Jace:Después de hablar con Baela, con el peso de la conversación aún en mis hombros, me encaminé hacia mi cuarto, pero el sonido de unos pasos pequeños me distrajo. En el pasillo tenue, vi a Joffrey, mi hermano más joven, con los ojos somnolientos y el cabello revuelto por el sueño interrumpido.
—Joffrey, ¿qué haces aquí? — pregunté,inclinándome hasta quedar a su altura- Es tarde, deberíasestar en la cama.
—Te estaba buscando...No te encontraba, y quería saber si querías jugar conmigo.—Pude notar cómo sus ojos se entrecerraban mientras intentaba sofocar un bostezo. Trató de disimularlo, como si temiera que descubrir su cansancio frustraría su plan.
Sonreí, aunque con la preocupación persistente aún pesándome el corazón.
—Es muy tarde, pero teprometo que mañana jugaremos.—Antes de que pudiera protestar, lo alcé en brazos, girando rápidamente para arrancarle una risa. Sabía que adoraba esa pequeña pirueta que lo hacía sentir como si volara.—Ahora es momento deir a la cama— dije, mientrascaminábamos hacia su cuarto, sus risas suaves resonaban en el silencio de lafortaleza.
Cuando llegamos, lo acosté suavemente. Para mi alivio, ya estaba vestido con su ropa de dormir, lo que facilitó que lo arropase. Me agaché para besar su frente, acomodando con cuidado su desordenado cabello castaño.
—Buenas noches hermanito — susurré, mientras él cerraba los ojos lentamente.
Me senté junto a su cama, sujetando su pequeña mano hasta que la quietud del sueño lo abrazó. Observé su rostro, tan inocente, tan ajeno a las turbulencias del mundo exterior. Y me pregunté, con el corazón oprimido, cuánto tiempo más podría mantenerlo a salvo de todo aquello que se avecinaba.
Me levanté en silencio, dispuesto a retirarme a mi cuarto, pero algo dentro de mí me impulsó a ir a ver a Aegon y Viserys. Sabía que probablemente ya estarían dormidos, pero necesitaba verlos, sentir la calma que su inocencia emanaba.
Llegué al cuarto donde dormían. El suave resplandor de la luna se filtraba por la ventana, iluminando sus rostros tranquilos. Los contemplé en silencio, mis hermanos más pequeños, tan indefensos y, al mismo tiempo, tan llenos de promesas. Aegon, la viva imagen de Daemon, con sus facciones fuertes y su cabello plateado. Y Viserys, que se asemejaba más a mi madre, con su expresión serena y sus delicadas manos.
Me quedé allí por un largo rato, sintiendo la responsabilidad de protegerlos crecer en mi pecho, como un peso que nunca se aligeraba.
Finalmente, exhausto, regresé a mi habitación. Al lanzarme sobre la cama, el cansancio me venció de inmediato, y cerré los ojos, con la esperanza de que el sueño me trajera algo de paz.
Pero la paz nunca llegó.
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Sombra y sangre
FantasyEl legítimo rey heredero de kings landing, Jacaerys Targaryen junto a su hermano el heredero de drifmark Lucerys Velarion gobernaran como siempre estuvieron destinados. Aunque el romance surgira en la guerra desafiando al destino de lo que siempre e...