primera parte~.

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Pov Su.




     No sé cómo había llegado a este punto.

     — ¿Tu novia? — la cara de confusión que tenía la abogada Kikuchi era entendible, yo tendría la misma expresión si hace apenas un rato me estuvieran reclamando de algo del trabajo y minutos después me pidieran una cosa que no tiene nada que ver con la otra.

     — Novia falsa — aclaré.

     Los vientos helados de la avenida estaban traspasando mi blusa, desee no haber abandonado el ambiente cálido del restaurante sin abrigarme y con el alcohol desbordando en mi sangre. Estoy segura que no esa no era una buena combinación, menos si quería iniciar una discusión. Pero ahora eso no importaba, ya que tenía la oportunidad perfecta frente a mí. 

     Oigan, sin juzgarme, pero me había quedado sin opciones estando al borde de convertirme en el siguiente objetivo de mi madre en su era de casamentera.

     — Finge ser mi novia este fin de semana en la boda de mi hermana.

     — Estás bromeando — mi rival del trabajo analizó mi lenguaje corporal, como si yo hubiera enloquecido, tal vez esperaba que yo me riera en cualquier segundo.

     — ¿Quieres que perdone tu pequeño sabotaje o no?

     — ¡Nunca te sabotee, Nakamoto! — se exaltó, demostrando también que el alcohol le había quitado un poco de su perfecto autocontrol.

     — Solo di que aceptas — sonreí por dentro viendo su cara roja, avergonzada por haber gritado — Son como unas mini-vacaciones.

     Después de unos segundos y que controlara su respiración, Kikuchi recuperó el tono natural de sus mejillas, también recuperando esa actitud de superioridad que siempre tenía — Bueno, si admites que mi defensa en el caso de hoy fue la mejor que presenciaste en tu vida.

     La sonrisa se borró de mi cara, en una situación normal jamás, pero jamás, ni aunque me pagarán un millón de dólares diría algo así. Ni siquiera quise estar en su dichoso juicio, había sido llevada/obligada a ir por el mismísimo director del bufete al que pertenecemos. Y sí adivinaron, fue por pedido de la abogada Kikuchi que esto sucedió. Era como restregarme en la cara que ella se quedó con mi caso, eso y tenerme en la cena de celebración escuchando a toda los socios halagándola.

     Pero tenía que tragarme el orgullo.

     — Tal vez está como uno de los mejores diez que vi — dije asegurando mi trato.

     Kikuchi sonrió, era su sonrisa engreída y presumida de siempre. Como la detestaba.

     Gracias por esto, madre.

     Mi mamá ha estado obsesionada con las bodas desde que tengo juicio de razón, su propia boda fue su sueño hecho realidad. Cuando íbamos a matrimonios de familiares o amigos cuando era aún niña, aprovechaba para enseñarnos a mis hermanas y mí que cuando creciéramos tendríamos bodas tan lindas como esas. En ese entonces, creía que era emocionante, pero conforme fui creciendo, el tema ya no me interesaba tanto.

     — Ninguna de mis hijas se quedará solterona mientras yo esté viva para evitarlo — afirmó una vez en una de sus reuniones semanales con mis tías, mientras comían galletas y tomaban té.

gomen, horechatta kamo... sumoa♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora