whispers of destiny 𐙚 kooktae

Ꜥꜥֶָ֢🍰ֶָ֢۫݊˒𐙚 prólogo

⠀⠀⠀𐙚 koo top! tete bottom!
⠀⠀⠀𐙚 soft. romance. omegaverse.
⠀⠀⠀𐙚 etéreo gráfico ©

TaeHyung aún podía recordar aquella fatídica noche con una claridad aterradora, como si cada detalle se hubiera grabado en su memoria para siempre. Era una noche como cualquier otra, una en la que la risa resonaba en el interior del auto familiar mientras avanzaban por la carretera. La calidez de las voces de sus padres llenaba el espacio, y las bromas iban y venían con facilidad, creando una atmósfera de dicha que parecía eterna. Sus manos jugaban distraídamente con el borde de su suéter mientras su madre le lanzaba una sonrisa cariñosa a través del espejo retrovisor, y su padre reía a carcajadas por alguna ocurrencia trivial. En ese momento, TaeHyung pensó que la vida no podría ser más perfecta.

Pero la perfección es frágil, y el destino tiene maneras crueles de recordar su poder. En un instante, todo cambió.

El sonido familiar de la risa fue bruscamente interrumpido por el chirrido ensordecedor de neumáticos contra el asfalto, seguido de un estruendo que reverberó en el aire como un trueno desgarrador. Antes de que TaeHyung pudiera comprender lo que estaba ocurriendo, el mundo a su alrededor se desmoronó. El metal se retorció, los cristales estallaron en mil pedazos que volaron por el aire como diminutas dagas, y el sabor metálico de la sangre llenó su boca. Luego, la oscuridad lo envolvió, un silencio abrumador se apoderó del lugar, y todo lo que una vez había conocido se desvaneció en la nada.

Cuando tenía catorce años, TaeHyung sufrió un accidente automovilístico. Sus padres murieron al instante, y él quedó atrapado en un sueño profundo que duró un mes. Un coma, dijeron los médicos, un estado en el que su cuerpo seguía vivo, pero su mente vagaba en algún lugar entre la vida y la muerte. En ese limbo, donde no existía ni dolor ni consuelo, TaeHyung se sintió en paz, o al menos, en una paz que no quería abandonar. Porque sabía que despertar significaría enfrentar una realidad que no estaba preparado para aceptar.

Al abrir los ojos, lo primero que sintió fue el peso de la soledad aplastante. Ningún rostro familiar lo esperaba al borde de su cama, ninguna mano cálida lo sostuvo para darle la bienvenida de vuelta a la vida. Los murmullos de los doctores y las enfermeras, aunque amables, estaban llenos de lástima. Sabía lo que se escondía detrás de sus miradas: la compasión hacia un Omega que, según las normas de la sociedad, estaba destinado a ser una carga. ¿Quién querría hacerse cargo de un Omega cachorro? La respuesta parecía evidente para todos, incluso para TaeHyung.

No esperaba nada del mundo, porque el mundo ya le había arrebatado todo lo que alguna vez amó. Sin embargo, la vida tiene formas misteriosas de mostrar su misericordia. Justo cuando pensaba que no había esperanza, una luz surgió de la oscuridad. La familia de su mejor amigo, Jeon SeokJin, se presentó ante él como un faro en medio de la tormenta. Con una generosidad que nunca habría imaginado, lo acogieron en su hogar, adoptándolo como uno de los suyos. Durante dos años y medio, le dieron un hogar, le devolvieron la esperanza y le recordaron que, a pesar de todo, aún había amor y bondad en el mundo.

TaeHyung, ahora con dieciséis años, sigue siendo un Omega, pero uno fuera de lo común, uno que ha aprendido a ser fuerte en medio de la adversidad. Vive con la familia Jeon y está en su último año de colegio, intentando encontrar su lugar en un mundo que alguna vez lo rechazó. Pero en medio de su proceso de adaptación, no podía imaginar que su vida estaba a punto de cambiar de nuevo, esta vez por la llegada de alguien que estaba destinado a ser más que un simple desconocido.

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Jeon JungKook había crecido en el seno de la familia Jeon, una familia amorosa que siempre le brindó el apoyo y el cariño que necesitaba. Desde pequeño, demostró ser un Alfa fuerte y decidido, cualidades que lo llevaron a destacarse en todo lo que hacía. Sin embargo, a pesar de su naturaleza protectora, había algo en él que lo impulsaba a buscar más allá de las fronteras de su hogar. Así fue como, al terminar el colegio, decidió aceptar una oportunidad para estudiar en el extranjero.

Durante dos años, vivió rodeado de nuevas experiencias, culturas distintas y desafíos que lo moldearon en maneras que ni él mismo había anticipado. Lejos de casa, se convirtió en un hombre aún más seguro de sí mismo, pero nunca olvidó el calor del hogar que lo esperaba en Corea.

Cuando finalmente decidió regresar, no tenía idea de lo que encontraría al cruzar la puerta de la casa que había dejado atrás. Lo que sí sabía era que estaba ansioso por reencontrarse con su familia, con sus padres y con su hermano. Lo que no esperaba era que, al pararse en el umbral de la entrada, sus ojos se encontrarían con los de un joven desconocido. Un Omega de cabellos ondulados y mirada profunda, que lo miró con una mezcla de curiosidad y cautela, no era alguien que JungKook recordara de su vida anterior.

Ese joven era Kim TaeHyung, el Omega que había encontrado un refugio en la familia Jeon. Y aunque en ese momento ninguno de los dos podía preverlo, ese encuentro marcaría el comienzo de una conexión que los uniría de maneras que ambos aún estaban por descubrir.