Mi nombre es Nadia y tengo 18 años. Este año, me preparo para comenzar la universidad en Holanda. Vivo en un tranquilo pueblo francés con mis padres, mi hermana Leyla de 16 años y mi hermano Amir de 14. Somos una familia a la que nunca le ha faltado de nada , gracias al trabajo de mi padre, del cual desconozco los detalles y nunca me
he preocupado por saber más.Desperté al sonido de mis hermanos discutiendo en la cocina. Decidí levantarme y realizar el wudu para rezar, ya que mi alarma no había sonado a tiempo. Bajé las escaleras y encontré a Leyla y Amir haciendo a saber que.
—¿Qué estais haciendo? - pregunté adormilada.
— Preparando crepes, y Amir está haciendo zumo - respondió Leyla.
—¿Y era necesario destrozar la cocina para hacer esto? - bostecé, recordando que había pasado la noche viendo una serie que me tiene loca.
—Bueno, en una semana comienzan las clases y quería hacer algo - justificó Leyla.
— Da igual mientras limpieis todo después - les dije, alejándome hacia la sala.
Saludé a mis padres, Soraya y Faduan, quienes siempre han estado presentes pero distantes, como si mi existencia no fuera relevante para ellos. Aunque siempre los he querido, a menudo siento que no les importa lo que haga o decida. Me senté con mi teléfono, esperando a que mis hermanos terminaran.
Desde que comenzaron las vacaciones, mi rutina diaria consiste en levantarme, desayunar y ver mi serie favorita. Pero ahora, la universidad en Holanda se aproxima, y con ella, un cambio de vida que espero traiga nuevas experiencias y oportunidades.
Mientras reflexionaba sobre el futuro, mi padre rompió el silencio.
—Nadia, hija, hay algo de lo que necesitamos hablar - dijo nervioso.
— ¿Qué pasa? - pregunté, antes de que unos golpes en la puerta principal interrumpieran la conversación.
Mi padre palideció al escucharlos. Mi madre temblaba.
—Faduan, sé que estás ahí. Abre la puerta o la tiro - dijo una voz desconocida y firme.
Mi padre se levantó rápidamente y fue a abrir. Me ajusté el hijab y me uní a ellos cuando mi padre me llamó, al llegar havia un hombre alto, de cabello oscuro y penetrantes ojos verdes, nos esperaba. Su presencia era intimidante, pero su petición fue aún más impactante.
—Tú eres Nadia, ¿verdad? - preguntó, mirándome fijamente.
— Sí... - respondí, mirando a mi padre en busca de explicaciones.
—Faruk, ¿no se lo has dicho? Qué decepción, tendré que hacerlo yo - dijo con arrogancia.
— ¿A qué se refiere, baba? - pregunté confundida.
— Te casarás conmigo - declaró con frialdad.
La palabra "casarte" resonó en el aire como una sentencia. No sabía si aquello era una broma o una terrible realidad, pero la seriedad en el rostro de mi padre me hizo comprender la gravedad de la situación.
—Estás loco si crees que aceptaré - respondí, incrédula.
— No era una pregunta - dijo con desdén.
Antes de que pudiera protestar más, me tomó bruscamente de la mano.
—Prepara tus cosas. Te recojo en una hora - ordenó.
Me zafé de su agarre y miré a mi padre, buscando respuestas que no quería escuchar.
— ¿Cómo has permitido que esto suceda? - pregunté con voz entrecortada.
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Fiha kher
RomanceNadia, de dieciocho años, es obligada a casarse con Nabil, un mafioso rodeado de secretos. Atrapada en una red de intrigas y deudas, debe enfrentarse a figuras del oscuro pasado de Nabil. ¿Podrá encontrar el valor para decidir su propio destino? ...