Capítulo 8 La cama de piedra

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-Como mi aprendiz, llegó el momento de que conozcas... -le decía el demonio mientras avanzaban con rumbo a la caverna donde lo había conocido-... los beneficios que tiene esto para ti. En primer lugar, el haber consumido un poco de mi sangre te otorga un incremento de fuerza física y mejora de todas tus habilidades. Además de eso, podrás hospedarte en una caverna cinco estrellas como esta -le mostró la entrada de la caverna con los brazos abiertos, como modelo de comercial que pretende vender una casa-. Tienes rocas -entraron en ese momento. Él señaló al fondo-, unas rocas más grandes, y rocas enormes también -decía muy contento, sonriendo ampliamente.

-Ya que la última vez no me explicaste de qué va el contrato y las cláusulas, ¿podrías explicarme en este momento? Antes de realizar otra masacre sin sentido.

-Tienes razón. Sígueme.

En una de las divisiones cavernosas que existían en el interior, sobre una gran roca con forma de atril, yacía abierto un enorme libro de hojas rojizas.

-Aquí dice, "... siete victimas ofrecidas y sacrificadas por el leal esbirro, usando como medio la daga labrada con el pentáculo de los demonios. Véase la figura dos mil veinticuatro".

Ella se acercó pero en las páginas no lograba ver nada; para ella todas eran hojas en blanco, o mejor dicho, en rojo. El papel con el que estaba hecho el libro era de un tono rojo ladrillo.

-Es verdad lo que decían. Eres una persona sin magia -comentó él, pensativo.

-Eso no es verdad... Mi padre... no pudo enseñarme. Él murió antes de poder hacerlo. ¿Quién necesita la magia? Yo sé defenderme sola... y antes de que digas nada, el no tener magia no es... un... -estaba demasiado a la defensiva, con la cara colorada por el coraje. Él la veía fascinado.

-Yo nunca dije que eso fuera un defecto -sonrió mientras subía su mano para poder sujetar el mentón de ella-. Eso te convierte en una página en blanco... En un lienzo sobre el cual escribir. No solo te enseñaré rituales demoníacos, sino magia también.

-Eso es imposible.

-Nada es imposible con sangre de demonio corriendo por tus venas.

Los latidos de ella eran acelerados, él la veía con esos profundos ojos mientras aún sujetaba parte de su rostro con los dedos.

-Pues... pues...

Él sujetó sus labios para que no dijera una palabra más.

-No aceptaré un no por respuesta. Ningún esbirro mío puede ir por el mundo sin poder hacer magia.

La soltó y salió de la cueva rápidamente.

Ella salió de la cueva tiempo después. La idea de poder aprender magia al fin era tan fantástica que no sabía cómo debía sentirse en ese momento. Buscó al demonio entonces para ver si obtenía más información al respecto, pero lo encontró sentado en el suelo, con los ojos perdidos.

-¿Está bien, maestro? -preguntó después de observarlo por un largo rato.

-Estoy haciendo un plan.

Así pasaron más de dos horas; él ni siquiera parpadeaba.

El sueño era inaguantable y ella sentada a su lado cabeceaba una vez sí y otra vez también.

-Maestro -le tocó delicadamente el brazo con la punta del dedo, temiendo perturbar sus pensamientos-. ¿Dónde está la suite demoniaca con camas demoniacas y demás accesorios que le otorgan a los leales esbirros?

-Esta caverna es piedra, es recinto, es escuela y también es cama para ti. Siéntete bienvenida -le dijo imperturbable.

-Esto de aprender magia tendrá un precio muy alto a pagar -se dirigió desanimada a un rincón plano que encontró y se acostó sobre él.

La aprendiz de demonio (Jungkook Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora