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Jungkook los deja platicar mientras la observa en su celular. Es la primera vez que ve a Jimin reír; es hermoso. Se levanta para ir a cenar, prepara todo para la cena, camina a la sala. Jimin, al verlo, piensa que su familia debe irse.

—Disculpe la molestia, la cena está servida —dice, mirando a Jimin, quien se sorprende.

—¡Oh, joven, no se hubiera molestado! —dice Angélica, con curiosidad de conocer más a Jungkook.

—Para mí no es una molestia; esta es su casa. Ustedes ahora son mi familia, como Jimin. Cuidaré de ustedes; tenga la seguridad de que siempre estaré ahí. Como le dije, para mí ver a Jimin feliz me hace feliz. Ahora permítame escoltarla al comedor.

La ayuda a levantarse, acomodando su bastón; la lleva de la mano. Angélica percibe el perfume de Jungkook, lo bien arreglado que está. Sin duda es un hombre guapo, elegante, muy educado; a su parecer, todo un caballero, y eso la tranquiliza. La ayuda a sentarse en su lugar.

Jimin llega junto a Elena, se sienta al lado de Jungkook, le toma la mano y empiezan a cenar. Jungkook platica con Angélica sobre su enfermedad y su trabajo. Sin duda, odia que lo interroguen, pero lo soporta.

Al terminar la cena, Angélica y Elena quedan más que encantadas con Jungkook. Él las escolta al coche, donde ayuda a Angélica a subir.

—Eres un gran hombre, Jungkook, me convenciste. No apruebo la forma en que se casaron, pero soy feliz, y él es feliz. Te lo dejo en tus manos; solo cuida de él, por favor.

—Sin duda lo haré. Muchas gracias por todo, para mí es un placer. Cuídate, princesa —le besa la mano a Elena, quien sonríe.

—¡Eres el mejor! —dice la pequeña, abrazándose a Jungkook, acción que a Jimin lo sorprende. Elena jamás fue tan confianzuda, pero con Jungkook se le hace fácil, como si lo conociera de toda la vida.

El coche se va.

—¡No te vuelvas a meter con mi familia!

—¿Me lo dices tú, que te aprovechas de la situación para sacarme cosas? No seas hipócrita, aquí ganamos los dos. Ahora sabes que no estoy jugando, así que compórtate como debes o te juro que no dudaré en tomar cartas en el asunto.

—¡Eres un desgraciado!

—Este desgraciado te sacó de la vida de mierda a la que estabas destinado. Tienes suerte de estar aquí, y si me haces perder la paciencia, te enterraré tres metros bajo tierra. Ahora voy a quitarte esa ropa y a vestir de decente, tenemos visitas en una hora.

—Como digas —les suelta la mano, camina por la sala; quiere hacerles entender que no será fácil para ninguno de los dos. Sus hombres están afuera. Él empieza a quitarse la ropa mientras camina, llamando la atención de todos los hombres de Jungkook. Nam se queda viendo la escena y le hace una señal a Jungkook, quien voltea para verlo. Sin camisa y a punto de quitarse el short, se enfurece. Lo toma entre sus brazos, cargándolo, lo lleva a la habitación y lo arroja sobre la cama.

—Parece que no entiendes la situación, me estás sacando de quicio.

Se levanta de la cama, lo ve como se quita el short, luego su ropa interior, camina con una sonrisa hacia Jungkook y lo besa en el cuello.

—Yo tampoco estoy jugando —se aleja de él, dejándolo en agonía, lo desea—. Lo toma del brazo y lo besa a la fuerza. Forcejea, lo lleva contra la pared, besándolo con intensidad. Bajan por su cuello hasta sus pezones. Jimin empieza a sentirse incómodo, así que lo empuja con fuerza, derribándolo a la cama.

—¡No me vuelvas a tocar en tu puta vida! ¡Sal de mi habitación! ¡No dormiré contigo! —se va al baño, cerrando la puerta con brusquedad. Le ponen seguro.

Jungkook se encuentra en la cama, está estresado. Suspira profundamente, está tan enojado que trata de no matarlo. Sale de la habitación y se marcha a su despacho para tomar de su trago. Nam llega, sentándose frente a él.

—Puede divorciarse, señor.

Jeon lo mira, transmitiéndole su enojo.

—Eres imbécil, hacer eso me haría ver débil ante él, ante mi familia. No puedo dejarlo ir, aunque sea una pata en el culo. Es que sabe sacarme de quicio, es retador, impulsivo, calculador, está fuera de sí.

—Suena al hombre digno de usted, señor.

—¿Te parece que mi esposo se porte así?

—Debe relajarse, señor. Usted tiene la ventaja, solo relájese. Sus hermanos y Gabriel llegarán dentro de un rato. Debe calmarse porque siento que la noche será larga. Avisa al personal.

—Como ordene.

Nam sale del despacho, dejándolo solo. Se acomoda la corbata y se relaja un poco mientras toma de su trago. Pasan unos minutos; puede notar por las cámaras a su amigo llegar. Sale de la habitación para darle la bienvenida a Gabriel.

—Adelante, hermano, tenía semanas sin compartir contigo.

—Gracias por la invitación.

—No te preocupes.

—Siéntete como en tu casa, vamos, ponte cómodo. —Ambos pasan a la sala donde toman unos tragos, hasta que la presencia de Jimin vuelve el ambiente un poco intenso. Tras buscar en el armario, no encontró ropa decente que ponerse, solo la de la bolsa, ropa que queda muy transparente; sin embargo, lo vio apropiado, ya que para su esposo su opinión no cuenta. Se coloca un pantalón blanco con rojo apretado, una blusa de malla roja, unas botas, dejando su cabello alborotado con un poco de labial. Se ve tan sexy, muy provocador. Baja las escaleras y al ver a un hombre entrar, esta vez está dispuesto a sacar a Jungkook de quicio. Cree poder jugar, un juego donde uno de los dos anda perdiendo.

Al verlo entrar a la sala, parece un chico de la vida alegre. Su belleza opaca lo que él supo.

—Buenas noches —dice acercándose a Gabriel, quien no deja de mirarlo de arriba abajo, haciendo que Jungkook empiece a perder la cabeza.

—Buenas noches, hermoso. Soy Gabriel, bienvenido —le dice, besando su mano.

—Para mí es un placer conocerte, Gabriel, soy Jimin.

—¿Es tu esposo? —dice mirando a Jungkook.

—Así es, pero no por elección —le dice caminando hacia Jungkook, quien lo mira enojado—. ¿Qué carajos haces?

—No lo sé. Es lo que tú compraste para mí. Tienes tan buen gusto, cariño —le dice, pasando la mano por su muslo, haciendo que Gabriel tome de su trago, un poco incómodo y excitado.

—Deja de portarte como una... —Jimin interrumpe—. Como tu esposo, así me comporto, como su esposo. Gabriel, eres un hombre muy guapo; debiste haberme secuestrado tú y no Jungkook. A ti te hubiera hecho feliz.

Gabriel no dice nada al verlo tomar una fresa y comerla de forma sexy.

UN ESPOSO  PARA UN MAFIOSO--- CORRIGIENDO....Donde viven las historias. Descúbrelo ahora