Cuento 2 "Amistad"

379 32 6
                                    


Ya ha pasado una semana desde la vez que se conocieron, la única vez que se han visto. Y se han comunicado a diario a través de distintas redes sociales, ya saben más del otro, llegando a tener una extraña y distanciada amistad.

Cheeto sabe que a Alex le gustan las bicicletas BMX y que suele practicar esto como deporte, esto fue el medio por el que conoció a su amigo Rubius. Alex sabe que a Cheeto le gusta la cocina y por lo que ha escuchado no se le da mal el cocinar, ya teniendo una cena programada para algún día.

Esa tarde estaban hablando, como todos los días. Cheeto pasaba por un pequeño parque, con la vista directo a su teléfono leyendo los mensajes que le enviaba su amigo.

"Levanta la vista que vas a chocar"

Leyó extrañado ese mensaje, entonces miró a su alrededor encontrando unos ojos que lo miraban atentamente. Unos metros estaba Alex con unos amigos, en una pequeña parte del parque que tenía unas instalaciones para hacer "deportes extremos".

Fue hacia él, se saludaron con un abrazo.

-Tío ¿Qué haces aquí? –dijo el barbón

-Bueno, yo creo que esa pregunta sobra –señaló una bicicleta tras él.

-Se me olvidaba –se golpeó la frente en un chistoso gesto- ¿Y no deberías estar haciendo piruetas que ponen en riesgo tu vida sin razón aparente? –Alex solo soltó una pequeña risa.

-Estoy esperando a Rubius y a Nolan ¿Me acompañas? –tenía una expresión en los ojos de deseo, no quería estar solo, pero más que eso, quería estar con él, un chico al que ha visto solo una vez pero al que más le interesa conocer.

-Claro –se hizo notar una gran sonrisa en la cara del más alto, una sonrisa completa, una sonrisa que también tenía el deseo de conocerlo más.

Se sentaron en una banca que había ahí, frente la bicicleta del más bajo, para cuidarla, y siguieron la conversación que estaban teniendo.

No saben cuanto tiempo ha pasado, pero suponen que fue poco; habían llegado los chicos que estaban esperando, Rubius con su gran sonrisa, y su skate en las manos y Nolan en sus patines, andando como si estos fueran sus pies.

-Mira como te encontramos Alex –se burló Rubius- ya estás ligando –sacó una botella de cerveza de una bolsa.

-Yo creía que ya tenían una relación seria, con tres hijos, un perro, una gran casa y muchas sesiones de sexo pasadas –dijo la chica sentándose al lado de Rubius, quien comenzó a reír de manera estruendosa.

-¿Y ustedes planea beber en medio parque a plena luz del día? –cambió el tema Cheeto, preguntando de manera sutil el porque de la botella de cerveza.

-La verdad es que... si –contestó esta vez Alex, tomando la botella para destaparla.

-Pasa gente por acá –mencionó el barbón, como si fuera lo más obvio del mundo.

-Por acá a esta hora está desierto –mencionó la chica.

-Aha –afirmó Rubius- las señoras plantaron el prejuicio de que nosotros somos gente mala que les va a robar, entonces nunca pasa gente a esta hora –bebió un sobo de cerveza.

-Y todo comenzó por un desafío –mencionó Alex, recibiendo un golpe por parte de sus compañeros.

-¿Qué desafío? –dijo por inercia Cheeto.

-Ninguno –contestaron los tres a unísono.

Alex hizo un gesto dejándole en claro de que no contestara, que se lo contraría después.

-No preguntes y bebe –Rubius le pasó la cerveza que aun tenía en su mano.

Cheeto la recibió, guardando silencio y bebiendo con sus amigos. Así pasó el tiempo, no mucho, pero oscureció.

Solo hubo una botella de cerveza para 4 personas, y mucha charla entre ellos, por lo que los efectos del alcohol no eran tan fuertes o eso sentían los chicos.

Llegó el momento de despedirse. Alex le dijo a Cheeto que lo llevaba en su bici, ya que en las ruedas de atrás tenía pegs. Antes de irse llamaron a Alex, hablaban bajo y le pasaron algo a escondidas, entonces se despidieron otra vez, ellos se fueron por su camino y Alex fue donde estaba Cheeto.

-Conduces tu –dijo Alex, pasándole la bicicleta al más alto, que quedó algo extrañado- ¿Acaso no sabes andar en bicicleta? –el barbón negó con la cabeza.

-Solo tengo la duda del ¿Por qué? –tomó la bicicleta sentándose en ella esperando a que Alex se subiera atrás.

-Bueno primero que todo, no se donde queda tu casa –en eso tenía razón- y por segundo, los pegs están algo gastados y los tengo que cambiar, no quiero arriesgarme a que te caigas –se paró en estos esperando a que él otro comenzara a andar, pero se quedó ahí mirando a Alex que se sostenía de sus hombros. Esté se movió algo brusco en los pegs como muestra de que estaría bien- Sabes que mientras más rápido lleguemos van a bajar las probabilidades de que me caiga –era el peor argumento del mundo, pero Cheeto lo aceptó comenzando a pedalear.

El viento sobre sus rostros, los brazos de Alex que eran los pequeños canales que los unían, con sus dedos enterrándose en los hombros de Cheeto. Era un momento perfecto, aunque no había mucho contacto, ellos sabían que esto quedaría en sus mentes por mucho y sería un momento preciado para ellos. La libertad.

Llegaron a una casa normal, no era grande o pequeña, solo era normal.

-Bueno, acá termina el recorrido –dijo Cheeto bajando de la bicicleta, olvidando por unos instantes que Alex estaba parado atrás, haciéndole tropezar y casi caer- perdón –dijo preocupado, acercándose a Alex- ¿Estás bien? –lo miró, sus ojos se conectaron, como la otra vez, pero ahora no estaba Mangel para cortar el momento.

Estaban perdidos en los ojos del otro, como si no vieran a una persona, veían algo más, algo no terrenal, el alma de este, un cielo lleno de constelaciones, Todo, eso es lo que había en esos ojos.

-¿Qué era desafío? –dijo el barbón, rompiendo el momento, con ese enredo el que intentó desenredar, fallando.

Alex solo rió por el hecho de que el otro no podía hablar.

-Una vez unos chicos nos desafiaron a robarle la carteta a una señora, éramos, y somos, jóvenes y no lo pensamos bien, íbamos a devolverla pero la señora desapareció, no le hicimos nada a la cartera y si volvíamos a verla se la devolveríamos, pero nada salió como lo esperábamos, así que... -bufó con cansancio. El más alto entendió a la perfección.

-¿Y que te pasaron? –esta vez Alex estaba completamente confundido- ellos antes de irnos –esta vez la expresión era algo difícil de descifrar, estaba nervioso o... ¿Qué?

-Marihuana –dijo bajito pero claro. Cheeto quedó anonadado ¿Qué?- bueno de vez en cuando fumo un poco, pero nunca es mucho, en fin, no soy adicto –se excusó como ruego a que Cheeto no lo juzgara, mejor dicho, a que no lo dejara.

Sus respiraciones disminuían cada vez más, ese silencio no era sano para ninguno, alguien tenía que decir algo.

-Bueno –terminó por decir el más alto- algún día podría probarla –eso izo brillar los ojos de Alex, no por que Cheeto fuera a fumar, eso significa que no lo despreciaba, que no lo odiaba, que estaría con él.

No pudo evitarlo y lo abrazó.

-Gracias –quizás no estaba claro, pero albos sabían por que era ese gracias.

----------Fin---------

Siiiiii... Conti, no se si mucha gente lee esto, pero, me gusta escribirlo e imaginarlo. Y me encanta que por lo menos alguien lo lea. Gracias. Ammm... esta novela es muy adolescente, como en cosas que afectan a los adolescentes, va a ser tierna obviamente, no puedo dejar de ser tierna, pero me gustaría ver esos problemas que atacan mucho a los adolescentes, quizás saque más cuentos, como otras historias de este tipo con otros ships, bueno mejor dejo eso, esto es solo el segundo cap, así que me callo. Gracias.

Nos vemos en el siguiente cuento. Bye.

Besos y abrazos (más abrazos que besos) *3*

Cuentos Cheelexby [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora