C III (M)

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El día de viajar llegó, sus nervios aún presentes mientras revisaba su equipaje junto a las cosas de su pequeña.

Ya tenía el permiso de ausencia en la comisaría y había hecho ya los preparativos de todo para no preocuparse.

Estaba tan metido en sus pensamientos sobre lo incómodo que seguramente sería encontrarse con su ex pareja que solo se dejó llevar al aeropuerto.

Estuvo así hasta que empezó a ser revisado para el viaje y noto al joven de tez canela atrás suyo hablando animadamente con otro agente.

Entendió menos cuando el mismo le siguió al avión con su maleta en mano y una mochila.

Había tratado de reclamar la pertenencia de la maleta pero solo consiguió una gran sonrisa para darle un empujoncito para continuar.

Se sentó en su asiento de turista en el pasillo viendo como el joven dejaba la pequeña maleta en el compartimiento junto a su mochila... Se sentó a su frente, con apenas el pasillo separandolos.

—pense que necesitarías ayuda... No quería dejarte solo en esto —confeso por fin con ese sonrojo en sus mejillas.

Y claro que necesito su apoyo cuando un breve ataque de pánico le llegó al empezar el despegue.

Su mano tendida en el pasillo invitándolo a sostenerlo fue más que bien recibida, hace tanto que no había subido a un avión... Que había olvidado la sensación de elevarse en los cielos sin nada que lo protegiera.

Por eso prefería mil veces estar en tierra, más estable, más predecible.

Pero debía hacerlo... Debía ir a despedirse de su hija... De su pequeña.

En algún momento logro calmarse, aún sosteniendo esa calida mano que le recordaba que todo estaría bien.

Fue un viaje largo, dónde se dedicó a hablar con el joven que trataba de distraerlo de todo a su alrededor, incluso jugaron cartas, fue interesante ver al joven mezclarse con tanta naturalidad entre el resto de turistas.

Incluso llamando la atención de señoritas que se sonrojaban en cada sonrisa suya.

Parecía que por fin veía a ese joven que siempre debía ser... Ese que no debería estar cuidando de un hombre como él.

Debería estar viajando de un lugar a otro como lo habían hecho sus hermanas, realmente se sintió terrible por frenarlo.

Pero apesar de sus pensamientos el joven sonreía a su dirección, afirmado que era el más genial que había conocido alguna vez... Para empezar a alagar cada cosa que se le ocurrió.

Llamo la atención sin quererlo... Y en contra de sus mejores deseos, jóvenes se insinuaron afirmando querer verle con el uniforme.

Ignoro todo ello, esas jóvenes podrían ser sus hijas, no podía ni siquiera verlas como las jóvenes que eran, a sus ojos solo parecían niñas.

Jovencitas... Cómo debió ser su pequeña, no era de tener grandes amigos pero sin duda estaba seguro que hubiera disfrutado de viajar como lo había hecho su madre... Conocer nuevas cosas y en general vivir la vida, pero su destino se detuvo y no pudo hacer nada para evitarlo.

Para cuando aterrizaron una vez más no lo dejaron cargar su maleta, el joven risueño lo llevaba con tanta tranquilidad que no parecía que estuviera llevando más equipaje que el propio pero era claro que llevaba el de ambos.

Se acomodaron en un hostal barato cerca del cementerio donde su pequeña descansaría, su hurna sería enterrada y deseaba estar presente en ese momento.

Llegaron al amanecer por lo que aprovecho el momento para ducharse y prepararse.

Un traje negro que hacía años no había usado, lo había usado en el funeral de la madre de la familia Black y tras ello en algunos funerales a los cuales asistió... Nunca espero tener que presenciar un momento así.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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