En los pasillos de la universidad, donde el murmullo de los estudiantes se entremezclaba con el eco de la educación impartida, existía una conexión especial que trascendía las normas establecidas. Sergio, un maestro omega de elegancia enigmática, capturaba la atención de sus alumnos con su sabiduría y su presencia magnética.Entre esos alumnos destacaba Max, un joven alfa de último año cuyo atractivo físico y confianza natural lo convertían en el centro de todas las miradas. Sin embargo, su atención estaba completamente enfocada en su maestro Sergio, cuya presencia despertaba en él emociones desconocidas y deseos prohibidos.
A medida que las clases avanzaban y las interacciones entre Sergio y Max se intensificaban, una corriente eléctrica de atracción y complicidad comenzaba a tejerse entre ellos. Las miradas furtivas y los gestos cargados de significado creaban un ambiente tenso pero excitante.
― Excelente trabajo, señor Verstappen.
Como siempre, destacándose como el mejor de la clase. Me gustaría verlo al finalizar el horario de clases.― Por supuesto, estaré aquí al finalizar las clases.
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En la habitación, solo se podía percibir el sonido de las pieles chocando. Como todos los viernes por la tarde, ambos amantes se entregaban y hacían caso omiso a lo que la sociedad pudiera decir.La única luz que había en la habitación era la que se colaba por las persianas de la ventana. No era necesario tener más luz para que ambos amantes se entregaran el uno al otro, ambos conocían cada rincón del otro.
― ¡Más, Max, por favor, más fuerte! ―exclamaba el mayor con la voz entrecortada tras tanto grito―. ¡Ah, sí!
― Oh, Sergio, ¿qué pensarían en la universidad si te vieran gimiendo solo por mí? ―dijo mientras embestía con más rapidez y fuerza― ¿Te gustaría que todos supieran lo loco que te vuelvo? Todo por tu alumno estrella.
― Oh, Maxie, creí que ya conocías mi opinión sobre las opiniones ajenas -dijo luchando por contener sus gemidos- mientras seas tú, el resto del mundo puede desaparecer. Ahora, satisface a tu querido omega como solo tú sabes hacerlo.
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Su relación no era como normalmente era una relación de maestro y estudiante, ambos no tuvieran que coger cada vez que podían, tuvieran que tener una relación formal de dos adultos responsables.
Desde el momento en que el profesor Pérez pisó la institución, Max se sintió atraído hacia Sergio. Como uno de los pocos maestros omegas en el lugar, Sergio era una rareza que había capturado por completo la atención de Max. La oportunidad de tenerlo apareció como un regalo inesperado: soltero y sin marca, Sergio parecía haber sido puesto en su camino a propósito. Acostumbrado a obtener lo que deseaba, Max ahora ansiaba conquistar al señor Pérez.
Sergio Pérez, el recién llegado maestro a la universidad, había enfrentado numerosos desafíos para llegar a donde se encontraba en ese momento. Consciente de la importancia de su posición, Sergio no desaprovecharía su tiempo en ese lugar. Con agudeza y perspicacia, comprendía perfectamente las miradas que atraía con solo unos segundos de presencia en cualquier lugar. Resultaba divertido para él observar a los jóvenes hormonales babear por su figura, mientras él mantenía una actitud serena y segura de sí mismo.
A pesar de repetir a diario que nunca saldría con alguien menor que él, Sergio se vio desafiando sus propias reglas al convivir con Max Verstappen. La actitud desenfadada y cariñosa de Max hacia él lo desconcertaba, haciéndolo cuestionar si se sentía tratado como su mascota. Al principio, Sergio luchaba contra la idea de permitir una relación tan peculiar.
A pesar de la dinámica aparentemente desigual entre Sergio y Max, donde Sergio se sentía tratado como la 'mascota' del Alfa, encontraba que aquel trato despertaba en él emociones y sensaciones desconocidas. A medida que su relación avanzaba en terrenos poco convencionales, Sergio comenzaba a cuestionarse sus propias percepciones de poder y sumisión.
Lo "normal" en este tipo de relaciones era que el maestro tuviera el mando en la relación, no que el estudiante lo tuviera. Y para ser peor, a Sergio le encantaba ser tratado así por Max, como si fuera su perro. Tal vez era menor que él, pero el chico era inteligente y muy grande.
― Vamos, Sergio, dime quién es tu dueño y te dejaré gemir como la zorra que eres -decía mientras introducía otro dedo en su interior- ¿Qué pasa, cariño? ¿Ya no quieres hablar?
― Tú, Max, tú eres mi dueño -dijo entre gemidos- por favor, mételo ya.
No era la primera vez que Max lo denigraba en la cama. Sergio se dio cuenta de que a Max le excitaba usar lenguaje obsceno, y a él le resultaba extremadamente estimulante escuchar a Max dirigirse a él de forma vulgar y provocativa.
Sergio no sabía exactamente en qué momento se convirtió en su mascota, solo que le excitaba enormemente ser tratado de esa manera. A lo largo del día, Max podía llegar a ignorarlo por completo, pero Sergio sabía que al caer la tarde tendría su recompensa, un gran premio.
Si, su relación no estaba bien, pero a él le encanta ser la mascota de su estudiante estrella.
Hola
¿Qué les pareció?
¿Fue buen one shot?
Hace tiempo tenía ganas de escribir algo así, ya conocía la temática de "Maestro x estudiante" solo que todos eran que el maestro mandaba, asi que se me ocurrió hacerlo al revés (obviamente con mi pareja favorita). Intenté escribir diferente, o sea, hacerlo algo más formal siento que esté tipo de tramas merecer tener escritura formal.
Eso sería todo, nos vemos en otra historia
💌= Sugerencias o dudas que tengan las pueden poner aquí