𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧 𝗠𝗔𝗧𝗧 𝗦𝗧𝗨𝗥𝗡𝗜𝗢𝗟𝗢

MADRE DE MIS HIJOS

Las caderas de Matt golpean contra las tuyas un poco más profundo de lo habitual. Probablemente sea por la posición en la que estás, donde él sostiene tus caderas levantadas para que estés casi perpendicular a la cama.

Matt mantiene tus caderas tan altas que no necesitas una almohada debajo de la espalda para mantenerte, él se encarga de sostener tu peso, gruñe por el esfuerzo, sin embargo se niega a cambiar de posición, incluso cuando te ha estado sosteniendo durante tanto tiempo, pero lo hace para que ninguna gota de su semen se escape de tu estrecho coño.

Necesita asegurarse de estar profundamente enterrado en ti para poder inundar tu útero y pintar tu interior con su semilla, quiere follarte hasta estar seguro de que es suficiente, que te ha llenado tanto de su líquido que en cuestión de semanas estarás cargando a su hijo en tu vientre.

Te hace callar con un beso desordenado cuando gimes por lo profundo que golpea, te está follando tan fuerte que tus tetas rebotan bellamente ante sus ojos, provocándole aún más lujuria. Está emocionado de ver como en un futuro crecerán cuando estén llenas de leche para sus hijos.

Toma uno de tus senos en mano y lo golpea suavemente, viendo como este se mueve y lo amasa para aliviar el dolor que el golpe pudo causarte.

-Shh, mi dulce niña. Sé que queres correrte. Esperá por mí, ¿sí? sólo un poco más -él te arrulla mientras te sigue follando con fuerza-. Yo te diré cuando podas correrte, princesa.

Es tan egoísta en la forma en que echa la cabeza hacia atrás y sigue empujándote sin abandono.

Puede sentirte apretando su grueso miembro con fuerza mientras él abusa de tu húmedo coño con su polla, tu líquido deslizándose desde tu centro hasta sus muslos.

Por primera vez en mucho tiempo será él quien se correrá primero, porque él así lo decide. No se centra en que te corras antes que él, solo quiere llenarte hasta quedarse seco.

Mueve tus piernas sobre sus hombros y se ubica para quedar más cerca de tu cuerpo para poder hundir su polla más ágilmente.

Ama ver la forma en que tus piernas se abren para él y cómo tu coño se extiende alrededor de su grueso miembro. Hace que su polla se contraiga ante la idea de bombearte llena de sus hijos.

-¿Sí? ¿Querés darme un bebé? -gruñe, inclinando su cuerpo levemente para llevarse una de tus tetas a su boca, chupando y mordiendo la sensible piel antes de volver a preguntar-. ¿Querés que te llene tanto de mí que me vas a sentir por días? ¿Mhm? -gime mientras sigue embistiéndote con fuerza, su ritmo un poco errático-. Ay, nena. No puedo esperar para ver tu vientre crecer, tus tetas llenarse de leche, te vas a ver hermosa, y todo mundo va a saber que es gracias a mí -Concluye llenando tu cuello y pecho de besos, vos simplemente echas la cabeza hacia atrás y jadeas ante sus palabras, expectante por sus promesas.

Matt mordió tu cuello con delicadeza y se corrió dentro de tu apretado coño sin previo aviso, su líquido caliente y pegajoso llenando tu interior, la sensación casi provocando tu orgasmo. Pero te da una firme bofetada en uno de tus pechos e inmoviliza sus caderas para que quedes colgada, con su polla inmóvil aún dentro tuyo.

Él te sonríe con cierta malicia, y espera a que tu coño deje de apretarlo con tanta fuerza para que sepa que te han quitado otro orgasmo más. Él calla tus sollozos hundiéndose profundamente dentro de ti.

Te estimula, haciéndote sentir aún más llena, el ángulo en el que sostiene tus caderas evita que su semen se escape, por lo que mover su gruesa polla en tu coño es lo que empuja el líquido hacia adentro y hacia afuera, pero manteniendo la mayoría del líquido en lo más profundo de tu cervix, rezando para que sea suficiente para llenarte de él.

Su pelvis se arrastra contra tu clítoris, los pequeños pubes que adornan su vientre estimulan el pequeño botón, haciendo que lloriquees su nombre. Pronto empezará a embestirte de nuevo, follándote una vez más, pero por ahora necesita seguir hundiendo su semen pegajoso dentro de tu coño. Le gusta oír lo húmedo que está ahora que lo ha follado hasta estar descaradamente mojado.

-Puedes esperar un poco más, mi niña bonita. Te haré la madre de mis hijos. La más bella de todas, y después de eso, te dejaré correrte tantas veces querrás-. prometió, empezando a mover tus caderas nuevamente, empezando desde cero.