Capítulo 1

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Abro mis ojos, horrorizado de recordar aquellos días en los que la guerra aún existía, es aterrador. Cuando el ejército atacaba a los ciudadanos sin razón alguna. Cuando arrebataban la comida a la gente que en verdad lo necesitaba. Eran seres sin corazón ni conciencia alguna, seres repugnantes.

Me levanto de la cama y me dirijo a la cocina. Tomo un vaso y lo lleno de leche fresca.
Veo el reloj que cuelga de la pared

3:00 de la madrugada.

Hora en la que secuestraron a mi hermano durante la guerra de trascendencia, nadie sabe cómo, pero lo hicieron. Según sus compañeros de batalla, él no obedeció las órdenes del superior y eso le trajo consecuencias fatales, ya que lo secuestraron y no se supo nada de él hasta que lo encontraron muerto a orillas del mar. El cuerpo estaba casi irreconocible pero con la alta tecnología que teníamos en ese tiempo, lograron identificar el cuerpo de mi hermano.

Regreso a mi habitación con la única intención de buscar ropa seca, ya que he despertado empapado de sudor. Tomo una camisa blanca de algodón y un short que me llega unos centímetros antes de la rodilla. Me coloco bajo el chorro frío de agua de la regadera y me siento, disfrutando cada gota fresca que cae sobre mi piel desnuda.

*****
Abro mis ojos y veo la delgada línea de luz que se filtra por la ventana.
Ha amanecido.

Salgo de la ducha y me siento al borde de la cama. ¿En qué momento decidí pintar la pared de mi habitación de color gris? Es realmente deprimente. Lo único que le da vida son las fotos que cuelgan de la pared.

Es Lunes, lo que significa que hay clase.
Desde que se le dio fin a la guerra, la educación es muy limitada por los recursos económicos. Pocas personas se pueden permitir pagar un maestro privado y entre ellos estoy incluido; mi padre trabaja con el Gobierno Mundial, por lo que gana más que cualquier político local.

Aún son las 06:00 a.m. pero decido salir a caminar un largo rato, lo suficiente para llegar antes del desayuno. Bajo las escaleras que divide la cocina de la sala de estar; Y como siempre, me detengo para observar cada sofá que hay, todos de un naranja chillón y un tapete color marrón.

Camino durante un largo rato por el camino de tierra negra. En todo el trayecto se puede ver casas que alguna vez fueron refugios de familias enteras, me imagino las chimeneas humeantes, cada mañana y también por la noche, debió ser pacífico y muy bonito; también se pueden ver edificios, tal parece que eran de empresas de alcance mundial. Son pocas las casas y edificios que existen y están en uso, aunque es raro ya que el 78% de todos los habitantes que habían, se fueron a otra ciudad, se suicidaron o los asesinaron. He aquí otra ventaja de ser hijo de un trabajador del gobierno.

La playa tiene una vista excelente del amanecer y es por eso que es mi lugar favorito. Todas las mañanas venía con mi hermano, pero ahora soy sólo yo. Los amigos son algo inexistente, nadie sale de su casa por miedo. y los pocos conocidos que tengo son hijos de trabajadores de gobierno, al igual que mi padre.
Hace apenas 5 años que la guerra se dio por terminada, al final, nadie ganó, ya que la mayor parte del mundo quedó destruida y algunas inhabitables por la intensa radiación que dejaron los ataques atómicos.

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