"Cinco minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo "
Mario Benedetti.
Calypso
Huir
—Señor Hyperion, creo que lo mejor sería dejar la conversación para otro día, la señora no se siente bien. —me atraviesa Jemison para hablar con el directamente.
Y se lo agradezco, porque no me imagino hablar con él y menos ahora con todo el recuerdo de mi padre que se me ha venido encima como un puto vaso de agua fría. Oír todas las palabras que le ha decidido hoy me ha hecho recordar por culpa de quienes no está a mi lado.
—Aquí está mi tarjeta, quiero que hablemos de negocios. —enfoca su mirada sobre mí— En un pasado no he podido hacerlo con su padre y espero que las cosas cambien.
Asqueroso de mierda.
—Se lo pensará, que tenga una buena velada.
—Igualmente. —suelto un largo suspiro.
—Me la suda, Jemison, me la suda.
Lo mira marcharse como la rata que es, con su hija lo sigue y su hijo en vez de irse con ellos, camina en mi dirección.
—¿Podemos hablar? —Jemison se aleja dejándome sola con él.
No contesto, no tengo nada que hablar con él. Le paso para alcanzar a mi acompañante y me toma el brazo.
—Calypso. —Es calmado.
—Disculpame, me tengo que ir, y no quiero un espectáculo aquí, así que suéltame.
Tira mi brazo pegándome a su cuerpo, me toma de las caderas, y sin importarle la gente a nuestro alrededor, con su dedo sobre mi mentón hace que lo mire.
—No antes de obtener una respuesta de ti. —me mira los labios.
—No tengo nada que decir. —rato de soltarme.
Tengo los ojos de Daniel sobre mí, furiosos.
—¿Por qué quieres negar lo que está sucediendo entre nosotros? Es evidente que te ha gustado mis besos.
—No seas gilipolla y ¡Suéltame! Es una estupidez que por un beso te pongas como un crío.
—Llámame crío o lo que le dé la gana, pero sé que tú también lo has sentido.
—Creo que te has tomado mucho alcohol y por eso estás viendo cosas que no son.
Intento de nuevo forcejear para que me deje ir, pero no me suelta.
—No, no veo nada, pero siento.. Siento muchas cosas. —sin querer mis ojos caen sobre su boca y mojo la mía.
—Por favor, déjame ir.
Me siento tan indefensa y débil. Ni siquiera con Goliath me sentí así, y él fue el único tío a quien he dicho te amo.
—Te suelto está noche, pero cuando nos volvamos a ver, ten por seguro que no lo haré. —suelta mi cadera para rozar sus dedos con los míos.
Me alejo de sus brazos sin dejar mirarlo a los ojos. Dios mío, ¿Por qué me haces esto?
Jemison se queda callado cuando llegue a su lado y se lo agradezco, por ahora solo quiero llegar a casa y acostarme.
Una vez en el coche y con mi cinturón de seguridad puesto, el silencio se acaba.
—Calypso...
—No pasa nada con él, no pasa nada, absolutamente nada con él.
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LA RULETA NEGRA [+21]
RomansaUna mujer fría, calculadora, manipuladora y extremadamente sensual capaz de cualquier cosa para cobrarse la deuda que le debían a su padre y vengar su muerte. Así es Calipso García Gangnera, una mujer que, con toda la frialdad que la caracteriza, se...