Karina le tiene un inmenso temor a las serpientes. Todo este miedo comenzó cuando una le mordió de pequeña.
Lo recuerda a la perfección. Tenía tan solo siete años y estaba de excursión escolar con su clase en el zoo de la ciudad.
Cuando pasaron por la zona de reptiles, a Karina le llamó la atención una serpiente en concreto de color anaranjado claro con unas características franjas rojas y negras.
Toda su clase había avanzado hasta la siguiente zona excepto ella, pero la profesora no pareció darse cuenta. Una de las trabajadoras tuvo que irse para atender una emergencia y Karina aprovechó la oportunidad para tocar al animal.
La serpiente, exaltada por el repentino toque, mordió su mano como método de defensa.
Los llantos de la niña se escuchaban desde kilómetros y los de alrededor no dudaron en ayudarla y llamar a una ambulancia.
Ya en el hospital analizaron la mordida. Resultaba que había sido atacada por una víbora, cuyo veneno era muy potente. Afortunadamente, Karina fue atendida rápidamente y recibió una eficiente asistencia médica, por lo que salió sana y salva.
Desde ese momento, Karina no se ha sentido segura cerca de ningún animal, ni siquiera del más inofensivo.
Así que podemos imaginarnos cómo reaccionó al enterarse que su novia, Winter, tenía una mamba negra como mascota.
– Ni de coña voy a acercarme a esa cosa. – Dijo Karina temblando, mientras contemplaba con miedo la vitrina donde se encontraba la mascota. – ¿Es siquiera legal tenerla?
– Primero, tiene nombre: Pudín. Segundo, no lo sé. Un día de expedición con mi familia la encontramos herida y decidimos ayudarla. – Respondió inocentemente Winter. – Pero te puedo asegurar que no te va a hacer nada.
– ¿¡Cómo que no!? ¿¡No sabes lo peligroso que es su veneno!? – Karina empezaba a pensar que su novia había enloquecido.
– ¡Pues claro que lo sé! Estoy completamente documentada en este animal. – Explicó Winter, segura de sí misma. – Es verdad que es peligrosa, pero solo ataca cuando se siente acorralada o amenazada. Además, tenemos en la cocina un antisuero para su mordida.
Mientras Winter intentaba quitarle el temor a su pareja, esta no le quitaba el ojo de encima a la mamba negra, que se deslizaba de un lado a otro por su pequeño terreno.
– ¿Me estás escuchando? ¡Karina! – Winter dio un par de palmadas, su novia estaba demasiado intimidada por la serpiente que no le quitaba el ojo de encima.
–Ah, sí, perdona. A todo esto… ¿qué come?
– Restos de cuerpos humanos en descomposición. – Bromeó Winter, pero el rostro horrorizado de Karina no pareció captar el chiste. – ¡Es broma tontita! Se alimenta de aves y pequeños mamíferos, al igual que muchas otras serpientes.
La contraria suspiró aliviada, por un momento había creído que ese animal se la iba a comer.
De repente, se escuchó un gruñido proveniente de la mamba, sobresaltando a Karina.
– ¿Se puede saber qué le pasa?
– Pues que tiene hambre. – Respondió Winter como si fuera lo más obvio del mundo, mientras sacaba de su cajón una bolsita de comida. – Aunque su dieta es carnívora, también acepta insectos, a excepción de los grillos, estos pueden comerse sus escamas.
Karina no pudo evitar hacer una mueca de asco, ¿cómo podía decirlo Winter tan tranquila?
– ¿Quieres darle tú de comer, amor? – Sugirió Winter, motivándola a superar su miedo.
– ¿Estás loca? Me va a morder nada más meta la mano.
– No digas tonterías. Toma mi mano. – Karina obedeció.
Winter la acercó hasta la vitrina y con su otra mano libre la abrió. Pudo notar a su pareja temblar. Le dió la bolsa de insectos, señalando un cuenco que había dentro del cristal.
– Es fácil, abre la bolsa y echa la comida en ese bol, la serpiente hará su trabajo. Puede que se acerque a tu mano para identificarte. – Karina palideció. – Tranquilízate, si te mantienes calmada, no te hará nada. – Ella no parecía muy segura.
Winter suspiró.
– Si te ayudo, ¿lo harás? Debes superar tu miedo Rina. – Suplicó, acariciando la mejilla de su novia.
– De acuerdo, no puede pasar nada malo, ¿cierto? – Dijo Karina, intentando convencerse a sí misma.
Abrió la bolsa, intentando no vomitar al ver los insectos muertos dentro. Winter sujetó su mano y la acercó al bol, echando toda la comida en este.
Pudín se acercó lentamente, curiosa tras ver una mano nueva. Karina se temía lo peor, pero decidió esforzarse, tenía que ser fuerte. Para su sorpresa, la serpiente tocó su muñeca con la cabeza durante unos segundos y después se dispuso a comer.
Con cuidado, Winter sacó la el brazo de Karina de la vitrina y la cerró.
– No me ha hecho nada…
– ¿Lo ves? Te dije que no había nada de qué preocuparse.
– ¡No me ha hecho nada! – Todavía seguía procesando su victoria. – ¡Lo he conseguido! – Exclamó alegremente, abrazando a Winter con fuerza.
– Estoy muy orgullosa de tí, Rina. – Respondió, separándose de ella, dándole un tierno beso en el cachete.
A partir de ese día, cada vez que Karina iba a casa de Winter, visitaba a Pudín y le daba de comer.
Consiguió lo que nunca pensó lograr: hacerse amiga de una serpiente y superar su miedo.
Su yo pequeña nunca se hubiera imaginado que cuando fuera adulta estuviera viviendo con su novia, cuidando juntas a una peligrosa, pero amigable mamba negra.
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BLACK MAMBA [ WINRINA ]
FanfictionDebido a un trauma de la infancia, Karina les tiene un gran miedo a las serpientes, así que su novia Winter intenta ayudarla a superar su miedo. • One-shot • #1 en blackmamba