Bebé a bordo [JJK X Lectora]

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(__) se encontraba profundamente preocupada por Harina. Había descubierto evidencias inequívocas de una intrusión en su propiedad, burlando incluso los sofisticados sistemas de seguridad.

El intruso había herido gravemente a su mascota. Afortunadamente, Maíz y Trigo habían salido ilesos, pues sus ladridos alertaron al padre de (__), quien salió de la casa disparando al aire como advertencia. El perpetrador huyó antes de que su padre llegara, pero no sin antes dejar a Harina malherido.

(__) se sentía abrumada por la culpa. Jamás imaginó que alguien llegaría tan lejos como para lastimar a una de sus inocentes mascotas. Después de todo, el conflicto era con ella, no con los animales.

—Pareces sumamente angustiada —comentó Megumi, sentándose a su lado. Su madre había acudido al llamado del padre de (__) en la madrugada.

A pesar de las objeciones de su padre, la madre de Megumi no permitiría que Harina pereciera. Siempre había albergado un profundo afecto por los animales rescatados, un sentimiento que había inculcado y heredado a su único hijo.

—Nunca pensé que esa persona se atrevería a dañar a un ser tan indefenso —dijo (__) entre sollozos. Sus padres se encontraban en ese momento conversando con Toji fuera de la clínica veterinaria familiar, igualmente conmocionados por la situación.

—¿Sabes quién fue? —preguntó Megumi con evidente irritación. Estaba furioso por lo sucedido y dispuesto a impartir una lección inolvidable al culpable, sin importar la hora.

—No —negó (__) rápidamente. Megumi chasqueó la lengua con frustración, sintiéndose impotente ante la situación.

Solo esperaba que su madre les trajera buenas noticias una vez concluida la cirugía de Harina.

—No te culpes por esto. Lo ocurrido es responsabilidad exclusiva del perpetrador —le aseguró para consolarla, observando su rostro entristecido bañado en lágrimas.

Notó cómo su nariz empezaba a enrojecerse y su respiración se volvía más profunda y entrecortada.

—Sí es mi culpa. Si no lo hubiéramos llevado a casa, nada de esto habría sucedido —respondió entre sollozos.

—El 'hubiera' no existe. A veces las cosas están destinadas a ocurrir. Si Harina se hubiera quedado en el refugio, podría haber enfrentado otros peligros: una serpiente, un ciempiés o un alacrán. En ocasiones, los acontecimientos simplemente siguen su curso. Lo trajeron a tiempo; estoy seguro de que saldrá bien de la operación y tendrá una vida feliz a su lado —le aseguró mientras se arrodillaba frente a la joven.

Con delicadeza, comenzó a secar sus lágrimas con las mangas de su suéter, tratando de no irritar sus ojos.

Inadvertidamente, notó las pronunciadas clavículas de la joven, acentuadas por su agitada respiración. Incluso pudo observar el movimiento de su pecho al respirar.

Sus mejillas se tornaron escarlata y desvió rápidamente la mirada. Realmente le estaba afectando la falta de interacción con más mujeres, cuestionándose si debía considerar a Nobara y a Shoko como referentes femeninos.

La madre de Megumi salió del quirófano y, al presenciar la escena, tosió discretamente para llamar la atención de los jóvenes.

—Oh, señora Fushiguro , ¿cómo se encuentra Harina? —exclamó (__) al percatarse de su presencia. Megumi se incorporó y se volvió hacia su madre, quien permanecía con los brazos cruzados.

—Se encuentra estable por el momento, pero lo mejor será mantenerlo en observación unos días. Puedes estar tranquila. Iré a hablar con tus padres sobre ciertos cuidados que deben tener. Pueden continuar su conversación —expresó con amabilidad mientras se despedía de los dos jóvenes.

—¿Ves? Te dije que Harina estaría a salvo.

—Sí, es un alivio que esté fuera de peligro —dijo (__) mientras volvía a romper en llanto, esta vez de alivio, dejando a Megumi completamente desconcertado.

Definitivamente no comprendía a las mujeres; empezaba a dudar seriamente si era hijo de su padre.