No lo hagas más difícil, por favor,
estamos aquí para desearnos un feliz adiós
y no para hacer remembranzas.Sé breve y dispara sin ningún reparo,
apunta y acierta aquí donde sabes
que no me daría tiempo ni de parpadear.Tengo claro el asunto que nos reúne
y la prisa con que tu taza de café se vacía.Yo no intento beber este café,
ni quisiera que tú lo hagas,
quisiera, en cambio,
que nos tragásemos este orgullo
y que este día, en vez de despedida
sea de concilio,
pero sé que no se puede, ni se podrá,
porque ya decidiste.Quisiera que todo esto fuese mentira
y decirte feliz viaje,
¡vuelve pronto!
con aquella misma emoción de siempre,
en vez de romper aquella promesa
que ahora hace de Antígona,
pero que en otro momento
fuese nuestra eterna alegría.Sí, eterna alegría,
porque hay eternidades que duran instantes: lo sabes y lo sé.Y aquél instante, me durará toda la vida...