La noche ya estaba presente junto a sus maravillas. Eris quería caminar por los terrenos de su hogar, tomó al bebé en von viendo lo en una manta y con un hechizo para asegurar su bienestar.
Probó los hechizos de protección, agradecida que hoy no estuvieran. Camino a paso lento por todo el lugar, sabía que las fuentes eran un hermoso toque en aquellos grandes jardínes. Movió al bebé para mantenerlo tranquilo.
Sus ojitos estaban fijos en algo, curiosa siguió su mirada tapándose con cierto hombre lobo. Le extendió la mano, indicando que apreciaba su compañia.
-Buenas noches Silas- el n pequeño más inquieto se comenzó a mover para ver mejor al nuevo integrante. Eris lo ayudó al ocomodarlo mejor -Parece que quiere conocerte- se le extendió, si las alarmado no supo que hacer, por un lado sabia quienes eran los padres del pequeño, no quería problemas -Vamos, no le diré a sus padres-
Aun rígido tomó al bebé con torpeza, la peliblanca con una sonrisa lo ayudó. Era gracioso ver a un gran hombre con un bebé.
-Es tan pequeño- susurro Silas, seguía a la peliblanca -Tenía tiempos de no verte, lamento tu pérdida-
Eris se detuvo, sintió como su corazón se quitaba un peso de encima, hasta ese momento nadie tomaba enserio su pérdida, nadie entendía su cercanía con Nissa. Contra todo en contra corrió para abrazar al hombre, Draco comenzo a reír al sentir la presión de ambos adultos.
-Gracias Silas- dejó soltar las lágrimas, con él podía contar. Ser ella misma. Y muy agradecida recordó aquella parte de ella, su libertad. Con una gran sonrisa se alejó de ellos, al estar segura de que todo estaba bien comenzó su transformación.
Si las maravillado de ver esa parte de ella otra vez se acercó. El bebé se puso inquieto, para demostrarle que todo estaba bien el hombre se sentó en la hierba. Acomodo como pudo al pequeño entre sus piernas y pecho, le extendió una mano a la poderosa criatura.
La loba comenzó a moverse despacio, al acercarse comenzo a bajar su cuerpo. Su respiración provoco que los cabellos del pequeño se movieran. Se acostó viéndolo atentamente, su cola se comenzó a agitarse al ver cómo sus pequeñas manos se movían para tocar su nariz.
Esos momentos ayudaban a Eris. Jugaron un poco con el bebé en su lomo y a su lado un Silas atento, cansados los tres comenzaron a volver a la mansión. Eris volvió a su forma original sosteniendo a un bebé dormido entre sus brazos y hombro.
Al entrar a casa lo acostó en la cama, lo cambio y dejándolo descansar volteo a ver a su amigo. Este tenía una caja grande en su brazos, con una sonrisa cómplice en sus labios. Eris quería preguntar pero el hombre se le adelanto.
-Será mejor que la cuides medimago- lo dijo sin voltear a ver a quien realmente iban dirigidas esas palabras.
-Te lo vuelvo a decir- se escuchó una voz tranquila salir de su gran armario -Serás una increíble madre-
Por instinto Eris tapó con su cuerpo al bebé, no paso mucho para que su miedo se esfumará al ver aquel rostro.
-¿Que haces aquí?- menciono al sentarse a la orilla de la cama.
-Quiero saber lo mismo- camino hasta ella, sentándose -Pensé verte en Hogwarts, sin embargo, algo muy impulso a venir- llamó a Silas para que se acercará con la caja, se la dio a la peliblanca.
-Me retiró- menciono el hombre lobo, el mediano asintió para levantarse y ver la reacción de la dama.
Con cuidado la ayudo con la tapa revelando un hermoso vestido verde y plata. Se inco para extenderle una rosa.
-¿Mi señora le gustaría ser mi acompañante en este evento?-
-Nevan no puedo- bajo la mirada apenada, volteo a ver al bebé.
-Narcissa tenía razón- se levantó para comenzar a caminar hasta la puerta -Hoy vas a divertirte me bella dama- al abrirla una mujer más joven que ellos se hizo presente, se inclino para saludar -Ella es mi asistente, una mujer confiable y conocida de los Malfoy-
Eris se levantó sin procesar todo. Volteo a ver a los nuevos invitados en su hogar.
-¿Narcissa sabia de esto?- cruzó los brazos con un gesto de molestia fingida.
-No la culpes- Nevan sonrió, hoy sería una noche espléndida.
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¡Algo mas sencillo que la vida!
RandomLo que mas la lastimo no fue el rechazo, las traiciones, ni siquiera el dolor. Fueron sus propias acciones, juro nunca ser un monstruo pero hasta el ser vivo mas vulnerable sabe cuando debe mostrar su garras para sobrevivir.