Capitulo 12| Desenmascarar

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La cresta del sol comenzaba a aparecer en el horizonte, tiñiendo el cielo aún en la noche con colores amarillos, rosados y azules. Estuve despierto antes del ocaso, mi mente me daba vueltas. Protegido del frío debajo de las sábanas aborregadas me quede un momento mirando a el techo antes de sentarme a hacer nada más que mirar la ventana empañada. Pase la mano por el vidrio empañado por mi respiración, el frío me mordió la palma desnuda y de nuevo pude ver el paisaje.

Las montañas se elevaban en picos pronunciados, la nieve volaba y se arremolinaba cuando los vientos se estrellaban contra el suelo. Me puse de pie, descalzo, me dirigí a la cómoda pequeña y saqué ropa de caza. Me forré en cuero, me puse arriba una sudadera oscura para discernir el frío, me acomode la máscara y me vi en el pequeño espejo ovalado del baño.

Había ganado algo de peso, no tenía los músculos ni la fuerza que antes poseía pero estaba un poco mejor, más vivo, más en calmado y consiente. Abrí la puerta y bajé por la escalera estrecha hasta un arco y reveló una de las muchas salas de estar que había en este laberinto. Frente al fuego, Phil también tenía ropa de caza, el abrigo que portaba le caía por detrás, dejando espacio para las alas.

—Buenos días —salude con desgana, quedándome en el umbral.

—Buenos días —Phil se volvió hacia mi, dándome una sonrisa pequeña—. Vamos.

Ambos nos encaminamos por los pasillos hasta que salimos a una zona remota donde la piedra ya no estaba tallada y tenía relieves naturales con picos sin limar. Salimos a un Ojo de Agua con una riachuelo de agua cristalina naciente de la misma montaña, los árboles frondosos hacían una media luna, cubriendo este bello lugar para dejarlo en secreto del mundo exterior. Había relieves con colinas chatas cubiertas de nieve, todo el lugar tenía una presencia de vida silenciosa.

Camine hasta la orilla con las extremidades congeladas, mi aliento se anillaba en una nube de vaho al igual que el de Phil.

—Este es el lugar donde vengo seguido a pasar el rato —Dijo detrás de mi, la voz tranquila como este lugar—. El lugar perfecto para que lo uses.

En un árbol a mi derecha había una lechuza, a la izquierda un camino que se adentraba al bosque mortal y helado. Me sentía ajeno, fuera de lugar. Perfecto para el plan.

—Va a ser algo un poco perturbante para este lugar —Abrí y cerré las manos, sintiéndolas entumecidas. La nieve crujía dejando de mis botas.

—Bueno, nadie entra aquí más que yo. Nadie te verá.

Hice una pausa, respiré hondo, me subí la máscara hasta la mitad del rostro para dejar descubierta la boca y pude ver mi propio aliento con más claridad. Phil se dio la vuelta para irse, no aún antes darme un asentimiento. Espere, espere y espere. Cuando ya no escuche sus pasos me puse de cuclillas, las puntas de mis pies aferrados a la orilla, el agua yacía a solo un brazo de distancia para tocarla.

Esto iba a ser horrible. Me quite la sudadera y las botas, quedándome en la pura ropa de cuero. Inhale y me deje caer hacia adelante, el agua fue como una cárcel opresiva, como el frío cuando me quedaba dormido. Los espasmos recorrían mi cuerpo pero los suprimí, nadando hasta el fondo, había plantas y musgo. Me senté en medio, intentando calmar mi corazón. La energía fluyó en mi, iluminando patrones en mi cuerpo que brillaron con una luz verde ardiente. Mis ojos también destellaron una luz similar, mi cuerpo comenzó a entrar en calor y solté el aire que me quedaba.

Cerré los ojos, me sumergí en mi mismo y comencé a buscar.

Nade por esa oscuridad como si fuera parte de ella y encontré cerca unas cuantas cosas flotando. En mi cuerpo fantasmal busque ese hilo de oro brillante que me conectaba al códex, tire de el y tintineó como una campanilla. Lo seguí hasta que una bola de luz cálida apareció, rompiendo con su luz el manto de negrura a mi alrededor como una estrella, mi mano flotó hasta ella y se detuvo encima, se ondeó como el agua y supe que lo había encontrado.

Helpless but dangerousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora