Tiempo

292 30 2
                                    


­La disputa entre la Tokyo Manji Gang se intensificó en la ciudad recientemente ciudadanos inocentes han sido víctimas de esta disputa.

El pelinegro de ojos azules veía la televisión mientras que comía de un paquete de papitas.

No es cierto ¿de verdad? _el sarcasmo rebosaba en su voz, el pelinegro rodó los ojos.

Hanagaki Takemichi de veintiséis años se podría decir es alguien patético a la vista de todos, escondido desde muy joven en la parte más baja de Tokyo, con un trabajo mediocre un sueldo que apenas y le alcanza para vivir, vistiendo horribles ropas y viviendo en una pocilga; pero patético estaba lejos de él _ que miedo _ esta última frase salió más como burla.

La verdad el pelinegro no era que le interesara la disputa entre esa pandilla.

Él hombre de Veintiséis años suspiró y luego se recostó a bocarriba en su futón mientras levantaba su muñeca para dejar a la vista el conjunto de letras cursiva en negro.

Takemichi se mordió el labio y sintió sus ojos picar al mismo tiempo que llevaba su mano libre a su vientre plano.

Muchas veces considero comunicarse con el dueño de ese nombre en su muñeca y que le ayudara, muchas veces considero buscarlo y hablar con él, para hacerle frente a él y decirle quien era, quería disculparse por haber rechazado algo tan valioso como lo era un rol, hace quince años; pero eso no iba a pasar. Takemichi bajó su mano tomando nuevamente la bolsa de papas y volvió su vista a las noticias.

Entre todos las victimas hubo dos asesinadas, Tachibana Naoto de veinticinco años.

¿Tachibana Naoto...?

Y Hinata Tachibana _ los ojos de Takemichi se abrieron cuando el nombre del par llegó a sus oídos

Las papitas que estaban en sus manos cayeron y el pelinegro se sentó.

La verdad no le importaba la muerte de esos bastardos que se hacían llamar sus hermanos de hecho era satisfactorio escuchar la muerte de esos hijos de perra, de solo pensar en ellos la ira hervía en su sistema, despues de todo es que él estuviera en esa pocilga, escondido, viviendo entre ratas, desperdiciando toda su vida, su genio, sus habilidades sin esposo amoroso con hijo y comiendo Basura solo para esconderse de... los ojos de Takemichi se abrieron _ Oh, mierda _ dijo cuándo la comprensión llegó a su cerebro, el pelinegro se puso de pie y caminó con rapidez hacia su almario, sacó un bolso y empezó a meter lo que él pensaba era ropa limpia. Tenía que abandonar ese lugar, ahora que los Tachibana estaban muertos, estaba seguro que ese bastardo vendría por él; no hizo demasiado, se colocó pantalones, luego buscó entre los cajones para encontrar un martillo.

Takemichi se inclinó y empezó a sacar los clavos de las tablas en el suelo hasta que logro sacar tres de ellas dejando a la vista un maletín.

Debí haber hecho esto hace tiempo, ¡maldición! todo es culpa de ese maldito de Sano, nunca le pedí nada y el bastardo tiene que venir a matar a esas mierdas que tengo por familia _ gruñó el pelinegro mientras se colocaba los zapatos _ ¡¡Malditos idiotas!!

El pelinegro no esperó nada, apagó la televisión y salió de la casa apresurado estaba bajando las escaleras cuando pudo ver a un auto negro estacionarse frente al complejo.

Mierda _ dijo el pelinegro corriendo hacia la parte de atrás del lugar para esconderse en el baño del casero.

Takemichi lo vio, vio a su padre alto de cabellos rubios con ojos morados, agradecía tener los de su madre y no los de ese idiota que despues de toda su mierda ahora viene a buscarlo _ el maldito bastardo, claro que lo hace sus prospectos a los perfectos herederos fueron asesinados por su rival _ el de ojos azules sintió su bilis subir cuando vio a los hombres subir las escaleras a pasos fuertes, escuchó como tocaban su puerta, luego como se impacientaban para dar paso a la madera rompiéndose ante el golpe de los hombres de su padre.

Mōhitotsu no kikai (もう一つの機会)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora