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Sentía que mi respiración se volvía mas pesada, que mi sistema no reaccionaba, mire a Martina y lo único que logre hacer con la poca capacidad que tenia en ese instante fue abrazarla como nunca, dejándola sin aliento pero eso no me importo.

¡Martina! Es la mejor noticia que he recibido, siento algo en mi estomago; aunque creo que es hambre- me toque el estomago haciendo una mueca- Pero no importa creo que me dará un soponcio aquí y ahora.

Grazie, grazie, grazie- le dije muy excitada de emoción.

No me tienes que agradecer nada cariño- dijo devolviéndole el abrazo- pero eso si, tienes que practicar el doble, todo lo que puedas- lo único que logre hacer fue asentir varias veces. Me dispuse a irme a la cafetería que había quedado con Julieta, quería contarle todo con cada detalle.

Llegue a la cafetería donde acordamos, girando mi cabeza a cada rincón del lugar hasta encontrarme con una cabellera ni muy corta ni muy larga, sonreí sabiendo que era Julieta; cuando esta se dio cuenta que había llegado sonrió mostrándome su perfecta sonrisa. Julieta era bajita como de unos 1.54, ojos marrones, cabello corto hasta sus hombros, tenia el cuerpo que toda mujer podía envidiar, aun así a ella no le importaba era como era. Una sencilla y dulce chica, que me hacia reír hasta que llorara o hasta que dejara de respirar. Es la hermana que nunca tuve; podía confiarle todo sabiendo que ella nunca me juzgaría o criticaría, simplemente me daba consejos y me ayudaba por eso ella es una de las pocas personas que tienen un trozo, una pieza guardada en mi corazón.

Theaa, chica te he extrañado- dijo dándome un abrazo la castaña- ¿como estas? Porque estas tan alegrona eh?- dijo con cierta gracia y cierta curiosidad.

¡Ah, Julieta! No es lo que piensas, todavía no he encontrado el amor de mi vida, ni tampoco creo que eso suceda, por ahora- Julieta rodó los ojos ante mi comentario.

Bueno, bueno, no seas tan negativa chica, algún día vas a encontrar a alguien que no te va a importa nada ni nadie, solo vas a querer estar con esa persona- la mire con una sonrisa burlona, ciertamente no creía mucho en esas cosa por lo que opte a ignorar lo que me dijo- vamos a sentarnos para hablar mejor y nos tomamos un café te parece- asentí a lo que dijo y una vez sentada el camarero se dispuso a traernos los cafés y unos rollos de canela- Entonces.... ¿ y bien? ¿Que es tan importante que te tiene así?

Termine de tomar un sorbo de mi café y dejarlo en la mesa para proceder a contarle todo lo que me había dicho mi profesora; luego de unos largos minutos contándole todo la historia con cada detalle sin perderme ni uno, me dispuse a comerme un rollo de canela esperando a que me respondiera.

Menuda sorpresa Anthea, ¿sabes lo que eso significa cierto?, es la oportunidad de tu vida mujer- me puse a pensar lo que me dijo, ahora que lo pensaba lo veía todo mejor, ella tenia razón era una oportunidad única era ahora o nunca- Heyy tu terrícola, llamando a thea- chasqueando sus dedo al frente de mi cara, reaccione y asentí disculpándome- Thea confío que te va a ir de maravilla, tienes que tocar como siempre lo haces, como si fuera el ultimo día, mas que ayer, mas que hoy, mas que mañana- una vez mas era arrastrada por mis pensamientos. Un momento el miedo se apodero de mí, pero así mismo como vino, lo hice esfumarse.

No se si se preguntaran ¿Qué se siente estar solo? ¿Qué se siente tener miedo a todo y a la vez a nada?

Hubo un momento en mi vida que no me encontraba ni a mi misma no sabia que hacer, ni que pensar; todo era tan confuso para mi, solo tenia 9 años cuando mis padres me dejaron, me abandonaron, se fueron a disfrutar de la vida mientras yo me ahogaba en mis propias lagrimas. Sentí un dolor inmenso en mi pecho era como si todo lo que tenia se fuera esfumando en pequeñas partículas hasta no haber nada dentro de mi, y todo se convirtiera en un interno sufrimiento. Mi abuela hacia todo lo posible para darme todo el amor del mundo pero nada me quitaba ese sentimiento dentro de mí. Me sentía cada vez más sola, sin fuerzas, sin querer vivir. Podría ser difícil de creer pero ya a esa edad podía ver desde otro punto de vista las cosas.

Le temía a mis propios pensamientos eran como un desgarro para mi, le temía al amor, al vivir, al no se capaz de encontrarme a mi misma. Veía como la gente a mi alrededor se compadecían de mi, ellos decían cosas como "pobrecita" "a esa edad y sufriendo" "debe estar dolida". Pero el problema era que yo no quería que se compadecieran de mi o de lo que me paso, quería gritarles en la cara a todos los que decían eso que se callaran y me dejaran en paz, pero no podía no tenia la suficiente valentía y el coraje, no era la típica niña que decía lo que sentía; yo siempre me decía que era mejor callar, callar, callar. Eso era lo mío no tenia nada para contribuir con este mundo solo era una "niñita que sus padres la dejaron" ¿Qué podría hacer con mi vida? ¿Cierto?

Pero como dicen "siempre hay una luz al final del túnel" solamente es tu decisión ir a la luz o quedarte en la deriva de la oscuridad.

La Viola, si, fue mi ángel.

Algunas personas me podrán juzgar o el simple hecho de llamarme loca, pero no, no estoy loca; todo lo contrario a loca. Muchas personas tienen motivos, cosas, lugares, para descubrirse ellos mismo y salir adelante. Unos con los libros, otros con la poesía, arte, música, voz, belleza, pero en cambio el mío es mi querida ángel La Viola.

Ella hizo que mi mundo diera una vuelta de 180° grados y todo esto paso con un abrir y cerrar de ojos. Cuando la tocaba sentía poder expresarme como no lo hacia, ella me daba una voz atreves de esas desconocidas cuerdas.

Me quitaba el miedo de todo mí ser. Convirtió mi llanto de tristeza en uno de alegría, mis preocupaciones en sonrisas. Mi oscuridad en un alma que se iba abriendo cada vez mas para si misma. Cuando comenzaba a tocar cada melodía era como si tocara una parte del cielo, me podía expresar ser yo misma, ahí fue cuando me descubrí, supe lo que quería para mi. Deje que esa etapa de mi vida que solo fue tristeza, depresión, oscuridad se esfumaran de todo mi sistema. Me tomo mucho tiempo entender lo que la existencia quería hacer conmigo.

Por eso lo que me dijo Julieta no me asustaba ni sentía inquietud en tocar, estaba mas lista que nunca, era ahora o jamás.

Tocaría al nivel, con todo mí existir, con mi espíritu y el de mi ángel, seria como una naranja y el azúcar.

La naranja sola es amarga, agria, de sabor vigoroso. Y la azúcar es apacible, suculenta, todo lo contrario a la naranja, pero si las juntamos son el complemento galardonador.

Si juntamos lo agrio con lo dulce obtendremos un exquisito, placentero y nuevo sabor. Aunque los dos sean completamente diferentes son también una magnifica combinación.

Así es mi viola y yo, ella me complementa a mi y yo a ella.

***


Baci xx Daniela.


Amore MioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora