Capítulo 41: La Final

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El estadio estaba lleno hasta los topes. La atmósfera vibrante se sentía eléctrica, cada asiento ocupado por aficionados llenos de esperanza, temor y expectación. Las banderas ondeaban y los cánticos resonaban mientras los equipos salían al campo. Entre los miles de espectadores, Elena estaba sentada, con el corazón latiéndole a mil por hora. Había hecho todo lo posible para estar allí, y ahora, finalmente, iba a ver a Alexia jugar en la final de la Champions League.

Desde su asiento, Elena observó cómo los equipos se alineaban para los rituales previos al partido. Sus ojos no se apartaban de Alexia, quien parecía calmada y enfocada, como siempre antes de un partido importante. Elena sabía cuánto significaba este momento para ella y quería que sintiera su apoyo, aunque Alexia aún no supiera que ella estaba allí.

El árbitro pitó el comienzo del partido, y de inmediato, la acción en el campo se desató. Alexia, jugando en su posición habitual, comandaba el juego con su inteligencia y habilidad. Cada pase, cada movimiento era una muestra de su talento y determinación. Elena, aunque nerviosa, no podía evitar sentirse abrumada por el orgullo.

A lo largo del primer tiempo, el juego fue ferozmente competitivo. Ambos equipos demostraron por qué habían llegado a la final, pero Alexia parecía tener un fuego especial en sus ojos. Su equipo creó varias oportunidades, pero la defensa del equipo contrario resistía con fuerza.

Elena se unió a los miles de gritos de aliento, esperando que su energía llegara hasta ella. Aunque desde la distancia, cada vez que Alexia miraba hacia las gradas, Elena quería creer que de alguna manera, en algún nivel, Alexia sentía su presencia.

El segundo tiempo fue aún más intenso. Con el marcador todavía en cero, la tensión aumentaba. Cada pase, cada tiro al arco, cada salvada del portero resonaba con una intensidad que parecía aumentar con cada minuto que pasaba.

Finalmente, en el minuto 82, el momento que todos esperaban llegó. Alexia recibió un pase perfecto en el borde del área. Con un control sublime, dribló a dos defensoras y, con una serenidad impresionante, disparó al arco. El balón voló, curvándose en el aire, para finalmente encontrar la red. ¡Gol!

El estadio estalló en un rugido ensordecedor. Los aficionados gritaban y saltaban, y el campo se llenó de emoción. Alexia, en un acto de pura pasión, corrió hacia la esquina del campo, levantando los brazos hacia el cielo. Sin saber que Elena estaba en el estadio, dedicó el gol a ella, llevándose la mano al corazón y señalando hacia las gradas.

"Para ti, Elena," murmuró Alexia para sí misma, con la esperanza de que de alguna manera, su amor sintiera ese momento especial.

El gol no solo impulsó a su equipo, sino que también encendió una chispa en la multitud. Los minutos finales fueron una prueba de nervios para todos. El equipo contrario atacó con todo, buscando desesperadamente el empate, pero Alexia y sus compañeras defendieron con una valentía y determinación incansables.

Elena, de pie en su asiento, no podía quitar los ojos del campo. Cada segundo parecía una eternidad. Podía sentir el sudor en sus palmas y el ritmo frenético de su corazón. Sabía lo importante que era este partido para Alexia y compartía cada momento de angustia y esperanza.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, el árbitro pitó el final del partido. ¡Habían ganado! El estadio estalló en una celebración salvaje. Las compañeras de equipo de Alexia corrieron hacia ella, abrazándola y levantándola en el aire. Los cánticos y los vítores resonaban en todo el estadio.

Mientras el equipo celebraba en el campo, la seguridad permitió que los familiares y amigos más cercanos ingresaran al césped. Elena, con lágrimas de alegría y alivio en los ojos, se abrió paso entre la multitud. Buscó a Alexia entre las jugadoras y, finalmente, la vio rodeada por sus compañeros, levantando el trofeo de la Champions con una sonrisa que iluminaba todo el estadio.

Ecos de Amor  - Alexia Putellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora