CAPITULO 2

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Decidí no volver a ese lugar después de todo lo que pasó, no soy una persona a la que le guste llama demasiado la atención, y ese día fue de todo menos pasar desapercibido como lo había intentado hacer por tanto tiempo.

Me encontraba deambulando por los costados del seudo castillo de Carsodonia en donde se encontraban el duque y la duquesa, hacía mi recorrido como de costumbre, paseaba en un principio por las afueras y poco a poco iba ingresando por los complejos laberintos de aquel lugar. Era normal que algunos caballeros que venían de la capital se confundieran a través de los pasillos, el espacio era grande pero tenía demasiados lugares y habitaciones.

Recuerdo las primeras veces en las que estuvimos dentro del recinto después del entrenamiento, a los 17 años nos permitieron entrar al lugar, nos enseñaron las zonas comunes para los soldados, lejos de los ascendidos, nuestro lugar de comida no era muy acogedor pero se llenaba de risas y conversaciones antes de que todos volviéramos a nuestras labores, era el único hogar que había conocido, sin embargo desde la muerte de Ivanov, el ruido, los comentarios irónicos, las preguntas y las conversaciones jocosas en base a una nueva chica que habían visto pasar me sobrepasaba, me irritaba. Vimos los baños. Y nos indicaron los lugares en los que debíamos patrullar, al final nos enseñaron nuestras habitaciones, o lo que se suponía que debían de ser, el espacio era pequeño, mis pies quedaban fuera de la cama cuando me estiraba, y si, yo soy bastante alto, pero le pasaba lo mismo a Ivanov, el lugar no tenía ventanas porque estaba enterrado debajo del castillo, lo que hacía que el moho en las paredes sea bastante frecuente, teníamos una pequeña mesa de noche, con una vela y un cajón para guardar algunas cosas, las paredes de el lugar eran de papel y se podía escuchar todo, para mi no era muy grato escuchar como compañeros se auto complacen o complacian a alguna concubina a la que encontraron en algún lugar, aunque para los caballeros que me rodeaban parecía ser de lo más gracioso comentarlo entre comidas, aun así prefería eso a vivir en la calle y creo que mi amigo pensaba lo mismo.

Mientras merodeaba por los pasillos compañeros pasaban a mis costados y se detenían he inclinaban sus cabezas a modo de saludo, les devolvía el gesto y con un leve "sigua" ellos seguían con sus labores y se alejaban, continúe con mi recorrido hasta entrar a una zona donde pocas personas tenían acceso además de ascendidos y ciertos guardias, me indicaron esta zona hace poco tiempo, el pasillo era largo de recorrer.

Escuche un ruido de forcejeo en una de las puertas más adelante asique fui a investigar, al llegar cerca de la puerta escuche un grito agudo y espeluznante, los vellos de mi cuerpo se erizaron y algo me decia que no debía de estar ahi, un instinto salvaje invadio mi cuerpo y mi cabeza se repetía una y otra vez que devia de alejarme y desaparecer de ese lugar lo antes posible, mire a mis costados no divise a nadie en el pasillo, contradiciendo todos mis instintos, coloque mi mano en la empuñadura de mi espada y me asome por la puerta entreabierta para evaluar la situación.

Palidecí y mis ojos casi se salieron de mis órbitas, las alarmas en mi cabeza decían que me fuera, y que no volviera, pero mi cuerpo se había estancado detrás de la puerta de esa habitación, un hombre tenía a una chica, no podía verlos bien porque estaban de espaldas y el tipo tapaba por completo a la mujer, tenía las manos sobre su boca por la forma en que la mujer forcejeaba y se quejaba entre patadas y codazos, los ruidos de protesta venian de lo mas profundo de su garganta y a diferencia de el grito agudo que escuche en un principio ahora su voz era ronca y completamente aterrorizada, gritos apaciguados por las manos del hombre que suponía rodeaban su boca, pero eso no fue lo que me hizo palidecer, al momento en el que iba a intervenir en la situación. casi en una fracción de segundo, escuche la mordida que desgarraba completamente alguna parte de el cuerpo de la joven, los gritos y quejidos se volvieron húmedos y pude sentir la sangre subiendo por su garganta, vi sus manos a los costados intentando sujetar la cabeza de el tipo, en un intento inutil porque estaba de espaldas vi como sus manos volvieron a caer siendo invisibles desde mi punto de vista, un charco de sangre se expandía a los pies de aquel hombre y estaba seguro de que muchas cosas en ese lugar se salpicaron de la sangre de aquella mujer, tome mi espada a punto de desenvainar, cuando el hombre tiró de su cabeza hacia atrás,las paredes del lugar se salpicaron de sangre por el movimiento brusco y por esto mismo pude ver por una décima de segundo el estado de la joven, fue el cuello en donde se perpetró la mordida, y pude ver su hueso y la cabeza inclinada de manera inhumana hacia el costado

Entre Sangre y Cenizas [Volkacio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora