Capítulo 11.

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Envuelvo mis dedos alrededor de una de las muñecas de Aizawa y me deja deslizar su mano por mi muslo y entre mis piernas.

-¿Te molestaría si dejo que uno de los amigos de mi padre me haga esto?- Me froto contra su palma, secretamente encantada de la forma en que permite que suceda, pero no me anima en lo más mínimo.- ¿Te pone celoso?- Las cejas de Aizawa se juntan.

-Dime algo, nena.- Me estremezco ante su tono amenazador.

-¿Qué quieres saber?

-¿Alguno de ellos está palmeando tu coño en este momento?- Tiemblo más fuerte.

-No, ninguno.

-¿Estás a punto de montar alguna de sus pollas en este momento?- Me lamo los labios.

-No.- repito y Aizawa se inclina hacia adelante hasta que nuestros rostros quedan separados por un suspiro.

-Entonces, ¿por qué me importaría un carajo de una forma u otra?

No sé si me decepciona que no sea celoso o si me encanta lo poco que le importa.- Anotado.

Su muñeca se tensa en mi agarre y esa es la única advertencia que recibo. Me lanza con dos dedos y me agarra la nuca con la otra mano. Una vez más, él no está ni cerca de lastimarme, pero me mantienen inmóvil de todos modos. Aizawa presiona su frente contra la mía, otra atadura para unirnos.

-Con eso dicho.- Su exhalación fantasma contra mis labios.- Mientras este coño sea mío, nadie más te tocará sin mi permiso ¿Entiendo?

-Lo tengo.- respiro, normalmente no soy de los que encuentran sexy las cosas demasiado posesivas, pero hay algo en saber que se limita a esta fantasía que elimina todas las barreras.

Me deleito con eso.- No tocaré a nadie más, lo prometo.

-No sé si te creo, parece que te gusta romper mis reglas.- Sus dedos pulsan dentro de mí.- Y yo soy el tonto que no puede detener suficiente de ti a pesar de eso.

No sé qué diría en respuesta porque Aizawa me besa. No, él posee mi boca al igual que posee mi cuerpo en este momento, como si tuviera labios, lengua y dientes de la misma manera que posee mi coño. No puedo tener suficiente.

Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y trato de acercarme tanto como me permite, me empuja contra su agarre y el hecho de que me esté impidiendo cerrar ese último tramo de distancia mientras todavía me saquea la boca es casi demasiado para soportarlo. Cuando finalmente levanta la cabeza, estoy respirando con dificultad y estoy demasiado cerca de suplicar.

-Aizawa.- respiro su nombre, apenas más que un susurro, pero él se tensa debajo de mí como si yo lo gritara. Libera mi cuello, el impacto de la ruptura en el contacto casi me hace perder la forma gentil en que me aparta el cabello de la cara. Se apoya en la cabecera una vez más.

-Quítate la camiseta.- Agarro el dobladillo y lo levanto lentamente. No estoy exactamente tratando de provocarlo, pero la vista de sus dedos enterrados dentro de mí provoca un corto circuito en algo en mi cerebro, es solo cuando se aclara la garganta que recuerdo lo que se supone que debo estar haciendo y levanto la camisa unos centímetros más.

Dios, la forma en que Aizawa me mira, pensé que me devoraba con la mirada en el piso de abajo cuando estábamos discutiendo sobre negocios. No es nada comparado con ahora, me está mirando como si fuera suya en verdad, un juguete que está impaciente por sacar de la caja para poder jugar con él. Me hace bajar la velocidad de nuevo con la camiseta justo debajo de mis pechos. Cuando gruñe, sonrío.

-¿Algún problema?

-Quítate la maldita camisa Kaori.

Hay algo en la forma en que dice mi nombre que envía un rayo de calor directamente a mi coño y ruedo un poco mis caderas, follando sus dedos. Por mucho que quiera seguir provocándolo, la verdad es que estoy tan impaciente como él, me saco la camiseta por la cabeza y la tiro a un lado.

El amigo de mi padre (Aizawa y tú)+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora