Necrophagus

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-Venga ya, quieres decirme que dem***** esta pasando- pregunto una colerica Marcel Williams, vestida simplemente con su pijama y una manta de tela fina, envuelta al rededor de su cuerpo como un sudario, la cual, con las prendas anteriores, apenas si podian evitar que su cuerpo temblase como una hoja ante el frio viento nocturno de Otoño, el cual, coincidentemente, parecia haber convegido esa misma noche en aquel cementerio, en el apartado vecindario de Heaven's Manor, en la ciudad de Jormundgandr, Pensilvanya.

-¿Tengo que explicarte todo mas de dos veces?- se burlo de ella Collin Tremont, mientras se encontraba en aquella tumba abierta, hundido hasta las rodillas, volviendo a clavar la pala en la tierra, para retirar una gran porcion de esta, lanzandola a un costado, junto con el monton que ya habia paleado.
-Te dije que tuve una visión, el responsable de los ataques necrofagos atacara esta noche en este cementerio...probablemente- respondio el chico, justo cuando su pala provoco un sonido metalico al chocar contra la tapa del ataud.

-¿Probablemente? Me sacaste de la cama, un viernes a las 21hs, en Otoño, y me hiciste venir a este cementerio, en el otro lado de Jormundgandr, para decirme que tuviste una visión , que te decia que "probablemente" un Necrofago atacaria este mismo lugar?- exclamo, visiblemente molesta la chica, dejando caer de su cuerpo aquella manta, mientras un escalofrio recorria su cuerpo, sus venas se hinchaban y ennegrecian y sus ojos adoptaban un color amarillento brillante, mostrando su lado Lycanomorpho, mientras el chico dejaba la pala a un costado de la fosa, para mirarla sin el mas minimo apice de temor.

-Vamos, confia en mi. ¿Alguna vez mis visiones han fallado?- le dijo, mostrando una sonrisa burlona y extendiendo los brazos a los costados.

-Tus visiones nunca fallan, lo que falla es tu interpretacion- respondio la chica, mientras los cabellos de su cuerpo se erizaban, producto de la molestia acrecentada por su sangre Lycana.

-Pues, siempre hay una primera vez para todo. Ahora, usa esa sangre lobezna para ayudarme a sacar esta cosa de aqui- le pidio, tratando de jalar la tapa de aquel ataud.

La chica lycana observo a su amigo, con una mirada que demostraba lo molesta que estaba. Aun asi, dio un suspiro grave y salto dentro de la fosa.
-Apartate, yo me encargo- le dijo, dandole un empujon leve al chico, y tomando los costados de la tapa, dio un fuerte tiron. La madera hizo un ruido estridente al quebrarse los remaches, y termino siendo arrancada por completo por aquella chica. La apoyo en vertical contra una de las paredes del foso, y ambos, ella y el chico, miraron dentro del ataud.

Un putrido y penetrante olor a descomposicion fue lo primero que golpeo los sentidos olfativos de los chicos, siendo la chica lycana la mas afectada debido a su olfato mas sensible, lo que le hizo echarse hacia atras, tapandose la nariz con ambas manos y aguantar las ganas de vomitar. El chico, en cambio, permanecio inmutable, mientras se inclinaba sobre el cadaver, observandolo a detalle.

-¿Puedes decirme quien es esta persona, al menos?- le pregunto la chica, con la voz temblorosa y los ojos llorosos, saliendo de la fosa abierta de un salto, alejandose un par de pasos, tratando de huir del pestilente olor.

-Ernest Schültzz, nacido en Münich, Alemania, en el año 1921, miembro del partido Nacional Socialista, miembro del ejercito, en particular, de las SS al servicio de Hitler. Un criminal de guerra que jugo a su gusto con prisioneros de guerra en los campos de concentracion durante la Segunda Guerra Mundial, huyo del pais tras la derrota de Alemania. Solo Dios sabe como termino en Jormundgandr, Estados Unidos. Vivio y murio aqui bajo un nombre falso- le explico el chico, trepando por la pared de tierra, saliendo de aquella fosa, al otro lado de su amiga.

-¿Y porque nos importa eso?- le pregunto la chica, respirando pesadamente, mientras intentaba no ahogarse con el olor del cadaver.

-Porque todos los demas cadaveres que fueron saqueados y devorados en los ultimos seis episodios eran como el- le dijo, sacando de su abrigo un manojo de papeles, entregandoselos a ella para que los leyera.
-Todos tenian la fama de haber sido en vida personas detestables, sin ningun tipo de moral o consideracion por la vida humana- le dijo, limpiando la tierra de su abrigo.

Seres NocturnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora