Cap 85

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Un pequeño bebé dormitaba en los brazos de la peliblanca, acomodados en una cama calientita. Con un tierno bostezo cerro sus ojitos, unos dedos delgados acariciaron el cabello fino, un sonido de la puerta no saco a la mujer de su estado.

Al sentir como el colchón se hundía levanto la mirada gris, suspiro dándole al pequeño a su madre. Con una mirada penetrante de su esposo que la veía desde hace varias horas tomó el plato que estaba a un lado en su mesita de noche y comenzó a comer.

Agradeció a Merlin que su estado no empeorará, solo un dolor en algunas heridas y ligeros dolores de cabeza. Frustrada se dejó caer en su almohada favorita al escuchar de nuevo aquella puerta, solo basto escuchar una risa para obtener toda la atención de Eris.

Para total disgusto de cierto pelinegro que observaba cómo Eris se levantaba hasta quedar sentada al recibir a cierto medimago. Narcissa observaba con atención los gestos de este, el visitante saludo cortésmente. Hasta tomar la mano de su querida amiga.

-¿Debería de sujetarte a la cama?- Eris solto una ligera sonrisa al igual que la rubia por las palabras del mago que podían tomarse de otra manera. Este las acompaño por haber logrado su objetivo, saco una pequeña caja de su maletín, la peliblanca fruncio ligeramente el gesto temiendo que fueran más pociones de sabor horrendo. Al recibir la caja esta creció a una mediana, al abrirla sintió la calidez de ese deliciosa postre llevarla hasta su niñez.

Nevan le guiño un ojo, tomando uno para él y otro para la dama que los miraba atentamente.

-Señor Snape, se que como profesional de la salud no debería de hacer esto, pero Eris necesita energía de alguna manera-

Sin ninguna palabra tomó una silla sentandose cerca de la peliblanca, escucho el comienzo de un llanto. Para que la rubia pudiera comer le quitó al bebé que rápidamente se durmió.

-Un verdadero Malfoy- menciono al ver los rasgos del pequeño. Snape comenzo a caminar por la habitación, sus hombros estaban tensos y sus manos atentas a su varita. -Te queda bien- murmuro entre bocado viendo a la peliblanca con ternura. Tanto Severus como Narcisa no entendian a que se refería, este lo noto el medimago. Trago y miro a los demas. -Sería la madre más hermosa del mundo- se levantó hasta acercarse más a una sonrojada Eris, con mucho cuidado le dio al pequeño. Tan sumergidos estaban que daban la impresión de una pareja con su primer hijo.

La rubia se atraganto por el comentario y con un claro nerviosismo volteo a ver al pelinegro. Severus era un hombre que guardaba muy bien sus emociones, es por ello que la mujer tenía no saber que pensaba. Busco ayuda en la puerta, anhelando que su marido volviera de ela reunión con el señor tenebroso.

Nevan acarició la mejilla de Draco, imagino un pequeño con cabellos rubios muy claros y mirada gris. Adoraba tanto a Eris que sonrió con verdadera emoción de solo pensar en eso, salió de su ensoñación al ver cómo aquella mirada de Eris se apagaba, la mano que tomaba al bebé comenzo a cerrase en un puño. Aquel anillo en su dedo le recordó que había hablado de más, no era un matrimonio por amor.

Quería golpearse por su imprudencia, había arruinado todo. Giro levemente para ver al hombre de negro verlo directamente con un gesto de molestia. No controló a tiempo su lengua.

-Si tú marido es un cobarde entonces busca tu propia felicidad- Narcisa grito al ver a un molesto Severus tomar del cuello de la bata al medimago y empujarlo al suelo. Eris no reaccionó por un tiempo al analizar aquellas palabras, el bebé aterrado en sus brazos la devolvieron a su realidad. Con cuidado lo depósito en la cama, no muy cerca de la orilla. Se levantó adolorida hasta la nerviosa rubia, quitando la del camino.

Severus recibió un fuerte puñetazo en la mejilla, sin embargo, su rabia no le permitió detenerse. Ese bastardo no iba a insinuar sus deseos tan descaradamente a su esposa, le propinó un codazo en las costillas dejándolo sin aliento, oportunidad que utilizó para devolverle la golpiza en la cara.

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