—¿A dónde se supone que fuiste? —Era Friedrich, sentía que la muerte me hacía cosquillas con sus uñas largas y puntiagudas, porque el desagrado que sentí por qué no me dejaban dormir fue abrumador.
—Trato de hacer lo mejor, ¿Podrían callarse y dejarme dormir? Solo deseo ir a mi cama, acurrucarme, olvidarme de las estúpidas cosas que debo hacer y descansar como se supone que debería ser después de un día tan malo.
Él estaba desconcertado y yo aliviado, había explotado como una bomba a presión lista para salpicar a quien fuera el ser vivo más cercano, era un ser humano y uno muy atormentado, tenía que tomar pastillas a todas horas, el dolor físico era horrible, el estrés por cosas de las que no debería preocuparme por mi edad me superaba y ahí estaba yo, siendo malo con alguien que solo no quiere le mienta porque le preocupó ¿Estaba haciendo algo malo? Si, pero a la vez era un error humano.
Él me miraba sin saber que decir, yo estaba ansioso por las nuevas tareas que se me habían encomendado. —Disculpa, solo, no es momento, tal vez mañana podamos hablar más tranquilos ¿Te parece?
—¿Te sientes muy mal? —Preguntó preocupado.
—No, tan solo debo descansar, solo, déjenme dormir, quiero poder dormir, solo eso, por favor ¿Sí?
Él solo asintió dejando que me echara en mi cama, por fin, suspiré tranquilo cuando volví a sentir la calidez de las sabanas, Ragnvaldr y algunos hámsteres llegaron para dormir en mi cama —¿No te dije que no salieran?
"Es fácil decirlo, la práctica es otra cosa." Dijo Rag.
—Bueno, ya está bien. —Ya no importaba, solo quería cerrar los ojos
Ya había tomado mis pastillas como siempre, ya los problemas no eran tan graves, ya podía relajarme, entonces por primera vez en mucho tiempo no soñé con nada, solo oscuridad ¿Y saben qué?
Solo yo y la oscuridad ¿No era hermosa? Tan linda, mi cuerpo estaba descansando plácidamente, no tenía que recordar sangre, dolor, muerte, violencia o algo parecido, tan solo dejarme llevar por la hermosa oscuridad que me ayudaba a evitar aquellos sueños tan inoportunos que tenía, la noche era fría, pero en mi cama todo era cálido, todo era perfecto, todo era descanso.
—Ya es hora de despertar —Una voz, no, por favor, solo un poco más, un poco más y ya podré seguir —Despierta, dormilón.
A la fuerza tuve que obligarme a abrir los ojos para despertar. —¿Qué pasó?
En frente mío estaban todos —Te has dormido veinticuatro horas seguidas, todo un récord, pero debes comer ¿Sabes?
—No sé de qué hablan, no puede. —Antes de seguir diciendo algo mi cuerpo mismo me avisó que en serio había hecho eso, mis músculos se sintieron raros —Ay, por los dioses, ¿En serio hice eso?
—Sí, ya le ganaste a Leandro de la casa dorada en el mayor tiempo dormido, te dejaríamos seguir, pero nos preocupamos.
Magnus estaba feliz. —Ahora si cobraré mi dinero.
—¿Dinero?
—Sí, apostamos a que ganarías, ahora tú dormiste muy bien y nosotros ganamos dinero, ¿No es todo genial?, hablando de dinero, a tu lado dejamos la bolsa con todas las monedas que ganamos vendiendo tus postres.
Volteé a ver a mi costado y en efecto ahí estaba la bolsa, me puse a contar las monedas, había ganado siete monedas de oro, nunca me había sentido tan feliz. —La vida es buena, el dinero es bueno, el dinero es vida.
Todos empezaron a salir hablando sobre su apuesta con la casa dorada, algunos felices y otros tristes, tal vez por perder dinero, por otro lado, yo estaba saltando de alegría con el dinero en manos protegiéndolo.
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El Destino del Villano. (1/3)
FantasíaUn mundo que ocurre mucho después del nuestro, un mundo destruido donde los dioses son crueles. Una universidad de la que nadie sale. Cinco países, un héroe y un villano por país. Sean es elegido como villano, pero existe una profecía que acecha a...