ser amable, quería buscar una solución rápida y sobre todo sin lastimar a nadie, después de todo los vampiros son personas egoístas y es difícil negociar con ellos y más aún si ya tenían un trato hecho.

-Homero, qué amable, la casa sigue igual que antes, pero dime una cosa ¿Por qué razón mi dulce tormenta no sabía del lazo y mucho menos del trato? Creí que no le esconderías nada y más aún cuando eso fue lo que me prometiste la última vez que nos vimos.

-Se lo iba a contar pero surgió un problema, mi escorpión del desierto se enamoró, lo cual es maravilloso, esta prometida e incluso esta esperando a su primogénito, no le podía decir nada, como Padre, mi deber es ver por la felicidad de mis hijos sin importar nada, ya sabes el amor a la familia.

Yuki dejó de sonreír y su mirada se volvió vacía y llena de enojo. Merlina Addams era suya, no del maldito perro que ahora habitaba en esa casa. Recibió el olor a perro mojado en cuanto entró a la Mansión.

-Sabes que no soy celosa, pero tendremos problemas, sabes que los lobos y los vampiros son celosos y territoriales por naturaleza, pero todos aquí sabemos que hay un inconveniente, no hay solución Homero, sabes perfectamente que Yo soy su destinada, si tu hija me rechaza su destino será morir y de una forma muy dolorosa, mejor dime ¿Cuándo será mi boda con mi dulce tormenta?

Todo el aura cambió a una lúgubre, debía haber solución, no quería que su hija muriera, pero tampoco podía privarla del amor que ahora sentía por la joven loba.

-No habrá boda, al menos no la tuya con mi hija, tendremos que buscar una solución, lo lamento pero mi familia es primero.

Ambos se miraban con seriedad, ninguno daría el brazo a torcer. 



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Espero que les guste el capitulo.



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Nos leemos luego, que tengas un buen Dia/Tarde/Noche.




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ATT: Ozul_Corvus

the sweetest poisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora