Recientemente, la Estrella Blanca se vio incapaz de sacarse de la cabeza a cierto comandante pelirrojo.
Sus pensamientos a veces se desvían inconscientemente hacia las diversas imágenes de Cale Henituse, su cara sonriente cada vez que logra voltear las cosas, su mirada llena de desdén hacia la Estrella Blanca, su aura completa cada vez que saca a relucir sus antiguos poderes, incluso la audacia de abofetearlo y sacarle sangre.
Al principio, pensó que la causa era la ira y el odio.
Después de todo, ¿quién no se sentiría irritado y enojado porque alguien aparece repentinamente de la nada y pone patas arriba todo un plan de mil años?
"Cale Henituse es una espina clavada en mi costado".
Eso se dijo a sí mismo.
Consideró que el otro pelirrojo era un enemigo digno de atención.
Se encuentra anticipando encontrarse con el otro, ver qué haría el noble hijo a continuación.
Luego comienza a observar s̶t̶a̶l̶k̶ al héroe ruano, sin que realmente entienda por qué sintió la necesidad de hacerlo. "Es para asegurarnos de que Cale Henituse no pueda ir un paso por delante".
o eso dijo.
La Estrella Blanca esperaba ver un lado diferente de su enemigo, pero no podía predecir cuánto efecto tendría en él.
De la misma manera que el pelirrojo insiste continuamente en que es una persona de mala calidad a pesar de que sus acciones dicen lo contrario, la Estrella Blanca encuentra su expresión ligeramente nerviosa y desconcertada cada vez que alguien lo elogia y sus buenas acciones son e̶n̶d̶e̶a̶r̶i̶n̶g̶ divertidas.
Luego está la conexión entre él y su gente. La Estrella Blanca ya sabe cuánto valora Cale Henituse a las personas que lo rodean y cuánto lo aman también, pero ver sus interacciones hace que algo se arremoline dentro de la Estrella Blanca.
No podía decir si era porque quería destruir esa paz y verlos desesperados, o porque quería ver más, disfrutar de esa atmósfera sana y reconfortante que rodeaba al comandante pelirrojo.
Se dijo a sí mismo que tenía que ser lo primero, ignorando el revoloteo en su estómago.
Y, oh, ese raro momento en el que Cale Henituse sonreía.
No es la sonrisa irritante c̶a̶p̶t̶i̶v̶a̶t̶i̶n̶g̶ que usaría cada vez que logra cambiar los planes de la Estrella Blanca, y tampoco es su característica sonrisa de estafador. Es una sonrisa genuina y gentil que muestra, generalmente inconscientemente, a su gente, y sólo a su gente.
La primera vez que vio esa sonrisa, la Estrella Blanca sintió como si el tiempo mismo se hubiera congelado.
Nunca supo que alguien que sólo lo mira con desdén o le da sonrisas triunfantes podría tener una expresión tan encantadora. La Estrella Blanca sintió que algo saltaba dentro de su pecho.
W̶a̶s̶ t̶h̶a̶t̶ h̶i̶s̶ h̶e̶a̶r̶t̶?̶
Era de noche, la Estrella Blanca estaba sentada en su asiento mientras se frotaba las sienes. Se quita la máscara antes de colocar un brazo sobre sus ojos cerrados.
Últimamente, sus pensamientos han estado por todas partes y todavía no podía sacarse de la cabeza al que consideraba su enemigo. Su mente vaga por todos los lugares y escenas que ha presenciado durante los últimos días, recordar todos los momentos entrañables le hace sentir como si se estuviera derritiendo.
Quiere ver más de eso.
Quiere ser parte de ello.
Quiere ver a Cale Henituse sonreír así otra vez.
