02.18 Master plan

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Bill podía afirmar con seguridad que sus últimos meses no han sido los mejores, pero también sabe que, en general, nadie ha tenido un día tranquilo en Beacon Hills desde la llegada de Gerard Argent al pueblo

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Bill podía afirmar con seguridad que sus últimos meses no han sido los mejores, pero también sabe que, en general, nadie ha tenido un día tranquilo en Beacon Hills desde la llegada de Gerard Argent al pueblo.

El gran cazador que cortó el cuerpo de un Omega a la mitad y le declaró la guerra a todos las criaturas sobrenaturales.

Desde ahora, estas cosas son cuerpos esperando a ser rebanados a la mitad. ¿Me escuchas? Porque no me importa si están heridos y débiles, o si parecen inofensivos. Rogando por sus vidas y prometiendo que jamás lastimarán a nadie, o algun alma desesperada y perdida que no sepa en lo que se está metiendo. Los encontraremos y los asesinaremos. ¡Los mataremos a todos!

Sin duda alguna, Gerard Argent era un hombre a tener mucho cuidado, Bill mismo lo sabía bien ya que sus pocos encuentros con el hombre no fueron para nada agradables.

Cómo aquella primera noche en dónde lo obligó a decirle cada uno de los nombres de su manada o cuándo lo secuestraron para que Bill muerda al hombre, situación a la que aún no sabía exactamente cómo comprender, ya que una mordida de un beta como Bill de nada le serviría.

Pero, ¿era Bill solo un simple beta? Esa era una pregunta que se hizo a si mismo durante las últimas horas, esperanzado por obtener alguna clase de poder mágico que logre liberarlos rápidamente de aquél lugar.

Toda la habitación estaba en penumbras por la poca luz que lograba pasar por una de las pequeñas ventanas a su costado.

Bill podía sentir como el intenso frío se filtraba a través de su piel, sintiendo cómo sus brazos temblaban no solo por la posición incómoda, siendo forzados hacía arriba, si no también por el clima que no era de ayuda.

El dolor en sus muñecas solo era un ardor entrañable a comparación con cómo se sentía el resto de su cuerpo, los cables que amarraban sus muñecas contra el techo ya eran solo una presencia irrelevante para él.

Porque el peor dolor de todos... El peor dolor venía cuando el hombre frente a ellos giraba una pequeña palanca que activaría la energía suficiente para electrocutarlos.

—Solo necesito que me digan en dónde está Derek. —repitió la mujer frente a ellos, sosteniendo con firmeza una ballesta con la mano libre que no usaba para darles los choques.

Bill rodó los ojos con ironía, porque aún si fueran a decirle algo, situación que no estaba por suceder en ningún momento pronto, ella les había puesto cinta sobre los labios, volviendo el improbable caso de que ellos hablen aún más improbable.

Al parecer, Allison vió como Bill rodaba los ojos, o tal vez fueron los insultos que Erica le estaba gritando y que eran amortiguados contra las cintas, o las miradas fulminantes de Boyd o los ojos naranjas de León que querían perturbar su mente, Bill no sabe qué fue con exactitud pero toda la manada recibió por igual nuevos choques eléctricos que los forzaron a gritar sin control.

IRIS ★ Stiles StilinskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora