Un encuentro algo curioso en un parque entre dos desconocidos lo cual hizo que ambos no se soportaran en el primer instante .
Pero para colmo terminaron siendo vecinos del mismo piso .
Ella para el era toda una lunática
Para ella el era un degene...
El fin de semana en Cuernavaca llegó y, con él, la oportunidad para que Dulce y Christopher llevaran a cabo su plan. Al llegar al lujoso resort, Dulce se sintió más nerviosa de lo que había esperado. Había pasado semanas preparándose para este momento, y ahora, con Christopher a su lado como su "novio", todo debía salir perfecto.
Christopher, con su traje impecable y una actitud desinteresada, seguía a Dulce mientras ella entraba en el elegante salón donde se reuniría con sus amigos. Los murmullos y miradas curiosas comenzaron a llenar el aire al ver a Dulce acompañada de un atractivo hombre. La mayoría de los presentes ya conocían las historias de la pelirroja y la sabían soltera, lo que hizo que la entrada de Christopher generara un revuelo inmediato.
— ¡Dulce! —exclamó Rubí, abrazándola—. No puedo creer que hayas traído a tu novio.
— Sí, es Christopher —respondió Dulce, con una sonrisa forzada mientras le hacía una seña a su "novio" para que se acercara.
Christopher se acercó con una sonrisa casual y saludó a Rubí y a los demás. La mayoría de sus amigos estaban impresionados, y aunque algunos aún mostraban escepticismo, se estaban convenciendo de la autenticidad de la relación.
— ¡Hola a todos! —dijo Christopher, extendiendo su mano a los presentes. Sus comentarios y comportamiento relajado comenzaron a disipar las dudas. Sin embargo, el momento clave estaba por llegar.
Fabián, el exnovio de Dulce, apareció con Esmeralda a su lado. Al verlo, Dulce sintió un nudo en el estómago. El rostro de Fabián mostró sorpresa y una pizca de celos al ver a Dulce con otro hombre.
— Dulce, no sabía que tenías compañía —dijo Fabián, con una sonrisa que no ocultaba del todo su sorpresa.
— Fabián, este es Christopher —respondió Dulce, tratando de mantener la calma—. Christopher, él es Fabián, mi ex.
Christopher extendió su mano a Fabián con una actitud amistosa. La tensión entre los dos hombres era palpable, pero Christopher se aseguró de mantener la conversación ligera y educada.
— Un placer conocerte —dijo Christopher, mientras Fabián apretaba su mano con una sonrisa forzada.
— El placer es mío —respondió Fabián, intentando parecer cortés pero con una mirada que no escondía su desagrado.
La cena continuó con varias conversaciones entrelazadas, y mientras el grupo hablaba de temas triviales, Dulce notó que la presencia de Christopher estaba empezando a cambiar la dinámica. Sus amigos estaban más interesados en la vida de Dulce ahora que ella estaba acompañada, y Fabián parecía cada vez más incómodo.
La noche avanzó, y durante la fiesta, Fabián se acercó a Dulce con una expresión que mezclaba curiosidad y frustración.
— Así que, ¿Christopher, eh? —dijo Fabián en tono de conversación—. ¿Cómo se conocieron?
Dulce, aliviada de que la conversación se mantuviera en un tono ligero, respondió con una sonrisa.
— Nos conocimos hace poco. Es una larga historia, pero ha sido un buen apoyo durante este viaje —dijo, mientras Christopher le daba un rápido apretón de mano en la espalda, mostrando su rol de "novio" con un gesto afectuoso.
Fabián asintió, claramente incómodo, mientras intentaba desviar su mirada hacia otros aspectos de la fiesta. Esmeralda, a su lado, lanzaba miradas despectivas a Dulce y Christopher, pero pronto se dio cuenta de que la estrategia de Dulce estaba funcionando.
La noche terminó con un ambiente más relajado. Dulce y Christopher, a pesar de la incomodidad inicial, lograron hacer que su actuación pareciera auténtica. Fabián, aunque intentó mantener una fachada de indiferencia, no pudo ocultar que el escenario de la noche le había molestado.
Cuando la fiesta concluyó y los invitados comenzaron a dispersarse, Dulce se acercó a Christopher.
— Gracias por tu ayuda esta noche. Creo que hemos logrado que Fabián y Esmeralda se traguen sus palabras.
— No hay problema —respondió Christopher, con una sonrisa—. Aunque no puedo decir que disfruté de la experiencia, el dinero lo hace todo más llevadero.
Dulce le sonrió, aliviada de que su plan hubiera funcionado, y con la promesa de que el viaje estaba por terminar, ambos se prepararon para el regreso a su rutina diaria.
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