—Dios, hace mucho que no hacíamos algo como esto—admito con una sonrisa.
—Lo se, de hecho creo que solo lo hicimos una vez ¿No?—asiento bebiendo de mi copa.
—Es lindo, buscar tiempo para nosotros—Oliver sonríe felizmente.
Habíamos decidido tener una cita, queríamos que nuestra relación funcionara y siguiera de la mejor manera por eso estábamos ahí.
—William estaba muy emocionado por esto—confiesa—el me ayudo a elegir la corbata—señala la tela de color rojizo que decoraba su traje.
—Tiene muy buen gusto pero la siguiente vez deberíamos hacer algo que incluya pasar tiempo los tres—pido—William y yo nos llevamos mejor cada vez.
—Eso me hace muy feliz.
—A mi también, creo que por fin las cosas están tomando un buen curso—suspiro—el equipo está bien sin nosotros, tú con la alcaldía, yo con mis fundaciones y...
Mi teléfono vibra, ambos nos vemos pero lo ignoro.
—¿No responderás?—cuestiona.
—No, esta noche solo somos nosotros—muerdo mi labio nerviosa.
Él niega divertido.
—Camille, realmente te amo—ruedo los ojos divertida mientras él sigue sonriendo, dejó caer mi barbilla en mi mano.
—Estás siendo muy sentimental y eso no es muy nosotros—alzó mis cejas.
El deja los cubiertos en su plato para verme fijamente.
—¿Qué es lo de nosotros?
—Ya sabes, estar en desacuerdo, discutir, molestarnos y todo eso.
—Eso es lo tuyo con Asher—corrige—lo nuestro es más lindo.
—Si, por que el hecho de que estuvimos comprometidos, separados a volver a estar juntos es muy romántico—me burlo.
—Hablando de compromisos y eso...
Mi teléfono vuelve a sonar, hago una mueca y Oliver asiente así que contesto.
—¿Si?—cuestiono.
—Señorita Harper—llama una voz desconocida—. Soy Park, ¿Me recuerda? El enfermero a cargo de Briella.
—¡Oh!—exclamó recordando, Oliver frunce sus cejas sin entender–Si te recuerdo, ¿Pasa algo?
—Me dijo que la llamara si algo pasaba con la bebé—mi sonrisa se borra—Briella, está mal. En la mañana estaba mal y por la tarde empeoro.
—Voy para allá—cuelgo rápidamente y comienzo a juntar mis cosas.
—¿Está todo bien?—cuestiona Oliver ayudándome.
—No, tengo que irme—aviso nerviosa—lo siento tanto, prometo que lo compensaré.
(...)
—¿Donde está?—Elena me mira con una mueca y mueve su cabeza hacia la derecha.
Elena solía pasar la mayoría del tiempo en el hospital debido a que no tenia mucha cosas que hacer y ella lo disfrutaba genuinamente o eso quería pensar.
—¿Que tiene?—cuestiono preocupada, viendo como la pequeña descansaba en la camilla, tenia una intravenosa en su mano y eso la molestaba.
—Fue un resfriado, como sus defensas son bajas le dio muy fuerte—respondió el doctor Park.
—¿Estará bien?—pregunto.