Todo castillo de arena puede derrumbarse con la mínima señal de agua que se cuele en sus cimientos.
La pretemporada comenzaba tal como SeokJin predijo; el equipo de fútbol de la universidad de Seúl arrancaba con una muy buena racha ganadora. Yo asistía a tantos partidos como el trabajo me permitía; porque si antes cuando fantaseaba con el coreback desde la banca de la afición no me gustaba perdérmelos, ahora que era su novio oficial no me perdonaría no estar ahí para presenciar sus bailecitos de celebración cada vez que anotaba un touch down.
JiMin seguía siendo mi acompañante en cada juego al que podía ir, y no creía que hubiera podido soportarlo de haberlo tenido que atravesar por mi cuenta, porque desde el día en el que Kim SeokJin se había dejado caer a mi lado en la banca de la cafetería yo también me había convertido en una especie de magneto que atraía las miradas de las personas.
En este punto podía distinguir con facilidad las envidiosas, las incrédulas, las que querían transmitirme cuánto me menospreciaban, las interesadas e incluso las lascivas. Al parecer ser el novio de Jin te confería automáticamente el súper poder de que todos estuvieran interesados de alguna u otra forma en ti.
Y cuando todo aquello empezaba a pesarme, me obligaba a recordar el calor de su pecho cuando me acurrucaba contra él, la suavidad de sus labios al encontrarse con los míos, su aroma lleno de lavandas, el timbre de su risa escandalosa, la manera en la que nuestras manos encajaban la una con la otra... el ritmo de su acelerado corazón cuando la excitación nos comenzaba a consumir...
Aunado a esos pensamientos estaba el hecho de que SeokJin había adquirido la costumbre de que al finalizar los encuentros se quitaba el casco y corría hasta el lugar donde sabía que estaría yo solo para señalarme y mandarme un beso volador que hacía que se me tiñeran las mejillas de un intenso borgoña y cuando todas esas imágenes se hacían presentes en mi cabeza, me permitía respirar con naturalidad porque estaba seguro que ser tremendo foco de escrutinio valía la pena sólo porque estábamos juntos.
Ese día en particular el partido había terminado, el beso había sido enviado y yo había caminado con JiMin (seguido por un ciento de pares de ojos) hasta las afueras de los vestidores del equipo para esperar a mi novio, porque era viernes por la noche y porque lo había convencido de invitar a Min YoonGi a sumarse al plan.
El mejor amigo de Jin era algo así como el mega crush de JiMin, el cual no había parado de pedirme que se lo presentara oficialmente, porque claro que el círculo íntimo de mi novio sabía que yo tenía un mejor amigo con el que andaba por el campus universitario todo el tiempo pero jamás habíamos tenido la plática introductoria sobre quién era quién y de alguna manera era racional, Jin y yo llevábamos muy poco tiempo de salir, no quería que pensara que era el bicho raro que le pedía llevarlo a todas las salidas con sus amigos.
Sin embargo; lo anterior para JiMin era una tontería y había jurado no volver a acompañarme a un partido más de futbol mientras que YoonGi y él no hubieran sido presentados formalmente. Jin se había partido de risa el día que le expliqué la situación y antes de besarme me había dicho que esperaba que JiMin no apostara por Min YoonGi, pero que lo llevaría la próxima vez para que mi amigo lo conociera si eso nos garantizaba seguir viéndonos cada vez que el jugara.
Y yo que estaba lo bastante idiotizado por su sonrisa y la forma en la que sus labios se movían sobre los míos no indagué sobre aquella frase de que mi amigo no apostara por el suyo, pero estaba seguro que lo había dicho porque no podía soportar perder un fan y donárselo a Min YoonGi.
Jin se dirige hasta nosotros dando grandes pasos después de cerrar con un portazo el vestidor y yo no tengo tiempo de reaccionar antes de que me vea levantado en el aire, con los brazos fuertes de mi novio apretándome el culo y esperando que llene el diez porciento del camino que le falta recorrer para besarnos.
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Flamingo Pink.
أدب الهواةKim SeokJin es el jugador de americano más deseado de la universidad de Seúl, también es el heredero de su familia. Jeon JungKook es el estudiante con el mayor promedio de su generación, también es el chico que tiene un trabajo parcial y vive una v...