Manuscrito

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Londres, Reino Unido. 1998.

Tomaría de entre seis a dieciséis meses la publicación de su libro. Aún no lo sabía. Pero Harry ya había cumplido su parte del contrato; entregar un manuscrito a la editorial como cada dos años debía hacerlo. Ahora caminaba por los pasillos de Pantkton sosteniendo su nuevo proyecto, iba directamente al Comité Editorial con la intención de escuchar qué modificaciones le recomendarían hacerle a su libro. Era obvio, iba algo estresado. Siempre se estresaba en esta parte del proceso. Más tomando en cuenta que Mark estaría ahí y posiblemente hablaría de mil y un formas de hacer el libro más llamativo. Pues según él el éxito de Harry se debía al buen manejo que le daban. No a las ideas mismas del autor.

Además, por necesidad de un soporte técnico o más bien, un mediador de sus emociones que ya le estaban cobrando factura, Harry había invitado a Niall a acompañarlo en todo el proceso. El rubio iba con toda la intención de calmar a Harry en caso de que estuviera a punto de cagarla y soltarle un golpe a quien le dijera una vez más un: "Modifica esto, Harry. No es bueno de esa forma. No le favorece en nada a tu obra." Desde luego que eso era un poco imbécil de su parte, literalmente iba a escuchar sugerencias de modificaciones al libro, no podía esperarse no molestarse más de una vez. Pero bueno, Niall estaba ahí. Tenía un apoyo.

Y es que Gemma estaba ocupada esa mañana, porque sí, Harry pensó primero en llevarse a su hermana. No obstante eso no le había sido posible y ahí estaban; un rubio egocéntrico y un escritor en decadencia gozando del maravilloso proceso creativo de la publicación de un libro.

—¿Si escribiera un libro crees que me lo publicarían? —Niall caminaba embobado con cada puerta nombrada bajo un propósito.

No le dijo a Harry, pues sabía que el rizado estaba tan harto que lo mandaría directamente a joderse si le decía, pero Niall quería meterse al departamento de diseño y ver si le permitían hacer modificaciones en alguna portada o algo. Pensaba que era así de fácil.

—Depende. —Responde Harry.

—¿De qué?

—Depende de si pasa por los filtros de selección y la evaluación de propuestas. —La seriedad en la voz de Harry denotaba cansancio. Y cómo no, Mark ya le había hecho algunas sugerencias en días pasados, por lo que que se la había vivido escribiendo y escribiendo nuevos diálogos y párrafos con la intención de ser aprobado a la primera.

Niall se queda mirándolo por un instante. En su cabeza la cosa estaba así: Harry estaba tan cansado que era más fácil que se quedara dormido en la junta a que peleara algo. O eso pensó el rubio.

—Pero si es muy bueno si me lo publican si les digo. ¿O no? Le preguntaré a Zayn, le diré a todos que soy la eminencia de la literatura moderna y que además soy novio del editor principal del Dakota. —Harry frunce el ceño y por primera vez emite una emoción más allá del desagrado. —Y —hace énfasis.— cuñado del escritor más famoso de la ciudad. Mierda, hay que sacarnos una foto o algo que lo compruebe.

Velas hundiéndose || Larry Stylinson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora