⚔Capitulo 3: Cazando en el Bosque

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El aroma del café recién hecho llenaba la gran cocina mientras mi padre y Peeta se sentaban a la mesa para el desayuno. Esa mañana decidí ir al bosque así que desperté temprano para hacer el desayuno.

El sol de la mañana filtraba a través de las cortinas entreabiertas, pintando rayas doradas en el piso de madera fina.

-¿Cómo te va en el nuevo hobbie? -preguntó papá mientras se servía el café.

Peeta lo vio confundido y luego a mi a lo que respondí encogiéndome de hombros y él volvió a ver a papá confundido.

-La pintura tarado -soltó papá con obviedad mientras endulzaba el café y rodé los ojos antes de llevar la esponjosa torre de pancakes a la mesa.

-Estoy aprendiendo mucho, de echo y Alison es genial como maestra -responde con una gran sonrisa como si no fuera incluso mejor que yo.

-¿De verdad? -exclamo serio con un tono que conocía bien aunque Peeta ni lo noto cuando asintió, sintiéndose complacido de ver el interés de mi padre.

- Sí, ¿Cuándo te mudas entonces? -pregunto mientras cortaba sus pancakes y rodé los ojos cortando los míos.

-¿Es por que te hice pancakes de mantequilla y sin mermelada, verdad? -pregunte sarcásticamente- somos amigos -aclare finalmente.

-Oh se que el niño esta enamorado, pero no quiero que sufras por algo no correspondido linda -contesta condescendientemente haciéndome suspirar molesta.

¿Me ve cara de tonta enamoradiza?

Peeta de inmediato se sonroja empezando a balbucear mientras me mira y a papá.

-Odio lo poco que me conoces -solté molesta antes de volver a comer.

El desayuno transcurrió entre incomodidad y silencio, cuando terminamos de comer, Peeta se ofreció a recoger los platos mientras papá me miraba fijamente.

-Solo trato de cuidarte amor -suelta de repente molestándome aun mas.

-No has sido un padre en 6 años, por favor continuemos así, ni siquiera me conoces como para asumir que me voy a enamorar del primer chico lindo que se me pone enfrente -respondí molesta levantándome de la mesa

Peeta trato de cambiar la conversación contando sus planes para el próximo fin de semana junto a su familia hasta que papá lo interrumpió.

-¿Así que te parece lindo? -pregunto acusatoriamente mirando a Peeta y cuando este volteo a verme confundido sentí mi cuello y rostro sonrojarse por la vergüenza.

-No me esperen para cenar -avise tragándome la vergüenza antes de levantarme por completo y salir escuchando los llamados de Peeta de fondo.

Mientras avanzo por el distrito el sol se alza débil sobre los techos de chapa del Distrito 12, mis ojos recorren las calles polvorientas, entre casas pequeñas y desgastadas en cuanto llego a la veta que esta en camino a mi destino. 

De reojo veo hacia el Mercado Negro, una de las pocas áreas que siempre tienen actividad en el distrito y entonces me permito perderme en mis pensamientos mientras camino.

¿Por que me sentía así? Tan... avergonzada.

Nunca tuve problemas en decir lo que pienso, pero el interactuar con personas de mi edad y mas un chico, es una habilidad no desarrollada para mi, en lo absoluto.

Peeta es... ¿Mi amigo?, compañero de casa definitivamente y de arte, pero ¿Mi amigo?

Que patética...

Al fin llego al borde del alambrado que limita el distrito, tratando de concentrarme en si debo cruzar o no, pero mi mente no puede dejar de divagar hacia él. 

Angel De Carbon ~ Los Juegos Del HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora