ONCE

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Dama de espadas

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Dama de espadas.
Marzo 13, 2014
Jueves, 1:42 a.m.


—JiEun —Jungkook saludo a la pelinegra con una sonrisa, desvió su mirada un poco cuando vio a un pequeño ratón curioso en la casa de enfrente, antes de que la contraria girara a mirar continuo: —Bienvenida a mi ciudad natal, Busan.

JiEun se acercó a él y depositó un corto beso en su mejilla después de cerrar la puerta de su auto, llevaba en sus manos unas rosas muy conocidas a su vista y tuvo que achicar los ojos un poco para darse cuenta que eran del abuelo In. Suspiró —Gracias por esperarme despierto.

—No es nada, ¿entramos? —Le señaló el camino con ambas manos, la pelinegra asintió y camino justo detrás de él, se retiro los lentes y sostuvo su bolso una vez que Jungkook tomó las rosas, se giro un poco al sentirse observada y miro la casa de enfrente con curiosidad.

—Entonces, ¿me trajiste rosas? —Jungkook preguntó sosteniendo la puerta para ella, JiEun subió los pocos escalones y entró en silencio a la casa solo dejando resonar sus tacones en la madera. Miro alrededor.

—Bueno, algún detalle debería tener con mi prometido.

Jungkook sonrió forzado, cerró la puerta y caminó para buscar donde poner las rosas, aunque no quería dejar a JiEun tanto tiempo sola por lo que le restó importancia y regresó a la sala de estar, donde la pelinegra ya había tomado asiento. Se sentó frente a ella y la vio sonreír un poco, era preciosa.

Su rostro era similar al de una muñeca, tenía los ojos grandes, las mejillas ligeramente sonrojadas y unos bonitos labios pintados de rojo. Su mirada inocente le restaba edad, además de que su sonrisa dental era preciosa. JiEun era su tipo de mujer, de pies a cabeza. —Mi madre sigue esperando ver un anillo en mi dedo anular, no quiero presionarte, pero ten en cuenta que la tengo encima de mí siempre.

Jungkook se rió, y que fácil podía ser la vida cuando tenía a Taehyung fuera de su cabeza, bajo la cabeza y JiEun miro su sonrisa, Jungkook era guapo. Era grande, tenía facciones duras, pero a la vez suaves, su marcada mandíbula nivelaba a la perfección sus grandes ojos de ciervo. JiEun sonrió con él, simplemente eran la pareja perfecta. Agradecían que al menos se llevaban bien.

—Ya lo solucioné —Jungkook informó poniéndose de pie. JiEun le siguió con la mirada, era una mujer inteligente, Jungkook siempre la catalogaba dentro del concepto 'intelectual', estaba agradecido hasta cierto punto que ella sería su mujer y madre de sus hijos.

Jungkook regresó por el pasillo mientras JiEun se encargaba de abrir las cortinas para dejar correr el aire de la noche. El pelinegro se sintió nervioso cuando la vio girarse a mirarlo, sonrió un poco dirigiendo sus pasos a ella. —¿Me compraste un anillo?

—Al menos merecemos un compromiso y una boda decente, ¿no crees?

JiEun soltó una pequeña risa cruzando sus brazos, la luna le iluminaba una parte del rostro y Jungkook no pudo evitar pensar que era con ella con quién debía estar. Debía olvidarse por completo de un niño como Taehyung, el debía y merecía estar con una mujer de la talla de JiEun, tan bella, con una mujer. —¿Vas a arrodillarte, Jungkook?

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