Tentación del Millonario

🧪Capitulo 👨‍🔬16

Allí se hacía ciencia, ciencia de verdad, por lo que solo por eso debería estar dando saltos de alegría. Era una pena que apenas pudiera prestar atención durante la visita que estaba haciendo con Nattawin. ¿A quién
le importaba dónde se guardaban las pipetas desechables, cuando el segundo paso de su plan había ido tan bien que solo pensaba en la rapidez con la que podría dar el tercer paso de su campaña de seducción?....

El único experimento que tenía ganas de llevar a cabo en aquel momento se refería a su boca, el cuerpo de Nattawin y la hipótesis de que su sabor sería mejor que el del melocotón maduro al que olía. Solo una serie
de pruebas rigurosas demostraría la teoría, y estaba más que dispuesto a realizarlas. En nombre de la ciencia, desde luego.

-¿Mile? -Nattawin dejo de enumerar las materias primas disponibles en un determinado armario al tiempo que enarcaba una ceja-. ¿Voy muy deprisa? Pareces distraído.

-Es la emoción de volver a estar en un laboratorio -improvisó él. No serviría de nada adelantarse a los acontecimientos.

El problema era que el tercer paso suponía una intricada serie de argumentos racionales concebida para que Nattawin llegara a la conclusión De que quería llevar las cosas al siguiente nivel. Pero Mile no quería hablar, sino actuar, avanzar, en tanto que Nattawin quería mostrarle dónde se guardaban el talco y el agua desionizada.
Nattawin sonrió.

-Me alegro de que estés emocionado. No estaba seguro de que te hubieras ofrecido a hacer esto solo para ayudarme y no porque ansiabas volver a llevar a cabo experimentos químicos básicos.

-Las dos cosas -él le sonrió a su vez preguntándose si estaría fuera de lugar que Nattawin le gustara mucho vestido de blanco. La larga bata le ocultaba las curvas, pero hacía que le dieran ganas de quitársela-. Estar en
el laboratorio contigo es lo que más se aproxima a mi idea del nirvana.

-No bromeo acerca de lo básico de los experimentos -frunció la nariz-. Casi me da vergüenza reconocer lo sencillas que son algunas fórmulas. Es muy probable que para alguien de tu gran capacidad todo esto le resulte aburrido. Sus palabras lo golpearon donde más le dolía. ¿Cuándo fue la última vez que alguien lo había considerado un científico serio y, para más con gran capacidad? Sintió un calor en el pecho producido por el afecto y por algo más, que no era amistoso..

Teniendo en cuenta que los nervios de su cuerpo estaban en estado de alerta para ejecutar sus órdenes, siempre que se relacionaran con tener a Nattawin en sus brazos, no creía estarse aburriendo.

-Hace mucho tiempo que no tengo un tubo de ensayo en la mano --Química para principiantes es lo que necesito.

Y Nattawin también, Se daba cuenta del paralelismo. A Nattawin todavía le faltaba mucho para sentirse cómodo cuando un hombre le acariciaba.
Química para principiantes era lo que le hacía falta.
Quería que Nattawin disfrutara de la experiencia, que se divirtiera, que no tuviera miedo de hacer lo que tanto deseaba. Perder la virginidad era Importante para un Doncel y a él le encantaba la idea de ser quien hiciera que fuera algo estupendo para Nattawin.

Cuatro empleadas introdujeron sus tarjetas y entraron charlando en el laboratorio. Se detuvieron al ver a Nattawin y a su invitado.

-Buenos días, Doctor Wattanagitiphat -dijeron mientras lo miraban a él, no a Nattawin como si estuvieran calibrando si podían adular a un famoso en presencia de su jefe. Nattawin les indicó con la mano que se acercasen.

-Al Doctor Romsaithong le encantas las selfis, así que no seáis tímidas.

Sería la única vez que ella cedería al absurdo deseo de Mile de ser aceptado. Cualquier otro día, a él le hubiera gustado charlar con sus admiradoras, pero no ese día, cuando tenía que dar el tercer paso, largo y
difícil, y estaba medio excitado. La larga bata de laboratorio le ocultaba la erección.

Las cuatro técnicas de laboratorio dedicaron un buen rato a decirle lo mucho que les gustaba La ciencia de la seducción, con palabras rebuscadas para que se diera cuenta de que les gustaba tanto desde el punto de vista
intelectual como práctico. Aunque él valoraba que sus admiradoras obtuvieran buenos consejos del programa, no entendía por qué a él lo encontraban irresistible.

Tampoco comprendía por qué nadie se cansaba de él, cuando la mujer que había a su lado lo mantenía a distancia, a pesar de que Mile sabía muy bien que estaba tan afectado como él por la escena de él casi desnudo en su dormitorio.
Había estado a punto de creer que se saltarían el segundo paso para pasar directamente al tercero, pero Nattawin se había marchado a toda prisa.

«La paciencia es una virtud», se dijo Mile..

Cuando las técnicas de laboratorio terminaron de subir fotos con Mile a las redes sociales y se alejaron, le quedaba muy poca paciencia, Nattawin, apoyado en una mesa, le sonrió....

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