Ser campeón no es fácil, nunca lo fue. Pero Revali estaba tan contento y orgulloso de sí mismo que lo último en lo que pensó fue en si esto le afectaría en algún futuro. El ser nombrado con el título de campeón fue tan glorioso y beneficioso para él, ya que sería más conocido dentro del gran Reino de Hyrule, junto con los Pueblos y razas que se encuentran en este mismo.
Fue tan grande su ego y orgullo que demasiadas veces consideraba como "pequeños" y "débiles" a aquellas personas que no podían siquiera ver a un Bokoblin sin morirse del miedo ante el peligro que representa.
Pero todo cambió cuando conoció a Link, el portador de la gran y especial Espada Maestra, o mejor conocida como "La Espada que doblega a la oscuridad". Al principio todo entre ellos era odio, sobre todo por parte del guerrero Orni, que no podía verlo siquiera respirar sin llegar a insultarlo simplemente por hacer algo tan diminuto como eso. Sin embargo, todo fue cambiando en cuanto tuvieron demasiadas misiones juntos para matar a los esbirros que el Cataclismo estaba provocando con su llegada poco a poco.
Link no era muy hablador, solo lo veía hablar con personas como la princesa Mipha y Zelda, quienes son muy agradables y bastante conversadoras en cuanto se trata del caballero.
No sabía cómo y cuándo pasó, pero de un momento a otro había entablado un vínculo muy fuerte con Link, tanto que incluso lo consideraba un amigo y alguien a quien le tenía demasiado aprecio. Le gustaba hablar con él, le gustaba pasar tiempo con él, y un sin fin de cosas. Nunca pensó en tener un vínculo tan grande con una persona como lo es Link, pero estaba feliz de tener a alguien de confianza a su lado.
El vínculo llegó a ser tan grande que sin darse cuenta, Revali estaba encariñandose amorosamente con Link, quería ser algo más de él, deseaba tener un vínculo de pareja con él. Deseaba todo con él. Y en ese momento sintió algo que jamás pensó en sentir: miedo. El gran arquero Orni tenía miedo. Miedo a ser rechazado, miedo a no ser correspondido, miedo a perder la confianza y todo lo vivido con el caballero real.
Intentó alejarse de él, pero no pudo, ya que de una manera u otra siempre se encontraba con el caballero que se lo pasaba buscando día y noche hasta toparse con el Orni. Link preguntó por qué de repente su lejanía, pero Revali no supo responder honestamente, diciéndole que simplemente ocupaba su propio espacio y teniendo varias cosas por hacer en su aldea. Link solo asintió, sintiendo un pequeño dolor en su corazón y reflejando un poco de tristeza en su rostro, Revali actuó como si no le doliera ver al caballero en ese estado por su culpa.
Link le había cambiado su forma de pensar y de ser, gracias a él se consideraba alguien mejor; y se sentía horrible al tratarlo de esa manera.
Pasaron dos meses, en los cuales su relación no iba mejorando, Revali alejándose cada vez más, y Link volviendo a no ser tan expresivo con el arquero en cuanto como se sentía con la lejanía que este le estaba dando cada vez que Revali decía una excusa para no estar con él.
Pero las misiones juntos seguían, así que al final de cuentas se terminaban viendo todos los días, y Revali solo podía lamentarse al ver que su plan no estaba funcionando y como seguía enamorándose aún más del caballero. Link por su parte, intentaba no chocar miradas con el arquero, ni entablar alguna conversación con él a sabiendas que el Orni estaba evitándolo e ignorandolo. Pero no podía resistir más, necesitaba saber el por qué de su pronta lejanía.
Un día como cualquier otro, estaban descansando sobre la torre sheikah después de matar orda tras orda de mounstros en la Llanura de Hyrule. Estaban en silencio, simplemente apreciando el paisaje que tienen gracias a la altura en la que se encuentran ubicados, justo frente al Castillo con una espectacular vista de la puesta del sol indicando poco a poco el inicio de la noche y la salida de la luna.
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Dolor - Revalink
FanfictionMientras agonizaba del dolor en aquella habitación oscura y fría, Revali solo pudo pensar en alguien en especial, alguien quién consideraba único, y en cuanto se lamenta no haberle dicho aquellas palabras.