capitulo 6.

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Un tiempo había pasado desde mi visita a spears y me agrada decir que las cosas mejoraron bastante.

Mi nueva mascota, bautizada como Mango, me obliga a levantarme y llevarlo a pasear por las mañanas, lo que me hace ser un poco más activa a la vez que me distrae de mis pensamientos intrusivos.

Las fantasías y sueños disminuyeron en gran medida no solo gracias a él, sino también a qué la temporada de apareamiento está por acabar.

Me preparo una deliciosa ensalada que comparto con mango mientras vemos películas en la noche o trato de enseñarle trucos por las tardes. La rutina se transformó en algo más colorido e incluso pude darme el pequeño lujo de visitar a Lucy un par de veces.

Lo unico que parece estar sin cambios es el trabajo.

Trabajo…el trabajo nunca cambia…

Me encuentro llenando una serie de documentos legales y notas para la resolución del caso por evasión fiscal mientras que Nick está al borde de las lágrimas llenando una pila de papeles casi tan grandes como él.

-Maldita sea mi suerte-

-Deja de quejarte, me pones de mal humor –

Mi respuesta no hizo más que sacarle un quejido ronco similar a un gruñido agotado.

-Odio los impuestos, odio las declaraciones, odio los trabajos burocráticos y sobre todo ODIO LOS LUNES!-

Su grito fue acompañado por un pequeño berrinche mientras agitaba sus brazos en el aire antes de dejarse caer en el escritorio.
Para un carnotauro era pequeño, pero seguía siendo un macho adulto, bloqueando la mayor parte del escritorio que usábamos para trabajar.

-Te dije que dejes de quejarte! Rayos, si tanto lo odias, porqué demonios estudiaste contabilidad?-

-esa es mi maldición…soy jodidamente bueno haciendolo-

No podía argumentar en contra de eso, en todo lo que habíamos tenido a Nick como nuestro contador nos habíamos ahorrado al menos una tercera parte de las declaraciones y otra tercera ahorrando en lo deducibles.

La puerta fue tocada con impaciencia, así que pedí a la persona al otro lado que pasará. Era Jonathan.

-Jefa, tenemos un problema –

-Ahora qué?-

La mañana había sido agitada y no había podido tomar mi descanso para el café, por lo que no me sentía a pleno rendimiento.

-Necesitamos un nuevo esmeril, los clientes se quejan de el para las perforaciones, incluso hay quienes gritan del dolor… dónde lo conseguiste?-

-Reed me lo dio –

Jonathan pareció tratar de recordar hasta que la imagen del velocirraptor rosa apareció en su mente.

-Tu amigo millonario, misterioso y drogadicto?-

-Ya te dije que tiene años sin tocar el carfe…pero si, es él –

Parecía que Jonathan quería sujetar el puente de su nariz molesto, pero sus pequeñas manos de tyranosaurio se lo dificultaban mucho.

-Como sea, solo consigue un repuesto por favor.-

-Si, yo me encargo de…-

No pude acabar mi frase cuando una voz femenina llama.

-Trish!-

Julia entra en la habitación sin esperar a mi respuesta, ahora con todos mis trabajadores en el pequeño cuarto, no puedo concentrarme en mi papelería, por lo que decido que es un buen momento para un descanso.

-qué pasa?-

-33,12-

El código que repite con impaciencia casi me hace estallar una vena en la frente mientras aprieto con furia uno de los papeles en mi mano.

Jonathan sale apresuradamente del lugar rumbo a su área de trabajo, Nick finalmente tuvo la decencia de sentarse a trabajar en silencio y Julia se me adelanta de igual forma.

“33,12…un mocoso necio…”

-…perfecto…-

Mi molestia es palpable mientras dejo escapar un resoplieo fuerte por la nariz. Salgo de la oficina rumbo al mostrador, donde una Julia cansada se para frente a un joven triceratops de unos 20 con ropa que grita “pandillero” a todas luces.

-Buenas tardes caballero, en qué le puedo ayudar?-

Apenas escucha mi tono suave y “calmado” el joven arremete con una zarta de acusaciones sobre Julia, nuestra profesionalidad como establecimiento y cita al menos tres locales en los que pueden hacer lo que el quiere…claro, sin llegar a explicarme de qué se trata.

-Ya veo, en ese caso me disculpo por los inconvenientes, pero podría decirme de que se trata el diseño que quiere?-

-Se lo dije a esta tipa, se trata de un trivial espirado con perforación en…-

Durante casi un minuto entero, el chico describe vagamente una serie de sdiseños revueltos que no solo revelan su mal gusto, sinó su poco entendimiento del tema.

No solo se tratan de diseños contradictorios, ya que algunos requerían limar el cuerno para darles formas específicas mientras que otros removian piezas y usaban grabados muy delicados. Dando un segundo vistazo al chico, note algo peculiar en él, o más bien en su cuerno.

“Es demasiado pequeño”

Casi podrías llamarlo insignificante, lo que explicaría su actitud agresiva y llamativa.

“como odio ese complejo de los machos con sus cuernos…”

El chico seguramente notó mis ojos, ya que enseguida arrugó las cejas furioso.
Apenas estaba por despotricar contra mi nuevamente cuando un ruido del interior del establecimiento lo interrumpió, más bien un alarido.

El grito desgarrador de dolor fue acompañado por blasfemias de todo tipo y una repetición de “esto fue un error” que curiosamente solo me hizo darme cuenta de lo mucho que necesitábamos un nuevo esmeril.

Al regresar mi atención al chico, podía ver cómo prácticamente se había orinado en los pantalones, su expresión era de terror y en cuanto abrí la boca y dije.

-De acuerdo, pase por aquí-

Se dio la vuelta y se esfumó tan rápido que me preocupaba que se tropezara con sus excesivamente grandes pantalones.

Otro día en el trabajo.

Al regresar a mi hogar, mango salió desde debajo de un sillón para recibirme.
Creció un poco más desde que Spears me lo dio, ahora seguramente podría competir con uno de eso perros salchicha de la gente adinerada.

No puedo evitar sonreír viendo el sobreesfuerzo que hace por conseguir llamar mi atención, así que me rindo a mis deseos; lo acaricio y juego con el hasta que el hambre prácticamente me ordena visitar mi cocina.

La rutina nocturna se volvió más agradable desde que mango me acompaña; ahora ambos cenamos, jugamos un poco, trato de enseñarle algunos trucos y vemos peliculas juntos. La casa parece haber recuperado un poco de su brillo y me siento poco a poco mejor conmigo misma.

Aunque el consejo de spears revolotea en mi cabeza, estoy segura de que no necesito tomar una desición tan precipitada como confesarme a Anon. Simplemente seguiré contando con mango y las cosas deberían estar bien.

Ese era el plan.

Cuando repentinamente me vi despertando a media noche, agitada y nerviosa.

“…ese sueño otra vez…”

Había sido distinto ahora, usualmente Anon era el protagonista, pero en esta ocasión fue Lucy.

Estábamos en nuestra época del instituto, ella se veía abatida al borde de la azotea de la escuela…recriminandome lo que hice.

Ni siquiera puedo recordar el resto del sueño sin sentir que mis ojos lagrimean. Mango parece preocupado también.

-Nonpasa nada amiguito –

Le doy un par de caricias reconfortantes antes de que la bola de pelo vuelva a dormirse junto a la cama.

El reloj marca casi las 12, es tarde, pero en la calle aún hay suficiente actividad como para permitirme refrescar mis ideas con algo de aire fresco.

Dejando a mi mascota durmiendo, me apresuró hasta la calle, donde camino sin rumbo por un buen rato, tratando de olvidar el sueño, pero inevitablemente trayendo a colación los recuerdos que seguramente los provocaron.

“Si las cosas hubieran seguido así…”

Pensar en lo que pudo ser de Lucy si Anon no se hubiera entrometido en nuestros asuntos…es escalofriante.

Mi pecho se llena de emociones contradictorias; por una parte la culpa al saber lo pésima amiga que soy, por otra el calor de pensar en todo lo que Anon hizo por nosotros.

Antes de darme cuenta, las posadas de alguien acercándose delante de mí me hacen alzar la mirada.

Mis ojos se abren de par en par, pues caminando por la oscuridad de las calles, Anon se aproxima saludandome con su amigable sonrisa.

Un amor erróneo Remake. (Snoot Game)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora