Maegor Targaryen (Pausado)

Capitulo 22

Jacaerys y Lucerys observan a Maegor dirigirse hacia la sala del consejo junto a Daeron. Mientras tanto, Rhaenyra ha concluido su conversación con Otto y se encuentra de nuevo en la sala del consejo. Reflexiona sobre las palabras de Otto y en la amistad que solía compartir con Alicent. Sin embargo, Rhaenyra recuerda que le habían arrebatado su derecho al trono, lo que la hace darse cuenta de que la amistad pasada con Alicent ya no tiene valor para ella, pues considera que esa relación se había desvanecido hace mucho tiempo.

Maegor entra a la sala del consejo y al instante ve a su hermana, a quien saluda con una ligera reverencia. Daeron también hace una reverencia, solo porque Maegor lo había hecho.

—Su Majestad, tengo buenas noticias —anunció Maegor con evidente emoción— El príncipe Daeron ha decidido unirse a su causa.

—Es reconfortante saber eso —respondió Rhaenyra al ver a su hermano menor— Me complace saber que hayas tomado la mejor decisión, Daeron.

—No lo hice por ti, Rhaenyra. Lo hago por Maegor. Nunca me uniré a la causa de un hombre o una mujer que no conozco. Aunque seamos hermanos de padre, apenas conozco tu nombre. En cambio, conozco a Maegor, quien fue el único que se preocupó por mí, el único que me enviaba cartas. No me uní a tu causa, estoy aquí solo por Maegor y nadie más. Eres mi hermana, pero no mi reina. Eso nunca sucederá para mí. Así que no esperes que te llame 'mi reina', porque eso nunca pasará —declara Daeron mientras observa la expresión seria de Rhaenyra— Solo seguiré las órdenes de Maegor. No esperes que te preste atención, Rhaenyra.

Todos permanecían en silencio mientras observaban a Rhaenyra dirigir una mirada seria a Daeron. La desconfianza de Daemon hacia el niño era evidente, mostrando que no quería a Rhaenyra para nada. Antes de que la situación se saliera de control, Maegor decidió intervenir.

—Bueno, creo que el príncipe Daeron ha expresado su opinión, Majestad. Por favor, no lo tome a mal. Daeron estuvo alejado de sus hermanos y su padre durante nueve años, es comprensible que no la conozca bien —expresó Maegor en un intento por proteger a Daeron— Por favor, no le haga daño.

—Si Su Majestad decide castigar a Daeron por sus palabras, ¿acaso lo protegerás tú? —cuestionó Daemon, buscando poner a prueba la lealtad de Maegor— ¿Desobedecerías una orden de tu reina?.

—A caso tú no lo has hecho —dijo Maegor mientras miraba a su tío— Estuviste ocupado mientras Rhaenyra intentaba dar a luz.

—Esas acciones eran necesarias. Tenía que asegurar la seguridad de mi familia —respondió Daemon con seriedad.

—Estamos en la misma situación, ya que yo estoy garantizando la seguridad de Daeron. No somos tan diferentes —afirmó Maegor al notar la mirada seria de Daemon— Daeron simplemente está expresando su opinión. No es culpa suya no conocer bien a la reina.

—Daemon, Maegor, ya no discutan —intervino Rhaenyra al notar la tensión en el ambiente— Mejor continuemos con los asuntos importantes.

Maegor simplemente asintió con la cabeza sin apartar la mirada de Daemon. Mientras tanto, Daeron observaba a su tío y hermano en un tenso silencio, consciente de la intensidad de sus miradas. Reconoció que las palabras habían sido fuertes, pero se mantuvo firme en su sinceridad. No estaba dispuesto a mentir solo para complacer a su hermana a quien conocía tan poco.

Unas horas después

Rhaenyra estaba discutiendo con su consejo sobre los términos presentados por Otto. A pesar de no desear una guerra, tampoco estaba dispuesta a ceder su trono a su medio hermano, ya que su padre la había designado como su heredera y esa decisión nunca había sido cambiada.